El electrodoméstico fue fundamental para que la joven marplatense sospechara que el actor le era infiel y comenzara a investigar
Fede Bal y Sofía Aldrey se separaron luego de casi tres años en pareja con algunas idas y vueltas. Apenas trascendió la noticia, en LAM (América) Yanina Latorre aseguró la semana pasada que la joven marplatense “lo dejó por infidelidades reiteradas, mucha falta de respeto”. Lo llamativo es que por el lavarropas se dio cuenta de que el hijo de Carmen Barbieri y Santiago Bal estaba saliendo con otras mujeres.
“Ella creyó este año que estaba todo bien entre ellos después de que habían cortado a principios del 2021. Pero ella lo descubrió porque tiene una aplicación en el celular desde el que puede manejar el lavarropas de su casa. Es uno de esos lavarropas modernos. Y entonces vio cómo Fede, cuando se iban las minas de la fiesta, a las 3 de la mañana, prendía el lavarropas y lavaba las sábanas”, contó la esposa de Diego Latorre.
“¿Quién se pasa lavando sábanas a las 3 de la mañana? Solamente un tipo que acaba de darle a la matraca y antes de que venga la novia, tiene que estar la sábana limpia y secada”, analizó. “Él quiso hacer buena letra, le prometió amor eterno, que es la mujer de su vida. Que para él esos polvos no son importantes, pero para ella sí. Para él esas mujeres no significan nada, que es solo sexo, le dijo. Él, ante la prueba, admitió las infidelidades. Ella le tiró nombres y quedó blanco, blanco. Se le fueron las pecas”, bromeó la panelista.
En medio de este contexto, muchas personas se preguntaron en las redes sociales cuánto sale este tipo de electrodoméstico de lujo que permite lavar ropa a la distancia gracias a que se puede conectar al Wifi y a un app que se maneja desde un celular. En el mercado, puede salir entre 200 y 300 mil pesos, dependiendo de cuál sea la marca del lavarropas y cuánto tenga de capacidad (entre 8 y 10 kilos).
Un lavarropas inteligente puede costar entre 200 y 300 mil pesos (Shutterstock)
Cabe recordar que Yanina Latorre había dado conocer los nombres de algunas de las mujeres con las que Bal le habría sido infiel a Aldrey. Entre otras, quedaron involucradas famosas como Claudia Albertario y Estefanía Berardi, cuyos supuestos chats con Fede no tardaron en salir a la luz. La nueva participante de The Challenge reconoció el affaire. Mientras que la panelista de Mañanísima negó cualquier encuentro íntimo y decidió demandar a quienes dieron a conocer esa conversación. Pero Fede se mantuvo en silencio y no dio la cara ni para confirmar ni para desmentir ninguno de los romances que se le adjudicaron.
También circularon en las redes supuestas conversaciones que se habrían dado entre el protagonista de Kinky Boots con Flor de la V y Lourdes Sánchez. Este lunes, al inicio de Intrusos, la conductora se refirió al tema y realizó un contundente descargo. “Yo cuando me voy del programa me desconecto de todo, redes, conversaciones, pero me enteré de unos chats falsos entre Federico Bal y la señora. Voy a hablar de este tema, lo estuve pensando el fin de semana y la verdad que tengo como una sensación, un sabor amargo. Hay algo que sucede hace muchísimos años en el espectáculo puntualmente, que tiene que ver con la violencia que vivimos las identidades trans, travestis y trans”, dijo mirando a cámara para introducir al asunto.
“Y en este caso puntual, yo quiero hacer foco en eso porque me parece que es por ahí la situación. Hoy Fede Bal está en el ojo de la tormenta, y cuando lo señalan a él, que habría tenido una relación con una mujer trans, lo ponen desde el lugar del prejuicio, de lo monstruoso. No era suficiente que él tenga historias con otras mujeres sino que había que ponerlo en el lugar del pecado, del tabú, lo morboso y ahí es donde quiero entrar”, siguió detallando sobre la aparición de esa conversación.
La conductora también se refirió a su recorrido en los medios y el propio camino que tuvo que transitar: “Desde que yo debuté hace muchísimos años en el mundo del espectáculo, no hubo ni un solo día que no se hayan metido con mi sexualidad, con mis genitales, se han burlado, han bastardeado, disfrutaban hiriéndome. Quizás hay gente que no me conoce, pero en este mismo estudio con una pantalla, me ponían a mi en cámara lenta enfocando con un zoom mis genitales, burlándose de mi identidad travesti, haciéndome pasar vergüenza por lo que yo era. Sacaron tapas de revistas enfocando mis genitales y mintiendo de algo que no era cierto, pero siempre el foco estaba puesto en la genitalidad de una travesti, en este caso mía”.