Al completarse el mandato inconcluso de Guillermo Lasso, el presidente Daniel Noboa buscará su reelección por otros cuatro años en unos comicios a dos vueltas que reeditarán la grieta política que enfrenta a la derecha en el poder y el correísmo (centro izquierda), que lleva otra vez como candidata a Luisa González.
Casi 14 millones de ecuatorianos están convocados este 9 de febrero a elegir presidente y nuevo Congreso para los próximos cuatro años, en un escenario polarizado por la disputa renovada entre la derecha liberal del presidente Daniel Noboa y el progresismo correísta, de su rival Luisa González.
Noboa (37) completó desde 2023 el mandato inconcluso de otro derechista, Guillermo Lasso, quien para evitar ser sometido a juicio político por corrupción renunció y activó el mecanismo constitucional de “muerte cruzada”, de la que surgió un nuevo Congreso y nuevo mandatario, pero sólo para completar el periodo.
Aquella vez, González (47) le ganó la primera vuelta a Noboa, pero el asesinato atribuido a bandas de narcotraficantes del periodista y candidato Fernando Villavicencio, denunciante de casos de corrupción durante la presidencia de Rafael Correa (2007-17), restó posibilidades a la correísta, que perdió el ballotage.
Como entonces, Ecuador va a las urnas en el mismo clima de violencia criminal y récord de homicidios que caracteriza al país desde hace varios años, por la vertiginosa expansión del mercado de cocaína, en manos de bandas que exportan la droga en conexión con grupos de Colombia y de México. La incapacidad del Estado para contenerlos repercute en la sociedad y en la economía.
Noboa -hijo del magnate y cinco veces candidato presidencial Alvaro Noboa que pretende heredar también el protagonismo del antiguo Partido Social Cristiano (1951)- declaró un “conflicto armado interno”, sumó a las fuerzas armadas a tareas de seguridad internas, extendió el estado de excepción en algunas provincias hasta marzo próximo y hace de esa política de mano dura una bandera.
Esa misma mano dura tiene contracara: desapariciones forzadas y la muerte de cuatro niños por las que hay 16 militares investigados. “Nos subieron 3% el IVA (al 15%) para tener seguridad, y los precios han subido pero no hay más seguridad. Hay más delincuencia, violencia, muerte y abandono”, cuestiona González.
La economía, dolarizada hace 25 años, soporta un duro ajuste dentro de un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que proyecta un crecimiento de 1% del PIB este año, y sobrelleva constantes apagones por la crisis energética (bajo caudal de los ríos en las represas) que forzaron asuetos y racionamientos.
Aunque hay 15 candidatos, las encuestas anticipan en esta primera vuelta una leve ventaja de Noboa (ADN) sobre González (Revolución Ciudadana), aunque sin llegar al 50%, lo que llevará a un balotaje el 13 de abril si el ganador tampoco llega o supera el 40% pero con más de 10% de ventaja. Ninguno de los 13 candidatos restantes supera el 5%.
Las mismas proyecciones convierten a la oficialista ADN de Noboa en primera fuerza de la Asamblea Nacional unicameral de 151 miembros (se eligen otros 5 del Parlasur), con entre 67 y 72 parlamentarios, seguida de Revolución Ciudadana (63-70); del indígena Pachakutik (5-6) y de Sociedad Patriótica (1-2).
En Ecuador, el voto es obligatorio para los ciudadanos de entre 18 y 65 años del padrón electoral y opcional entre los 16 y 18 años o mayores de 65.
Alianzas rotas
La campaña de Noboa encontró problemas dentro de su propio gobierno, antes que de parte de los principales adversarios de izquierda e indigenistas que lo desafían: la ruptura de la alianza electoral que le permitió llegar a la presidencia en 2024 con la joven Verónica Abad como vice.
Noboa y Abad han estado enfrentados durante el corto gobierno que termina. En noviembre de 2023, el presidente envió a su vice como embajadora a Israel, una maniobra denunciada por ella como parte de una estrategia para forzar su renuncia. En el final de la campaña, Abas pidió a un tribunal que Noboa le asigne nuevas funciones.
El presidente hizo propuestas generales sobre seguridad, energía, asistencia social, infraestructura y lucha contra la corrupción, pero abrazando un “equilibrio fiscal” bajo supervisión del FMI, cuyo programa de reformas prevé el desembolso mil millones de dólares hasta 2028 (con Noboa ya aportó 1.500 millones).
En diciembre de 2024, la pobreza por ingresos en Ecuador subió al 28%, contra 26% de 2023, y afecta a 5,2 millones de personas, la cifra más alta desde el 32% registrado en 21, durante la pandemia de covid.
Ecuador cerró el 2024 con una inflación anual de 0,5%, indicador de una fuerte recesión. El desempleo formal fue de 3,5% y el subempleo trepó a 24,5%%, pero la informalidad alcanzó al 58% de los trabajadores y sólo el 33% están registrados. El “riesgo país” supera los 1.000 puntos.
Según la OIM, al menos 1,2 millones de ecuatorianos tiene la intención de migrar. Sólo en Estados Unidos actualmente hay cerca de 800.000 ecuatorianos, muchos de ellos ahora expuestos a la deportación por la Administración Trump.
Para el Banco Mundial, “la falta de consenso en torno a reformas críticas podría perpetuar el péndulo económico asociado con los ciclos del precio del petróleo e impedir que el país logre un crecimiento mayor e inclusivo” del país.
No sólo una elección
“Hoy el Ecuador resurge y todos ustedes, en conjunto con este Gobierno, van a lograr que en cinco semanas por fin resurja el país. Para eso debemos estar atentos, porque no es solo una elección, es una lucha contra la desigualdad, el pasado, contra el narcotráfico, la delincuencia y la indolencia”, dijo Noboa al abrir la campaña electoral, muy optimista.
En la oposición, está claro el liderazgo casi excluyente de Renovación Ciudadana, apadrinada por el expresidente Correa desde su exilio en Bruselas (condenado por cohecho en 2020), pero también sufre problemas en fuerzas de ese lado de la grieta que podrían volcar la muy probable segunda vuelta de abril en favor de González.
El movimiento indigenista, que en 2021 rozó el 20% de los votos con el liderazgo del movimiento Pachakutik y su candidato Yaku Pérez, se deshilachó por internas que lo redujeron a una mínima expresión electoral, mientras persisten sus diferencias sobre explotación de recursos naturales y asuntos identitarios con el correísmo.
“No hay que olvidar que el odio fue lo que nos trajo aquí y lo que destruyó la patria. Tenemos que sanar como país, unirnos como sociedad, como hermanos y como familia, porque cuando salimos a la calle todos somos iguales”, dijo en campaña González procurando rescatar un discurso que salte la grieta ecuatoriana.
La propuesta correísta confronta directamente con el liberalismo económico de Noboa: insiste en recuperar el rol del Estado en la economía, renegociar la deuda externa y regular las multinacionales mineras y petroleras en el país, mientras refuerza los servicios públicos de educación, salud y protección social.
En términos regionales, mientras Noboa recibió con honores al líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia y lo condecoró, su rival González evitó definir qué relación establecería con el presidente Nicolás Maduro, cuya legitimidad es desconocida por muchos otros países por fraude en los comicios de 2024.
“Habría que preguntar eso más bien a los venezolanos, prefiero enfocarme en lo que ocurre en Ecuador”, dijo González, aunque Correa desde el exilio se preguntó “por qué no vamos a reconocer” a Maduro como presidente, pese a que su elección fue convalidada sin que se exhibieran las actas electorales que lo prueben.