Misiones Para Todos

De $Libra al fentanilo, crisis en las que Milei se queda sin manual

A diferencia de los sacudones económicos, el gobierno no sabe cómo administrar escándalos y tragedias de la gestión. Las desventuras de Sturzenegger.

Federico Sturzeggener fue, el miércoles por la tarde, a ver al ministro de Salud, Mario Lugones, para, en privado, ensayar la disculpa que por la noche repetiría en TV. “Yo hablaba de la vieja ANMAT”, se prosternó, sumiso, frente a un hierático Lugones. Por la noche, atento a no cometer nuevos errores, Sturzenegger perfeccionó su relato: habló de la “ANMAT kirchnerista” como si el desastre que produjo 96 muertes, no hubiese ocurrido durante el gobierno de Javier Milei.

“No lo mandamos. Fue solo”, dijeron, tarde, en Casa Rosada luego de un día donde abundó el fuego amigo sobre el ministro que, por épocas, es el funcionario con más diálogo con el presidente. La familiaridad con el presidente llevó a Sturzenegger a relatar una situación personal, inconveniente para Milei a quien describió como si tuviese un “orgasmo” frente a un voluminoso proyecto de reformas y desregulaciones.

Son las infidencias que indignan a Karina Milei, la guardiana de la pureza libertaria y de la intimidad de Olivos. En TN, el ministro se mostró menos plástico y jocoso que en sus posteos de X o en la charla con Lucas Morando. La furia que cayó sobre su espalda el miércoles puede tener una derivación particular: en La Libertad Avanza (LLA) lo mencionaban como candidato para las elecciones de octubre, hipótesis que él resistía.

Lo que sobra

“Sobran economistas”, respondió, lacónico, un operador libertario que mencionó a Sturzenegger como candidato. La variable más obvia lo anotaba en CABA, donde ya fue diputado por el PRO cuando reportaba a Mauricio Macri, pero luego apareció una versión que suena extravagante: que compita por la provincia de Santa Fe. ¿Razones? Sturzenegger nació en Rufino, en el sur de la provincia que ahora gobierna Maximiliano Pullaro.

Infidencia periodística que debería incluir en el newsletter El Quirófano que, desde el último sábado, envía Juan Agosto a los Mejores Amigos de Cenital. La mención de Sturzenegger como candidato por Santa Fe puede leerse como parte de la guerra fría por las listas de LLA. La aparición de esa variable le baja el precio a Romina Diez, la diputada nacional que responde a Martín Menem y que, como otros legisladores –por caso Gabriel Bornoroni, en Córdoba– podrían encabezar las listas de sus provincias a pesar que no terminan sus mandatos. Quizá con el único objetivo de no permitir que broten, en esta elección, figuras que les hagan sombra en las hipotéticas disputas por la gobernación en 2027.

Sturzenegger aceleró con la épica de la batalla cultural, que para él consiste en la supresión del Estado, y no solo inculpó a la ANMAT –por lo que tuvo, luego, que disculparse ante Lugones– sino que planteó que, en el caso del fentanilo, cada víctima debería, en cierto modo, haber funcionario como su propia ANMAT. En su segunda aparición, la de la noche del miércoles en TN, el ministro no supo desplegar argumentos para defender el desempeño de ANMAT, organismo al que de modo muy enfático acusó de no controlar al laboratorio que fabricó el fentanilo, trámite del que habló de connivencias.

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Un Milei que dejó –por ahora– de insultar, parece hacer más visibles las teorías y posiciones de sus portavoces. Sturzenegger fue un caso. Nicolás Márquez, su biógrafo y usual speaker en los shows de La Derecha Fest, cuestionó –sin tener información, como lo dijo en su tuit– la condena de 19 años de prisión a Claudio Contardi por abuso reiterado a Julieta Prandi.

Márquez borró su tuit. Sobrevuela una duda: en su posteo recordó un skecht que Prandi hacía con Guillermo Francella, que consideró una “sátira” de “tinte pedofílica”. ¿Borró porque se arrepintió de su comentario sobre el fallo o borró porque rayó, de rebote, a un actor muy celebrado por el presidente? De hecho, a los diputados que fueron a Olivos a hablar de vetos y listas electorales, los invitó a ver la última película de Francella.

Como sea, Márquez borró su tuit. Sturzenegger tuvo que ir a la TV a desdecirse. Manuel Adorni no borró, en cambio, el tuit que remitía a un video fake de Axel Kicillof.

La huella de $LIBRA

Desde que comenzó el período legislativo, el 1 de marzo pasado, en el Congreso hubo 36 votaciones: 26 en Diputados y 10 en el Senado. El Gobierno ganó una sola: el apoyo al decreto de Milei para un nuevo acuerdo con el FMI, que contrarió y desconoció la ley Guzmán que obligaba a que cualquier entendimiento debía cumplir una serie de requisitos, como la mejora de plazos o de tasas.

El decreto FMI fue la única victoria legislativa de Milei y, como relatan en el Congreso, en el resultado intervinieron lobistas que no eran ni funcionarios ni dirigentes. “Muchos votamos con la pistola en la cabeza”, dijo un legislador y habló de actores del sistema de poder económico que intervinieron, en persona, para ayudar a juntar los votos a favor del acuerdo con el fondo. Planteaban que un fracaso podía desatar una catástrofe.

Este martes, la oposición logró dictamen para tratar de destrabar la comisión por la cripto estafa $Libra. Es una secuencia novedosa porque, en estas semanas, por acciones de terceros, la causa no paró de sumar datos que comprometen a la Casa Rosada y, en particular, cierran el cerco en torno a la responsabilidad directa de los hermanos Milei, Javier y Karina. Hay un dato sutil, poco observado, que en términos simbólicos tiene un gran significado: horas después de su tuit sobre $Libra; el presidente borró su posteo. Esta semana se negó a borrar un tuit contra Ian Moche.

El caso $Libra ofrece, semana a semana, novedades inquietantes para los Milei. El fiscal Eduardo Taiano aplica la regla René Lavand “no se puede hacer más lento”. A pesar de eso, surgen pruebas e indicios que amenazan con complicar a figuras que este fin de semana podrían convertirse en candidatos de alta visibilidad de LLA.

Ventana de tiempo

Se abre, desde la semana próxima, una ventana de tiempo incómoda para la Casa Rosada: cada sesión de diputados o senadores será una mala noticia para el gobierno. Martín Menem, que gestionó la cumbre de Olivos con diputados, no tiene certeza sobre el número para blindar los vetos presidenciales a los proyectos de aumento a jubilados. En estos días, el chat de los gobernadores se reactivó con comentarios de Rogelio Frigerio y Alfredo Cornejo, aliados de LLA en sus provincias, para sondear el ánimo de otros mandatarios respecto a los vetos. No tuvieron suerte.

Hay una matemática lineal. Sobre 24 territorios, Milei tiene acuerdo explícito con cuatro gobernadores aliados –aunque Jorge Macri es un aliado silencioso, o incluso peligroso–  mientras otros dos –Claudio Poggi de San Luis y Gustavo Sáenz de Salta– decidieron no presentar listas, los que los pone en la posición de equidistantes que pueden ser funcionales a la Casa Rosada.

El resto, en su mayoría, no. Este miércoles Osvaldo Jaldo presentó la lista de unidad del PJ de Tucumán junto a Juan Manzur. Jaldo es el candidato, testimonial, a primer diputado. Manzur el primer suplente. Con los vetos anteriores, Jaldo le aportó 3 diputados a los 87 que blindaron el veto en 2024. A Elia Fernández y Gladys Mansilla, dos tucumanas que formaron parte de aquellos “87 héroes”, las puso en la lista del 26 de octubre. ¿Van a competir contra Milei pero votarán los vetos de Milei?

Letanía peronista

A diferencia de los sacudones financieros o fiscales, los escándalos como $Libra y las muertes por el fentanilo, son escándalos en los que Milei carece de recursos para manejar. Aunque Karina Milei buscó ordenar el frente interno, el sector de Santiago Caputo quedó resentido. El asesor premium repite el mensaje de que hará lo que necesite el presidente. Se puso, ahora, a manejar la campaña de LLA en la provincia.

Apuesta a que la crisis interperonista lo ayude. Esta semana, Fuerza Patria, puso en escena una situación casi extravagante: Sergio Massa se bajó de una candidatura a diputado que hacía rato estaba en duda, Axel Kicillof ratificó que no propondrá a nadie para que encabece la lista y Máximo Kirchner, en medio de un operativo clamor en cuotas, transmitió su malestar porque a pesar de que él estaría dispuesto a “poner la cara”, desde el peronismo lo objetan.

Ni Cristina Kirchner, que en su casa de San José 1111, recibe dirigentes y da órdenes, parece convencida de querer involucrarse en el armado de las listas. Al final, todo indica, lo hará pero bajo el prisma de que le querrán enrostrar un eventual mal resultado en las elecciones de octubre.

Por Pablo Ibáñez- Cennital