Uno de cada 10 habitantes es dentista. Cientos de norteamericanos llegan a diario para ahorrarse miles de dólares en tratamientos odontológicos.
Es un apacible pueblo de frontera, el más septentrional de América Latina. Su nombre oficial, Los Algodones, no le hace justicia. Por eso, todos lo conocen como “Ciudad Molar”, un centro dental a cielo abierto donde proliferan las clínicas odontológicas.
Su ubicación es estratégica. Situado en el extremo norte del estado mexicano de Baja California, está a un paso de California y Arizona, en los Estados Unidos. Miles de estadounidenses, y hasta canadienses, llegan allí con un solo propósito: arreglarse la dentadura a precios mucho más económicos que en sus lugares de origen.
“La mayoría no tiene un seguro dental. Entonces un tratamiento prolongado que en Estados Unidos puede costar entre 70 a 80 mil dólares, aquí lo pagan de 15 a 20 mil”, dijo a TN el gerente de marketing de la clínica Vivant Smile Design, Zahid López.
Cómo es Ciudad Molar, el pueblo que hizo de la industria odontológica su modo de vida
Los primeros centros odontológicos de Los Algodones surgieron en 1960. Pero el fenómeno estalló con el comienzo del nuevo siglo, cuando los tradicionales bares empezaron a cerrar y fueron reemplazados por clínicas dentales.
Los habitantes locales vieron el negocio. Estaban a pocos kilómetros de varias ciudades estadounidenses fronterizas, como Yuma, en Arizona. Los norteamericanos llegaban en busca de precios más económicos para aprovisionarse y hasta para atenderse sus problemas dentales. Entonces, de a poco, el pueblo se llenó de dentistas llegados desde todo México.
Hoy Los Algodones tiene 5000 habitantes. Se calcula que 500 son odontólogos. Una de cada 10 personas es dentista. Pero no solo eso: alrededor de esta industria dental crecieron una serie de negocios como hoteles, restaurantes, farmacias, ópticas, veterinarias y clínicas para la tercera edad o especializadas en audición o atención cosmética.
“En la temporada alta, en invierno, pueden llegar hasta 10.000 turistas en un solo día. En promedio son 3000. Aquí se los conoce como los ´snow bird´, los pájaros de la nieve, porque llegan cuando bajan las temperaturas”, dijo a TN la exdelegada municipal de Los Algodones Morayma Medellín.
Pero en verano el flujo decae. Las temperaturas llegan hasta los 50°C y espantan a los estadounidenses, acostumbrados a un clima más frío. “Es la temporada mala, de mayo a octubre, cuando llegan unos 500 turistas diarios”, dijo Medellín.
Los Algodones, la capital mundial de los dentistas
Hoy, Los Algodones es conocida como la capital mundial de los dentistas. Del otro lado de la frontera, custodiada por una valla, se la llama simplemente “Molar City”, o Ciudad Molar.
Los turistas llegan hasta el límite en automóvil. El pueblo está a menos de cinco horas en auto de Phoenix, San Diego, Tucson y Los Ángeles. Yuma, la ciudad estadounidense más cercana, está a solo 8 minutos de carretera. Entonces dejan su vehículo en un enorme estacionamiento para 5000 espacios ubicado del lado estadounidense y cruzan a pie a Los Algodones.
“Nosotros los vamos a buscar al paso fronterizo. Pero ya cuando cruzan están en el centro. La primera clínica está a 10 metros de la valla. El pueblo está pegado a Estados Unidos. Las clínicas se ubican en un radio de tres cuadras a la redonda”, dijo López.
Se calcula que hay unas 300 clínicas odontológicas, una al lado de la otra, en sus cuatro calles centrales.
Algunos turistas llegan, se atienden y vuelven a su país en el mismo día. Pero otros se quedan hasta cinco días para someterse a tratamientos prolongados. Entonces la economía se mueve hacia otros establecimientos, como hotelería y locales gastronómicos.
El pueblo, en especial en temporada alta, es un hervidero. Todo está organizado para atender al turista. Por eso la gran mayoría de los mexicanos es bilingüe. Los empleados y los profesionales manejan el inglés para poder comunicarse con los visitantes.
Ciudad Molar, un pueblo tranquilo y sin crimen organizado
El pueblo, según afirman sus residentes, es tranquilo. Los peligrosos carteles mexicanos no se acercan hasta allí. No encuentran mano de obra. ¿La causa? El pueblo gira alrededor de las clínicas dentales y no hay exclusión social en un lugar pequeño y de gran movimiento económico.
“El crimen organizado no existe en el área. Está en las grandes ciudades de Baja California, como Mexicali. Aquí todos trabajan para el turista. Los carteles no se meten. No hay violencia. La ciudad es muy segura”, dijo López, oriundo de la vecina San Luis.
Morayma Medellin, nacida y criada en Los Algodones, fue testigo de la enorme transformación de su pueblo en las últimas décadas: “Nací y crecí en este hermoso pueblo fronterizo, lleno de gente noble y trabajadora y me siento orgullosa de su crecimiento”, concluyó.
Por Marcelo Izquierdo-TN