Tráfico de drogas, trata de personas, robo de autos y el ingreso de criminales vinculados con el Tren de Aragua son algunos de los desafíos que enfrentan las autoridades chilenas en su frontera norte.
Chile tiene una extensa frontera con Perú, Bolivia y Argentina. Por razones geográficas y orográficas, son los límites del norte los más difíciles de controlar, y donde la lucha contra toda clase de delitos ocupa día y noche a las autoridades. Colchane, pequeña localidad que ganó atención en 2021 por una crisis migratoria sin precedentes en la región, es una zona caliente, donde la aduana chilena, con el apoyo de Carabineros, Policía de Investigaciones y el Ejército, tiene una ardua labor.
“Los principales delitos que tenemos en Colchane son el tráfico de drogas y migrantes, el contrabando tanto de ingreso como de salida, y una figura que nos ha llamado mucho la atención en el último tiempo, que es el contrabando de dinero”, dice a DW el coronel de Carabineros Adrián Andrades, jefe de la Prefectura de Iquique. Recuerda el impresionante caso de un ciudadano boliviano que intentó ingresar a Chile con 1.200.000 dólares en efectivo. Actualmente se investiga su relación con el crimen organizado.
De pie junto a un mapa de la región, la fiscal jefe de Tarapacá, Trinidad Steinert, muestra los puntos por donde cruzan inmigrantes y también grupos organizados de delincuentes. “Si se fija, al lado de Colchane está Pisiga, y el hecho de que Bolivia tenga poblados cercanos hace que el ingreso de manera irregular sea más fácil. La geografía es plana, no tienes que bajar y subir montañas, sino solo avanzar”, explica. Intenta dar un contexto, una explicación al porqué de la afluencia de personas por esta zona. “Pero es importante decir que no todo extranjero viene a cometer delitos y no todo extranjero que ingresa a nuestro país, de forma regular o irregular, es delincuente”, resalta, por si hiciera falta.
El Tren de Aragua
El problema, reconocido por autoridades del gobierno anterior y del actual, es que en el ingreso masivo y descontrolado de personas a través de Bolivia no solo llegaron ciudadanos honestos en busca de oportunidades. “Acá el crimen organizado es complicado. Esto ya no es como hace unos años, cuando entraban extranjeros a robar animales a los poblados. Ahora no, entran organizaciones y bandas trasladando millones de pesos en contrabando de cigarros y drogas”, explica Andrades.
Y si se habla de crimen organizado, el nombre del Tren de Aragua salta a la mesa de inmediato. En ese aspecto, al menos, las autoridades locales pueden dar buenas noticias. “El Tren de Aragua es una organización criminal que viene de Venezuela y se instala en la región de Tarapacá a cometer distintos tipos de delitos: homicidios, secuestros, extorsiones, amenazas, tráfico de drogas, trata de personas. Acá logramos desarticular esta banda luego de una extensa investigación y ahora estamos ad portas del juicio oral, en marzo de 2025, donde para algunos de los 12 detenidos, varios de ellos cabecillas del grupo, estamos pidiendo presidio perpetuo calificado”, dice Steinert.
La fiscal, que trabaja en el Ministerio Público desde 2005, tiene muy claro que en Chile siempre hubo homicidios, pero nunca de la brutalidad vista en los últimos años. “En Venezuela las personas que están vinculadas al Tren de Aragua cometen homicidio mediante tortura, se graban asesinando para mandar señales y hay mucha intención de controlar territorio por la existencia de un negocio criminal de fondo”, sostiene. Algo similar ocurre con bandas colombianas.
“Recientemente pudimos desarticular otra banda, que se llama Los Chota, que estaba relacionada con un triple homicidio en Alto Hospicio. La diferencia es que en sus homicidios no usan armas de fuego, sino garrotes. Las víctimas también fueron torturadas, y casi todos los acusados, la mayoría de origen colombiano, estaban dedicados al tráfico de drogas, de armas, además de tener otros delitos, como amenazas, extorsiones y secuestros”, señala Steinert. Pero hay algo más: estos delincuentes expulsaban de sus casas a pobladores bolivianos que viven en Chile, quienes -por estar en situación irregular- generalmente no denuncian lo ocurrido, y dichos delitos quedan impunes.
Mejora de capacidades
“En Colchane hay 14 pasos no habilitados y en los 366 kilómetros que tenemos de frontera con Bolivia en la región de Tarapacá, son 31 en total”, detalla Andrades, tratando de dar una magnitud de las extensiones territoriales que debe vigilar su personal desplegado en la zona. La presencia del Ejército ha permitido aumentar las capacidades de resguardo, un punto que destaca la delegada presidencial en la provincia del Tamarugal, Camila Castillo.
“El Gobierno del presidente Gabriel Boric seguirá trabajando hasta el último día para dejar capacidades instaladas en el Estado de Chile en materia de control de fronteras que nos permita no solo controlar la migración irregular, sino también el contrabando, el narcotráfico y otros delitos fronterizos que ponen en riesgo a las comunidades del país”, señala a DW. Asimismo, destaca la caída en un 40 por ciento de los ingresos irregulares, en gran medida gracias al despliegue del Ejército.
Además, agrega, se ha implementado un sistema “para un registro biométrico de voz, rostro y huellas dactilares de quienes ingresan por pasos no habilitados. El punto de comparación para evaluar estas medidas es que, antes del 2022, los ingresos irregulares no eran detectados ni registrados, por lo que no sabíamos cuántos ni quiénes eran quienes entraban a Chile”.
Robo de autos
Otro de los ilícitos que preocupa a las autoridades chilenas es el robo de vehículos, tanto en Iquique como en Santiago y otras regiones, los que luego son vendidos en Bolivia tras cruzar la frontera a través de pasos no habilitados. “Carabineros desde hace un tiempo tiene un trabajo muy coordinado con la policía boliviana con la finalidad de evitar la salida de vehículos con encargo por robo, y además detectar organizaciones criminales. Este trabajo nos ha permitido desarticular bandas e incautar vehículos”, asegura Andrades.
“También desarticulamos una banda hace poco que robaba camionetas mineras y se las llevaban a Bolivia, donde las venden o cambian por droga. Por desgracia es muy fácil cruzar la frontera en auto, en parte porque hay caminos ancestrales, huellas que los chuteros, que es como se llaman estos delincuentes, siguen hasta llegar a Bolivia”, cuenta Steinert. Incluso al exalcalde de Colchane, Javier García, le sustrajeron una camioneta fiscal el año 2021. Ese vehículo nunca fue hallado.
Por Diego Zúñiga -DW