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Caso Hermosilla: ¿qué tan corrupto es Chile?

Un escándalo que involucra a elites políticas y al Poder Judicial golpea a un país tradicionalmente percibido como uno de los menos corruptos de América Latina. ¿Qué lecciones deja este caso?

Cada nuevo detalle amplía la magnitud y el alcance de este escándalo en que están conectados empresarios, una autoridad policial, personal del servicio tributario, jueces de la Corte Suprema y miembros del pasado gobierno de Sebastián Piñera.

Las grabaciones de conversaciones y los chats del teléfono celular del influyente abogado chileno Luis Hermosilla, quien en un audio reconoce abiertamente estar cometiendo un delito, dan cuenta de una intrincada red de conexiones, millonarios pagos y favores a alto nivel. Actualmente en prisión preventiva, está formalizado por soborno, fraude tributario y lavado de activos.

El llamado “caso audios”o “caso Hermosilla” contrasta con las buenas calificaciones de Chile en el Índice de Percepción de la Corrupción. Dentro de América Latina, figura en segundo lugar después de Uruguay. El resto de los países de la región “están en general muy por debajo. Y si se lo compara con la OCDE, Chile está al nivel de los países promedio, que son países desarrollados”, señala a DW el economista chileno Eduardo Engel, director del centro de estudios independiente Espacio Público.

¿Era más corrupto Chile de lo que se pensaba? “Este es un caso muy grave, crecerá mientras más información se filtre. Será calificado entre los más graves en Chile hasta ahora de este siglo y tendrá repercusiones, incluyendo cómo se interpretan escándalos de este tipo y qué hacer sobre el tema”, dice a DW el economista chileno Daniel Kaufmann, presidente emérito del Instituto de Gobernanza de los Recursos Naturales, organización con sede en Nueva York.

Debilidades de la institucionalidad chilena

“Chile solía ser el país menos corrupto en América Latina, según los indicadores tradicionales, incluyendo los nuestros, en el Worldwide Governance Indicators, WGI. Ya hace tiempo empeoró y Uruguay es el mejor calificado en la región. Y no es un secreto que Chile siempre ha padecido de corrupción a nivel municipal, la cual no se mide bien en los índices globales”, observa Kaufmann.

A esto se suman las conocidas debilidades en el poder judicial, afirma Engel: “Hay un problema serio en cómo se nominan ciertos cargos. Una serie de nombramientos que se prestan fácilmente para tráfico de influencias y de favores, lo que es central en los escándalos que estamos conociendo”. El académico de la Universidad de Chile menciona la falta de transparencia en el sistema de nominación de notarios y conservadores de bienes raíces, que involucra al poder judicial y al poder político.

A pesar de medidas para prevenir o detectar a tiempo, Engel explica que la gran mayoría de estos escándalos de corrupción termina saliendo a la luz por una persona que, enojada con otra, revela la situación para perjudicarla. Así ha sido en el mundo, y Chile, donde el centro de investigación periodística CIPER hizo público el caso, no es la excepción.

“Más capturado que corrupto”

“La gente percibe que hay dos tipos de justicia y que hay personas que tienen un acceso privilegiado. Eso agrava una crisis de confianza en las autoridades y en las instituciones”, apunta Engel. El caso Hermosilla refuerza la sensación de que el poder y el dinero pueden pasar por encima de las normas, o que están hechas para beneficiar a una minoría, en un país altamente desigual.

Kaufmann habla de riesgo de captura del Estado: “Ha habido influencia indebida de elementos de la elite hacia el sistema judicial, político y de políticas, incluyendo redes sofisticadas de tráfico de influencia”.

El experto en gobernanza y anticorrupción señala que el país sudamericano es “más capturado que corrupto. Las mediciones que hemos hecho muestran que ha habido niveles relativamente elevados de captura del Estado por mucho tiempo, comparado con países como Uruguay, y comparado con los niveles de corrupción tradicional en Chile”.

No obstante, observa que “Chile no es todavía un Estado totalmente capturado. Está a años luz de países como como Hungría, Venezuela, Nicaragua, México o Rusia. Si el liderazgo reacciona como se debe, se puede prevenir una captura más profunda”.

Aprender de la lección

“Escándalos de corrupción hay en todos los países, también en los más desarrollados. Los que tienen buen control de la corrupción no es que no tengan escándalos, sino que son capaces de reaccionar ante ellos, entender qué llevó a eso, tomar las medidas para ir a la causa más profunda, fortalecer las instituciones y hacer las reformas que permitan evitar que se vuelvan a producir”, subraya Engel.

Como ocurrió en Chile con el gran escándalo de financiamiento ilegal de la política en 2015, que motivó cambios legales. “Ahora probar que alguien cometió cohecho es mucho más fácil y las penas son mayores”, indica el economista, quien presidió la comisión encargada por la presidenta Michelle Bachelet para aportar recomendaciones. En 2018, tras otro bullado caso, el país aprobó una reforma a la ley antimonopolio que incluye condena de cárcel.

“Efectivamente es gravísimo lo que se ha destapado en el poder judicial. Chile tiene un desafío grande”, advierte Engel. Los expertos coinciden en que será clave la capacidad de liderazgo para emprender las reformas necesarias. Por su parte, Kaufmann apunta a un cambio de enfoque, “en vez de la mirada tradicional de una transacción entre un par de individuos involucrados en un soborno o cohecho, es el momento de destapar y entender cómo funcionan las redes de captura, cada una con sus prominentes multi-actores y varios mecanismos complejos”.

Asimismo, mejorar la prevención y detección, con métodos de fiscalización e “incentivos para el destape de casos complejos de redes de captura”, aporta. Es también la oportunidad de avanzar en la reforma para la nominación de notarios, que por años no ha tenido progresos. Frenar y sancionar la corrupción es además fundamental en medio del aumento del malestar ciudadano y la percepción de impunidad de ciertos grupos, lo que puede ser germen de nuevas revueltas sociales.

“El avance en todos estos temas es a punta de escándalos. Se van reformado leyes y se van llenando vacíos. Yo creo que Chile tiene la capacidad institucional para reaccionar, pero está por verse si van a estar los liderazgos políticos que lo lleven adelante y que vayan a los problemas estructurales. Es de esperar que el Ejecutivo y el Congreso logren reformas y que los grupos que en tiempos normales vetan estos avances, ahora no lo hagan”, concluye Engel.

Por Victoria Dannemann-DW