Los expertos señalan que las restricciones al tránsito por esta vía marítima a causa de la falta de precipitaciones podrían alterar las cadenas de suministro a nivel mundial.
Una de las vías marítimas más importantes del mundo, el Canal de Panamá, atraviesa una crisis sin precedentes. El tránsito habitual de buques por esta zona se ha visto reducido por la falta de lluvias, una sequía que ya se extiende por varios meses y que los expertos apuntan directamente como otra consecuencia más del cambio climático. En este caso, no obstante, también preocupan las repercusiones económicas ya que este paso conecta 180 rutas marítimas y representa el 3 por ciento del comercio marítimo mundial.
La ingeniería del Canal, afectada por la sequía
“Lo que se ve hoy día en Panamá es una sequía asociada a diversos fenómenos que se potencian entre sí”, dice a DW Yasna Palmeiro, investigadora del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile. La experta señala como trasfondo los efectos del cambio climático, agudizados por el fenómeno de El Niño, que han fomentado un aumento de las temperaturas y una disminución de las precipitaciones.
La falta de lluvias ha traído consecuencias para el canal. El lago Gatún está en niveles muy bajos, y de éste depende el complejo sistema de esclusas -que utiliza agua dulce- que permite que grandes cargueros puedan cruzar esta vía interoceánica. Este embalse representa además una fuente de agua crucial para más del 50 por ciento de la población del país, dijo la propia Autoridad del Canal (ACP).
“La gran desventaja del Canal de Panamá respecto a otros como el de Suez es que opera con agua dulce, depende del agua de lluvia y, por tanto, de la evolución del cambio climático”, dijo a DW Mar Gámez, abogada experta en derecho mercantil internacional en la consultora RRYP. “Es evidente que si bajan los niveles de agua de zonas como el lago Gatún, el tránsito se tiene que paralizar, por lo menos, parcialmente”, señaló.
De hecho, la ACP comunicó que la capacidad diaria de tránsito se limitaría a 32 buques, frente a los 35 o 36 que circulaban previamente, y que el calado del Canal se fijaría en 13,41 metros, una medida que se mantendría “a menos que se produzcan cambios significativos en las condiciones meterológicas”, señaló el organismo panameño. A raíz de estas restricciones, el tiempo de espera para continuar la ruta ha aumentado en ambos lados, especialmente para los buques sin reserva, dijo la ACP.
Presión en la cadena de suministros
La ubicación del Canal de Panamá representa un punto de tránsito crítico tanto económico como estratégico, por lo que la congestión resultante, los retrasos y las limitaciones de carga están ejerciendo una presión al alza sobre los costes del transporte marítimo, dice a DW Sonali Chowdhry, investigadora asociada del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW Berlín). “A corto plazo, cabe esperar que se produzcan situaciones de escasez como las que se observaron durante el bloqueo del Canal de Suez en 2021 y efectos en cadena”, señala. Chowdhry añade que las empresas están considerando rutas y modos de transporte alternativos, unos ajustes que “podrían repercutir en los consumidores finales”.
Víctor Giménez Perales, investigador postdoctoral en el Instituto Kiel para la Economía Mundial, recalca que esta crisis podría ser aún “más perjudicial” que la obstrucción del Canal de Suez debido a las dudas de cuándo se resolverá. “La incertidumbre podría obligar a los buques a utilizar la ruta del Cabo de Hornos durante la estación seca, lo que añadiría miles de kilómetros y varias semanas al viaje”, explica.
La ACP comunicó que esta vía seguía siendo competitiva pese a los ajustes en el calado y que la atención se centraría ahora en incluir “iniciativas medioambientales proactivas”, como “desarrollar un corredor logístico para diversificar las opciones de manipulación de carga dentro del país”. Según su último informe, más de 14.000 embarcaciones cruzaron por las aguas del Canal en 2022.
¿Cambio de modelo?
El escaso nivel de agua en la ruta del istmo de Panamá ha puesto de relieve el argumento de algunos expertos que apuntan a un cambio de paradigma en los modelos de consumo actuales. “Debemos lograr que las cadenas de suministro sean cada vez menos dependientes de los combustibles fósiles y que nuestros patrones de consumo sean menos intensivos”, dice a DW Alejandro Alemán, coordiador de Climate Action Network (CAN) América Latina. “Va a llegar algún momento en que como especie y como planeta, debemos abordar los límites del crecimiento”, sostiene.
En opinión de Gámez, todavía hay que esperar a ver las consecuencias reales de esta crisis, y parte de la premisa de la “resiliencia del comercio mundial”, que se observó durante la pandemia del coronavirus. “La pregunta aquí podría ser, ¿aprovecharán esta situación Nicaragua y China para hacer realidad ese proyecto canalero que comenzaron en 2012?”, cuestiona la experta.
Por Andrea Ariet-DW