El octubre nacional difiere del septiembre provincial. Por Jorge Asís
“Construcción del milagro”
Peronista Originario, Diego Santilli, El Bermellón, se precipitó en ocupar la plaza vacante del privilegio que dejó, por desmoronamiento, el consultor José Luis Espert, Cárcel o Bala, fuertemente fumigado por la denuncia de Juan Grabois, El Santo.
Venía acorralado por la problemática pendiente del narcotráfico. Partía por la torpeza de negarlo a Fredy Machado, el patagónico preso con tobillera en el domicilio de Viedma.
Fredy Machado había sido el sponsor fundamental de Espert en el espejismo de la campaña presidencial.
De pronto Santilli se sintió empoderado y en la injertada representación del Fenómeno Milei desafió a debatir a Jorge Taiana, El Canciller Indemne, oferta oficial del peronismo.
Taiana asume la temeraria responsabilidad de repetir en octubre la goleada electoral reproducida en septiembre.
Claro que el octubre nacional difiere ostensiblemente de la elección de septiembre, que fue provincial.
El Panelista de Intratables pifió con severidad al creer que en septiembre se jugaba el plebiscito de la “construcción del milagro” que nadie percibió. Porque ningún milagro, hasta aquí, había transcurrido.
Sin embargo, el plebiscito ahora es cierto. Se disputa efectivamente en octubre.
Desde el tuit infortunado de la cripto superchería, el Panelista se deslizó entre graves errores técnicos combinados con la sucesión de las catástrofes morales.
La magnitud de la locuacidad de Diego Spagnuolo, el Mito Mano, que consagró el hit “Karina Coimera”.
Para concluir los retrocesos seriales con el papelón impresentable de Espert.
La hora de La Perrera
Intelectualmente estructurado en la prestigiosa academia de Hugo Franco, El Trucho, el Bermellón alcanzó la primera diputación durante la prehistoria del PRO de Mauricio, el Ángel Exterminador (ya abducido).
Justamente Santilli coincide otra vez con el Ángel en el libertarismo que abdujo al PRO.
Coincide también con Patricia, La Montonera del Bien, que mientras presidía el PRO desistió de escogerlo para la gobernación de La Provincia del Pecado.
Para perder con Axel, El Gótico, Patricia -instrumentada por el Ángel- prefirió apostar por Néstor Grindetti, Paladar Negro I, minigobernador de Lanús, territorio de patriotas leales adictos a Milei, de la dimensión de Leonardo Scatturice, El Atorrante, o de la refinada señora Karen Reichardt, La Perrera.
A la inversa de Facundo Manes, Cisura de Rolando -que saltó en garrocha desde Buenos Aires hacia el Maxiquiosco-, el Bermellón clavó la garrocha en el Maxiquiosco para aterrizar en el territorio del pecado.
Lo necesitaba su jefe, el descendido Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, cuando estaba inmerso en la alucinación de presidir la Argentina, que soportaba desde la niñez.
Por el abrupto desmoronamiento de Espert, el Bermellón creyó encontrarse en condiciones aptas para representar el Fenómeno desde el primer lugar de los aspirantes a la Pajarera.
Pero los maléficos kirchneristas (que le provocaron el alejamiento del peronismo) volvieron a perturbarlo.
Consta que el juez Alejo Ramos Padilla, con objetiva legalidad, arbitró que la primera plaza le correspondía a La Perrera, penúltima invención menemista del Fenómeno que languidece desdichadamente entre descalabros, milongas corruptas y furtivos shows decepcionantes de rock.
La daga de la incertidumbre
El Canciller captura la iniciativa y desafía a debatir a La Perrera.
Chicana menor para la dama mediática tan educada como políticamente inexperta.
Impuesta por el Panelista que les hizo creer a los inocentes sufragantes que el armado político le importa un pepino.
Lo suyo es la macroeconomía, el «crecimiento con o sin dinero», la lectura de los economistas austriacos y la escucha ceremonial de óperas en las tardes ingratas de domingo, con el amigo Juan Carlos.
Los peronistas jugados al indemne Canciller distan de entusiasmarse con las vísperas de otra goleada.
La “parada es difícil”. Confirman que se registra un empate. A lo sumo una superioridad de 2 o 3 puntos.
La polarización entre El Canciller y La Perrera representa la verdadera polarización entre Axel y el Panelista.
Dos pesados que desplazaron de la centralidad a La Doctora (con tobillera) y al Ángel aún con oxígeno, pero abducido.
Ahora la polarización se intensifica dramáticamente con la irrupción del muchachito, Alan Ladd.
O con el acuerdo de Milei con Donald Trump, Corbata Carmesí.
Clavan la daga de la incertidumbre y resuelven transitoriamente los dilemas negros del mercado.
Entonces Alan Ladd, o Scott Bessent, o Trump, explicitan con el misterio del swap la conformidad del Departamento de Estado con los propósitos demenciales de Milei.
Nada distraídos, los norteamericanos incorporan cierto suspenso al combate electoral.
Aunque en simultáneo relegan a postulantes regularmente atractivos como el relativo peronista Florencio Randazzo, Cartel de Chivilcoy, que en la Provincia del Pecado representa a Juan Schiaretti, El Gringo.
Estrategia de Provincias Unidas, amontonamiento flamante que contiene la sintonía racional del peronismo de Córdoba con el radicalismo sensato de Santa Fe.
A esta altura, les alcanza para sentar en la Pajarera a Florencio y a la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Progre, pero ingresa en zona de riesgo la aspiración de Emilio Monzó, El Diseñador, analista impecable del poder.
Salvo que Florencio se disponga a aplicar un relato inclinado más hacia el centro derecha. Con el pragmatismo de soplar los votos destinados a La Perrera o a Milei, o literalmente a Trump.
Votos como los que conquista con astucia Ricardo López Murphy, El Gato Bull Dog, en el Maxikiosco.
Final con biología
Asoma en Córdoba otro proyecto nacional.
Pero sólo asoma si Schiaretti se impone sobre la representación de Milei (y de Trump).
Martín Llaryora, El Pituco, primero administró San Francisco, luego la ciudad capital.
Hoy Martín gobierna la provincia y se encuentra asociado al antecesor Schiaretti, otro peronista (nunca kirchnerista) también anotado en la grilla presidencial.
Claro que Martín mantiene, a su favor, la biología.
Es un par para la competencia natural que se encuentra en plena edad del poder.
Un año menor que Axel y con la misma edad de Sergio, El Profesional, que conserva intacta la penúltima bala en la recámara.