Los acusados de matar a Fernando Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell, se encuentran cumpliendo prisión preventiva en el penal de Melchor Romero.
“En la cárcel les gritan asesinos“, dijo Javier Thompsen, padre de Máximo, uno de los rugbiers más complicados, a cuatro meses del violento asesinato de Fernando Báez Sosa. Con la frase describió parte de la vida que llevan hace meses los ocho acusados, que cumplen con la prisión preventiva en la Alcaidía La Plata N°3, en Melchor Romero.
Sin celulares y con menos salidas al patio de las posibles, para evitar su cruce con otros internos, pasan el encierro Máximo Thompsen, Ciro Pertossi, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi, Matías Benicelli y Lucas Pertossi. Divididos en dos grupos, algunos más volcados al ejercicio dentro de las celdas y otros más dados a la lectura.
Fuentes judiciales confirmaron que si bien en abril Luciano y Lucas comenzaron con periodos depresivos visibles, los imputados están integrados en un grupo abroquelado. “Se mueven juntos para todo y se contienen”. El crimen de Fernando se produjo cerca de las 4.40 de la madrugada del sábado 18 de enero frente al boliche Le Brique, en pleno centro de Villa Gesell, cuando el joven fue atacado en plena vía pública, a patadas y trompadas.
La escena quedó registrada por cámaras de seguridad y teléfonos celulares, por lo que horas después fueron detenidos como autores del crimen los rugbiers que estaban de vacaciones y se alojaban en una casa cercana al boliche. Los ocho detenidos en Melchor Romero quedaron imputados por “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” de Fernando y por las “lesiones” que sufrieron sus amigos.
En tanto, como “partícipes necesarios” de esos delitos están acusados, aunque en libertad, Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (19). Según fuentes penitenciarias, la semana pasada Viollaz pidió que lo llevaran a la sala médica de la unidad penal porque refería algunos dolores físicos.
Luego de un chequeo de rigor, el médico de la unidad confirmó a las autoridades que “no presentó anomalías diagnósticas“. Él es uno de los señalados como uno de los más retraídos y angustiados por el futuro de la causa. Por otro lado, aunque parecía imposible, la cuarentena los aisló aún más.
Detenidos en tiempo de cuarentena
Desde que comenzó el brote de Coronavirus, con el objetivo de prevenir su ingreso a las cárceles del país, una disposición del Ministerio de Justicia bonaerense prohíbe el ingreso de visitas a los penales y restringió el ingreso de productos. Sin el beneficio del celular, que sí tienen otros detenidos, a los rugbiers les queda el contacto telefónico tradicional de una hora por día.
Pero esa no es la peor noticia que les trajo la pandemia, además, el mes pasado supieron que los peritajes psicológicos y psiquiátricos, al igual que otros informes socioambientales, que habían sido solicitados por el juez de Garantías de la causa, David Mancinelli, dependen del fin de la cuarentena, por lo cual su estadía en Melchor Romero podría extenderse hasta entonces, después de haber recibido una negativa por el beneficio de prisión domiciliaria.
Fuente: Crónica