La politóloga y magíster en Estudios Latinoamericanos Cecilia Alonso reflexionó sobre los desafíos que propone la explotación del litio en Argentina.
Agencia Paco Urondo: El litio aparece como la principal estrella de la minería en el mundo, Argentina tiene una de las principales reservas ¿Qué debemos hacer? ¿Explotarlo y venderlo, darle valor agregado?
Cecilia Alonso: Antes que nada, decir que cuando un recurso natural toma notoriedad, del cual tenemos reservas y aparece esa oportunidad de “salvarnos”, desde quienes estamos asesorando a la industria o pensando qué capacidades tenemos para aprovechar ese recurso, siempre pensamos en su industrialización. La venta de un comodities como puede ser el litio tiene su particularidad, porque no hay un precio internacional para este mineral, sino que en este momento tiene que ver más con la especulación o el entramado de negocios. Uno tiende a pensar “tenemos el recurso, acá hay una oportunidad”. Y eso es cierto sólo en parte. Si bien tenemos muchísimas reservas, no tenemos tanta producción como Australia o China, que tienen menos reservas que nosotros. Hay una complejidad que arranca ya en la producción, desde la extracción del mineral.
APU: En el triángulo del Litio (Argentina, Bolivia y Chile), el país trasandino es el que más avanzado está y Bolivia no tiene producción ¿verdad?
C.A.: Hay quienes dicen que la forma en que se administra ese recurso hace una diferencia entre los 2 países. Argentina, desde la constitución del 94 define que el recurso es de las provincias y el permiso de explotación lo asignan estas mismas. En un país federal como el nuestro, esta complejidad no es menor. Los acuerdos en torno a qué orientación debería tomar esa estrategia requiere de la decisión de los estados provinciales. Por un lado, tenés las cuestiones macro de cómo se está manejando el recurso: no tiene un precio uniforme, hay escasez, quienes agregan valor a la cadena terminan siendo socios de las operadoras mineras para garantizárcelo. Dentro de este marco, tenemos una oportunidad y no es, exactamente, por el lado del desarrollo de baterías, contrario a lo que uno podría pensar.
Tenemos instituciones científico tecnológicas muy fuertes, de muchísima trayectoria y a la vanguardia del mundo y muchos se preguntan por qué no las podemos hacer acá. En realidad, no se trata de qué podemos sino de qué conviene hacer. Y ahí entran a jugar el precio y las oportunidades de comercialización. Cuando hablamos de baterías, el principal jugador es China, los costos y escalas productivas de ese país no tienen nada que ver con lo que podríamos desarrollar a nivel nacional. Además de que nos estamos subiendo bastante tarde. De hecho, hay nuevas tecnologías y disputas por cuál va a ser hegemónica. Qué tipo de valor le podemos agregar sin entrar en la batería, que implica una economía de escala que necesita muchísimo volumen para ser competitivos cuando recién estamos queriendo aprender a hacerlo, con un material que es muy inestable y complejo de manipular.
Lo que identificamos en forma clara es una vacancia en lo que tiene que ver con los dos puntos de la cadena de valor. Aguas arriba, en lo que es la etapa minera, y en la etapa final, que todavía tiene una escala muy grande en el mundo, que es el reciclado de baterías. Es una oportunidad porque existen ya, hoy, capacidades locales para ofrecer servicios y tecnologías para desarrollar procesos que se utilizan en esas 2 etapas y que son de altísimo valor agregado y gran demanda, por necesidad de escala de mayores tecnologías o de certificaciones específicas por partes de algunos organismos internacionales.
APU: Vos decís que una posibilidad está en el reciclado de baterías ¿Hay experiencia en Argentina sobre este tema?
C.A.: En Argentina no, en el mundo. Lo que sí hay en nuestro país es algunas empresas que han desarrollado tecnología. No sé si tenés conocimiento de que se está exigiendo que las operadoras mineras tengan un proceso de extracción directa del litio. Es un proceso que está en la frontera tecnológica, hoy. Hay empresas rusas, chinas y norteamericanas que tienen esa tecnología y que están empezando a ofrecerla a las operadoras con un modelo de asociación. Y es un proceso que, por ejemplo en la salmuera, baja el tiempo de cosecha de 18 meses a un par de horas. Es una apuesta muy fuerte, hay pocas empresas que la estén desarrollando a escala industrial. Hay una empresa argentina, Laring S.A., que desarrolló y patentó junto a la UBA un método de extracción directa, electroquímico, en este caso, y que está necesitando llevarlo a escala.
Hay necesidades muy concretas de acompañamiento del Estado para poder atender a una demanda. Ese método ya está probado a escala laboratorio y es una de las tecnologías que se usa para la recuperación de baterías de litio en un medio acuoso. Hablo de reciclado porque hay diferentes formas de darle tratamiento a esas baterías en desuso, también se realiza la destrucción mecánica y la separación de los metales y la materia negra, que se venden por lados diferentes. El reciclado significa recuperar los metales que tengan valor de mercado, que serían casi todos. Además de que es más sustentable, bajaría la demanda de materiales en el futuro. La cantidad de baterías para reciclar, en 2 décadas, va a ser bastante alta.
APU: ¿Ves que las autoridades, tanto a nivel nacional como provincial, están bien encaminadas en pensar cómo agregar valor a la cadena del litio o están pensando en que una empresa explote el mineral y le deje alguna inversión?
C.A.: Creo que se están haciendo esfuerzos tanto a nivel provincial como nacional. Una buena señal de eso es la conformación, el año pasado, de la Mesa Nacional del Litio, que la integran las 3 provincias y la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación. Hay intenciones de agregar valor, localmente. Lo que dificulta es la capacidad de lobby que tienen las operadoras mineras. Ahí es bastante débil la capacidad que tienen, sobretodo, las provincias, de afrontar o poner condiciones a estas empresas transnacionales cuando la necesidad de conseguir dólares y promover las actividades exportadoras es muy fuerte. Otro punto es que, por más que el recurso sea de las provincias, el sistema científico tecnológico es nacional, está vinculado a sus universidades, al CONICET. En ese sentido, no podemos promover un desarrollo del Litio con capacidades de esta envergadura si no pensamos de forma federal. Y después, sacar esta idea de que tiene sentido hacer batería. Tendría sentido si el objetivo fuera crear empleo, abastecer a una empresa pública, que hubiera un proyecto con esas características detrás, que no sería sustentable desde lo económico, tendría otros objetivos sociales o de soberanía.
“Tenemos una oportunidad y no es, exactamente, por el lado del desarrollo de baterías, contrario a lo que uno podría pensar”.
APU ¿Realmente, la constitución del 94 le dio todo el poder a las provincias? Porque hay una cantidad de impuestos y regalías que cobra Nación que obligan a pensar en una negociación entre ambos gobiernos. Nación, por ejemplo, aumentando retenciones, le complejiza a las provincias la relación con la empresa.
C.A.: No lo sé, sospecho que políticamente no hay intención de posicionarse, por parte del Estado Nacional, de esa forma. Implicaría generar un foco más de tensión con los gobernadores. La intención es negociar, llegar a acuerdos. De hecho, el año pasado, hubo un escándalo por la subfacturación de una de las operadoras en Catamarca, en el proyecto Fénix, y ahí estuvo la AFIP interviniendo para ajustar esa situación.
APU: Volviendo a lo del sentido común, cuando aparecen fenómenos como la subfacturación o declaraciones a propia voluntad de la empresa, en las dos cuestiones intervienen entidades nacionales, no son provinciales.
C.A.: El Estado Nacional tiene, sin dudas, un rol dentro de este esquema, pero, en definitiva, la decisión sobre el recurso es de la provincia. Es un límite complejo. Ahí juegan muy fuerte las cuestiones políticas entre gobernadores y presidencia. Pero acuerdo que desde lo impositivo y lo regulatorio, hay aspectos que recaen sobre el Estado Nacional. Bueno, es más, en la Mesa del Litio está participando presidencia. Me parece que es una buena señal.
APU: A partir de las expectativas de crecimiento de la minería en el país ¿Argentina debería construir una empresa nacional minera, como si fuera una YPF, en este rubro?
C.A.: No lo sé. Tenemos 2 proyectos en operación y 4 más que lo harán a corto plazo, uno lo están anunciando para agosto, y 36 en etapa preoperativa. Creo que radicaría en la pregunta de para qué lo haríamos. Es un poco la discusión entre el modelo boliviano y el modelo chileno. Cualquier modelo es válido, para mí. Si hay explotación privada y suficiente control del Estado para que se garantice una cuota parte que quede en el país, por ejemplo, con la que se pueda hacer investigación o que las empresas puedan probar procesos, desarrollar tecnologías, hay mecanismos como para que eso funcione. También me parece que puede funcionar con un modelo de explotación pública, muchas veces ponen a Bolivia como un fracaso, pero, para mí, no depende del modelo de gestión sobre esa explotación, sino que tiene que ver más con el marco que se le quiere dar. Ningún modelo es bueno o malo, per se, depende mucho de cómo estemos fortalecidos para darle un marco a eso y que las capacidades locales existentes, incipientes o, incluso, más fortalecidas, tengan posibilidad de desarrollarse, se hagan valer y no seamos Potosí.
Por Enrique de la Calle-Agencia Paco Urond