Argentina, Confederación de Provincias Unidas por la Contabilidad, se salva. Por Jorge Asís
La centralidad en el bolso
Exhibición unánime de centralidad. Para hablar bien o mal de La Doctora. En el fondo es lo mismo.
Con aciertos o arbitrariedades, lo que “garpa” es hablar de ella. Aunque se desborde en emociones, ironice en las infladas “clases magistrales”. O nada tenga para anunciar y entretenga igual durante horas.
Dadora voluntaria de identidad, La Doctora consolida generosamente en sus convicciones a quienes la admiran y quieren como candidata a «presidenta eterna».
Pero la dadora voluntaria consolida más a quienes la detestan y maldicen y se agobian al escucharla.
Los comunicadores que se especializan en el hábito de demolerla la necesitan también como candidata a presidenta o presa para asegurar la continuidad de la demolición.
La Doctora brinda gratuitamente la valiosa identidad.
Son diplomados como doctoristas. O antidoctoristas. Definición de vida.
Lo que diga o haga entonces no tiene la menor importancia.
Lo importante es lo que provoca entre los impacientes constructores de la centralidad que reposa en su bolso. Louis Vuitton.
“Nosotros”, bolero
Marginar a Alberto, El Poeta Impopular, o humillarlo, es un error. Como declararlo político vegetal. Sin incorporarlo en las reuniones de reparto. Siquiera para servir café.
Los “pendeviejos” de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, conducidos por La Doctora a través de Máximo, El Influencer, clausuraron la trenza con Sergio, El Profesional, para dejarlo afuera.
Ignoran olímpicamente la criteriosa solicitud del ministro Gabriel Katopodis, El Buen Pastor.
Emitió Kato el desesperado mensaje de concordia, de paz y de amor. Salmo enternecedor de la colectiva ilusión peronista. Reclamaba el reencuentro de La Doctora con Alberto y Sergio.
Pero La Doctora y Sergio actúan en tándem. Se mienten lealmente con frecuencia. Son 2 de los 5 que son.
Junto a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol; la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien; y Javier Milei, El C-Boy (que acaba de ser premiado con la identidad de primordial opositor).
Alberto, en cambio, forma parte del paisaje. Como Mauricio, El Ángel Exterminador. Les quedan relativas balas de fogueo. Que molestan.
Por la decorosa condición de presidente inventado, Alberto conserva alguna capacidad de daño. Tiene a su cargo la ferretería institucional.
Junto a la ferretería menos trascendente del peronismo de cochería, nucleado en el Partido Justicialista, a nivel nacional.
Pero carece de influencia en los peronismos regionales de la Confederación de Provincias Unidas por la Contabilidad.
Infortunadamente la apelación romántica del Buen Pastor contiene el destino injusto del canasto.
Para La (creativa) Doctora -que resguarda la centralidad en el bolso- con (el recreado) Alberto, ya ni cabe entonar el bolero “Nosotros”.
“Debemos separarnos, no me preguntes más”.
No queda nada. No pueden, siquiera, pensarse. Se detestan.
Como Mauricio detesta, desde el paisaje, a Horacio, uno de los 5 que es.
La Nada de Heidegger
“Vos querés que Jorge Macri sea el candidato único del PRO en la Capital y yo quiero que Diego Santilli sea el candidato único en la Provincia”.
Diálogo político -esquemático e imaginario- entre Horacio, el emancipado, y Mauricio, el que se exterminó.
Otro “duro en el difícil arte de arrugar”, como Alberto.
Pero Mauricio es jefe, como La Doctora (en el peronismo al jefe lo designa el desprecio de los gorilas).
Pero Alberto nunca fue jefe. Después de la postura de autoridad Horacio empieza a ser jefe.
Alberto y Mauricio amagaron con firmeza para situarse en la antesala de la nada metafísica de Heidegger, contemporáneo menor de Discépolo.
Pero el diálogo entre Mauricio y Horacio ya ni puede ser imaginariamente bilateral. Tiene que incluirse ahora a la señora Patricia Bullrich, otra que es parte de los 5, aunque puede volver al paisaje.
Desde la emancipación de Horacio, Patricia pasa a ser una copia infiel de Alberto. Pero de Mauricio. Epifanía que admite el vaticinio reflexivo.
“Si Horacio no voltea a Mauricio, lo tiene que voltear Patricia”.
Felizmente Mauricio se volteó solo. Con el arrugue de barrera presentado como renunciamiento de estadista.
Pero Patricia nunca va a ser la continuidad histórica de Alberto.
Es la “delegada de nadie”. Como la “señora de nadie”. Anticipatorio film feminista de la realizadora María Luisa Bemberg.
Al contrario, Patricia mantiene para la gobernación de la Provincia Inviable a 4 postulantes para competir con Axel, El Gótico.
Postula a Javier Iguacel, El Subcomisario que arranca en deuda con la urna. Le debe 30 mil votos.
Joaquín de la Torre, Ancho de San Miguel. Tampoco está en condiciones de encarar “las grandes maniobras” (film con Gerard Philippe).
A Néstor Grindetti, Paladar Negro II, le resulta infinitamente más relevante resolver los quilombos del Club Independiente que ser precandidato.
Independiente es, en efecto, la metáfora de la Argentina.
Pero se agrega en el combo a Cristian Ritondo, El Potro. Peronista originario y sin techo. Aferrado al destino de la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo.
Otro Plan V le marca a Vidal el destino previsible en el Artificio Urbano del Maxiquiosco. Pero por ahora confirma que nada quiere saber con los chocolates y caramelos.
“Buenos Aires es anterior a la nación”
Brotan banalidades reglamentarias que obstaculizan proyectos patrióticos.
Al primo Jorge Boga Macri, Paladar Negro I, lo impugnan por ser mini gobernador de Vicente López y carecer de cinco años de residencia en el Artificio.
Pero es ofensivo sostener que alguien de Vicente López se encuentre inhabilitado para postularse como jefe del Maxikiosco.
El reglamento cae en el absurdo de contradecir la cultura.
La Buenos Aires Inviable y el Artificio de la Capital. Complejidades de la misma identidad. Lo prueba Carlitos Ruckauf, Scioli, la misma Vidal.
Lo confirma Ricardo Kevin, Pensador de City Bell: «Buenos Aires es anterior a la nación”.
En sus dos versiones, Provincia Inviable y Maxikiosco, Buenos Aires debe hacerse cargo del país (y del fracaso).
La gran parte de los gobernadores de la Confederación de Provincias se encuentran lo más panchos en sus territorios.
Pagan tranquilamente los sueldos, la juntan y no se muestran interesados en encarar la conquista de la nación. Abundan las excepciones políticamente explicables.
Gerardo Morales, El Milagrito, amaga con la presidencia para mojar una vice.
O Juan Schiaretti, Vuelve Juan, que tardíamente ensaya la causa nacional con fotografías de Seita, acaso para sentarse con legitimidad a discutir el poder de Córdoba.
O Jorge Capitanich, El Montenegrino Denso, que compite con Juan Manzur, El Menemcito, hoy dedicado prioritariamente a conservar Tucumán. Como Sergio Uñac en San Juan.
En las provincias de La Confederación persiste el aroma de campaña electoral. Solo importa cada territorio.
Gobernadores peronistas suplican que no se les aparezca Alberto ni ningún ministro.
“Por favor no quieran ayudar, gracias, ni se les ocurra venir”.
Arrastran la roca del colapso.
Final con Artista de Variedades
La Argentina -Confederación de Provincias Unidas por la Contabilidad- se salva.
Estados Unidos declina y no puede arriesgar otra baldosa del patio trasero.
El coqueteo de Lula con China y Rusia favorece la utopía de la salvación nacional.
Mientras tanto, para resistir, aquí se utilizan discretamente los yuanes del swap.
El peronismo sobrevive ingeniosamente entre las paradojas y las contradicciones.
A medida que se extienden las tinieblas inflacionarias crece, en simultáneo, la suficiencia de El Profesional.
La Massa-dependencia es total.
Sergio es un artista de variedades que hace equilibrio en la cuerda floja. Cuanto peor le va con la economía se torna más irremplazable.
Resistió -o acaso propagó- las infantiles filtraciones devaluatorias de los adversarios internos de La Rosada que ya tenían el boleto picado.
Resultaron sustanciales para ser responsabilizados por la crisis cambiaria que debía, obligatoriamente, transcurrir.
La devaluación reclamada finalmente transcurrió sin ser siquiera anunciada.
La magia del artista de variedades supo imponer la teoría de la templanza. Entre llamaradas, conejos precipitados y borrascas, aún pelea.
Con el apoyo de La Doctora, los pendex viejos de la Agencia. Con los desconcertados compañeros de la CGT. Con las Organizaciones Sociales que financia el Estado exhausto.
Con los dólares contados para un digno cortado en jarrito, pero sin agua mineral.