Los ocho acusados pidieron anular sus declaraciones, apartar a la fiscal y dejar sin efecto las prisiones preventivas en su contra.
Los ocho rugbiers detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa, cometido el 18 de enero último en Villa Gesell, esperan que esta semana la Cámara de Apelaciones y Garantías de Dolores resuelva sus pedidos para anular sus declaraciones indagatorias, apartar a la fiscal de la causa y hacer cesar las prisiones preventivas en su contra.
Mientras tanto, los acusados permanecen alojados en la Alcaidía La Plata 3, en Melchor Romero, donde están en celdas de a dos en el mismo Pabellón 6, en el que a partir de la expansión del coronavirus pasan un poco más inadvertidos para el resto de los presos.
Por su parte, el fiscal general de Dolores, Diego Escoda, ya emitió un dictamen ante la Cámara en el que sostuvo que el recurso de la defensa debe ser rechazado por “inadmisible”.
Por el crimen, Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (19), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (19), Ayrton Viollaz (20), Luciano Pertossi (18), Matías Benicelli (20) y Lucas Pertossi (20) siguen detenidos en la alcaidía de Melchor Romero. Tienen dos horas de recreo diarias para salir al patio, tiempo que aprovechan para estar los ocho juntos. Lo hacen en horarios distintos al resto de los reclusos. En tanto, llevan sus viandas a sus celdas.
Antes de la pandemia del coronavirus, el resto de los internos los insultaban y les gritaban desde las ventanas. Sin embargo, esa hostilidad no se repitió.
Según se precisó, los parientes no tienen contacto directo con ellos, sólo les dejan la comida y hablan a través de los teléfonos de la alcaidía ya que hasta el momento los rugbiers no registraron celulares en el marco del nuevo protocolo del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) que ante el coronavirus y la cancelación de las visitas presenciales autorizó el uso de los mismos con determinadas restricciones.