Hoy, la Tierra Colorada contempla dos maneras de entender y practicar la política. Por un lado, está la comprensión de que la política no debe trasladar sus problemas a la gente, sino proporcionar soluciones. Por otro, están aquellos que ponen los cálculos electorales por encima de las necesidades de la población, preocupándose más por las internas que por lo que les sucede a los misioneros.
Obligar a las personas a votar tres o cuatro veces al año para resolver problemas internos y gastar millones en el proceso es trasladar esos problemas a la gente. Esto siempre fue comprendido por el Frente Renovador de la Concordia, razón por la cual votó a favor de suspender las PASO. En cambio, el Radicalismo misionero parece haber perdido su rumbo, priorizando los cálculos electorales sobre las necesidades de la población. Enfrentando una profunda crisis interna con renuncias y disputas entre dirigentes, sus líderes se alejan cada vez más de la gente, enfocándose en sus propios intereses. Los pocos dirigentes que quedan muestran un papel lamentable.
La política debe ser un instrumento para enfrentar y resolver los problemas de las sociedades democráticas. Cuando no cumple esta función, los ciudadanos pierden la confianza en las instituciones y se alejan de los valores y pactos implícitos que toda nación debe mantener, lo que se conoce como el contrato social. Así, este lazo que une a la población comienza a deshacerse lentamente, y con el tiempo, de manera casi imperceptible, los cimientos de la sociedad empiezan a agrietarse.
A medida que las sociedades avanzan, la política debe ser un hilo conductor que ofrezca soluciones, no un obstáculo. La Renovación ejemplifica esta buena política al apoyar medidas como la suspensión de las PASO, beneficiando a argentinos y misioneros. Su compromiso con el servicio público y la coherencia en sus decisiones reflejan una política que verdaderamente sirve al pueblo.
Tras un intenso debate en el Congreso de la Nación, el Misionerismo aportó los votos necesarios para suspender las PASO, ayudando al presidente Milei en su objetivo de normalizar la economía y reducir el gasto innecesario del Estado.
Para la Renovación, esta decisión es coherente, ya que en Misiones nunca se han realizado PASO para cargos provinciales y el partido de gobierno evita internas para no trasladar sus problemas a la población. A la gente hay que darle soluciones en lugar de hacerles votar tres o cuatro veces al año.
Con el voto de los senadores Renovadores, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut, el Senado de la Nación aprobó la suspensión de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) previstas para este año. La medida, impulsada por el Gobierno, obtuvo 43 votos a favor, 20 en contra y 6 abstenciones.
Rojas Decut expresó: “Votaremos por la suspensión de las PASO. Son un gasto innecesario para el Estado”. En ese sentido, sostuvo que “el Estado no puede financiar los problemas internos de las candidaturas de los partidos políticos”.
La coherencia con la voluntad popular es el principal fundamento de la decisión tomada por el bloque. Tanto el gobernador Hugo Passalacqua como los legisladores locales subrayaron la importancia de alinear las acciones políticas con lo que el pueblo misionero expresó a través de las urnas.
Lejos de la gente
“Nos empieza a dar un poquito de vergüenza pertenecer al radicalismo”, afirmó el concejal Pablo Velázquez, reflejando el sombrío panorama del radicalismo misionero, que enfrenta una profunda crisis interna marcada por renuncias y disputas entre dirigentes.
Alejados de la gente y centrados en sus propios intereses, los pocos dirigentes que quedan están desempeñando un papel triste, mostrando egoísmo y ambiciones que superan cualquier preocupación por las necesidades sociales.
Hace algunos años, el radicalismo se alió con Macri con el objetivo de obtener cargos nacionales y aprovechar los votos del presidente para ganar alguna elección en Misiones.
Tras fracasar en 2023 con Juntos por el Cambio, han vuelto a la especulación política, intentando que un dirigente nacional les permita ganar consideración entre el electorado misionero, del cual se alejaron hace años al priorizar sus intereses personales.
El PRO enfrenta una situación similar, agravada por ser un partido vacío, sin dirigencia ni representatividad. Los pocos integrantes luchan por los primeros lugares en las listas, sin reconocer que otros políticos interpretan mejor el rol de la derecha, quedando atrapados en su propio laberinto y encaminados a la extinción.
En Misiones, tanto el PRO como el radicalismo carecen de proyecto político y modelo de provincia. Se limitan a criticar a quienes gestionan y a depender de dirigentes nacionales para obtener cargos o ventajas.
Además de Pablo Velázquez, otro dirigente destacado como Osvaldo Navarro ha sido muy crítico con su propio partido. En declaraciones, desmintió haber firmado una nota con otros radicales expresando su alineamiento a La Libertad Avanza. “Yo no firmé esa nota. Yo conocía el documento, pero creí que iba a ser para consumo interno, no que se iba a hacer público”, dijo, reflejando la falta de respeto hacia los miembros del partido y los acuerdos internos.
Con un partido en crisis y sin un proyecto claro, Navarro apuesta por el diálogo con otras fuerzas políticas misioneras para encontrar un camino hacia el desarrollo. “Tenemos que hablar con todas las fuerzas políticas, y si no tenemos un proyecto claro, no podemos esperar que la gente se quede esperando”, concluyó.
Por Fernando Retamozo