La investigación por las muertes de los adolescentes de 16 y 14 años, ocurrida en la localidad de Florencio Varela, sigue estancada y las querellas impulsan hipótesis opuestas. La Justicia intenta establecer que ocurrió en el descampado en el que fueron hallados los cuerpos.
Paloma Gallardo (16) y Josué Salvatierra (14) fueron hallados sin vida en febrero pasado en un descampado del partido bonaerense de Florencio Varela, días después de que se denunciaran sus desapariciones. A seis meses del trágico suceso, los abogados de las familias trabajan en dos hipótesis totalmente distintas acerca de lo que pudo haber sucedido con los adolescentes, que no les permitiría ponerse de acuerdo para encauzar los pasos a seguir en la investigación.
Los jóvenes fueron asesinados el 27 de enero, cuando salieron de sus casas y les avisaron a sus padres que iban a ir al gimnasio. Según se desprende del expediente, nunca llegaron a ese lugar y se dirigieron al terreno que se encuentra a pocos metros de las vías del tren, en Avenida Calchaquí y Capdevila, donde más tarde encontraron sus cuerpos. Las autopsias revelaron que fueron asesinados con fuertes golpes en la cabeza, que les provocaron hemorragias cerebrales.
Lejos de poder esclarecer el caso, recientemente el abogado Aníbal Osorio, que representa a Alicia Pita -madre de Paloma-, indicó que el letrado que asesora legalmente a la familia de Josué, “quiere llevar la investigación para el lado religioso”. En ese sentido, sostuvo que “no se pone de acuerdo en un trabajo conjunto” porque las dos partes "sostienen diferentes teorías”.
Osorio comentó a la agencia Noticias Argentinas que su colega Carlos Dieguez, patrocinante de los padres del adolescente 14 años, pidió un allanamiento a un galpón ubicado cerca del descampado en el que se descubrieron los cadáveres, donde presuntamente funcionaba la sede de una congregación evangelista conocida como “Familias Sanas”.
La finalidad del procedimiento era detectar manchas de sangre en objetos y los celulares de los dos chicos, pero los resultados que arrojaron los procedimientos fueron negativos. “Él quiere llevar la investigación para el lado de la religión y nosotros creemos que Paloma y Josué fueron víctimas de un hecho de inseguridad”, resaltó el abogado al hablar de un supuesto rito como una de las hipótesis.

La causa está caratulada como “homicidio criminis causa”, es decir, figura penal que se refiere a un asesinato cometido para ocultar otro delito.
En el caso del doble crimen ocurrido en Florencio Varela aún no se sabe cuál habría sido ese otro delito, pero el letrado apuntó a que estaría orientado a la "inseguridad estructural" y la ausencia estatal que registra ese terreno abandonado, conocido por la presencia de delincuentes y personas que viven en "situaciones de marginalidad", acorde a lo informado por las autoridades.
Para Osorio, los autores de los crímenes “no llegaron por azar”, sino que frecuentaban y conocían ese descampado. Su declaración se basa en los informes de las autopsias, las pericias y los estudios criminológicos, según expresó, al mismo tiempo que señaló: “El caso exige que se investigue a fondo a las personas que concurrían al predio, ya sea por adicción, situación de calle, actividades ilícitas o incluso conocimiento previo de los damnificados”.

El asesor jurídico, que renunció al patrocinio de Omar Gallardo, padre de Paloma, por distintas “discrepancias”, dijo que las huellas del terreno "hablan y no pueden ser ignoradas”. Por último, hizo foco en las condiciones del lugar, donde se registra la presencia de basura, alta vegetación, baja iluminación, signos de ocupación por parte de personas en situación de calle y carencia de vigilancia.
Allanamiento y una prueba clave de ADN
A fines de junio, se tuvo conocimiento que el galpón lindero al descampado en el que encontraron los cuerpos de Paloma y Josué fue allanado, mientras que también se difundió que los familiares de los adolescentes se realizaron extracciones de sangre para analizar de manera comparativa un perfil genético localizado en la escena del crimen.
El procedimiento que tuvo lugar en el inmueble fue llevado a cabo por efectivos de la Policía Federal Argentina en conjunto la DDI de Florencio Varela, con el fin de encontrar manchas de sangre y los dos celulares de las víctimas, que tras los asesinatos no pudieron ser ubicados por los investigadores.
El allanamiento, impulsado por Dieguez, arrojó resultados negativos. Tras la noticia, Osorio explicó que “insistirá en la detención de los sospechosos que están identificados y que se los observa salir del descampado" que está situado en la ciudad de Bosques. “Tenemos un informe criminológico que nos respalda”, aseguró.

Los chicos de 16 y 14 años desaparecieron el 27 de enero a la tarde, cuando presuntamente iban al centro deportivo al que nunca llegaron, ya que 48 horas después encontraron sus cuerpos en el descampado que está muy cerca de un puente ferroviario.
El informe forense reveló que Paloma falleció a causa de una “lesión cerebral” provocada por una “fractura de cráneo” y un “traumatismo encefalocraneal grave”. Josué, en tanto, murió como consecuencia de una “hemorragia cerebral”, también con “fractura de cráneo” y
“traumatismo encefalocraneal grave”.
Los jóvenes se conocieron en la Escuela Secundaria N°63 de Bosques y se volvieron muy cercanos a pesar de la diferencia de edad. Son varias las teorías sobre el caso, siendo la primera de ellas el robo, ya que en el lugar faltaban los teléfonos de los dos, la mochila con un poco de dinero que tenía Paloma y una tarjeta SUBE. Otra apunta a que Josué pudo haberla defendido de un supuesto ataque sexual y los responsables los habrían asesinado a piedrazos.
Por Federico Perez Vecchio-Perfil