Crece la interna libertaria tras el avance opositor en Diputados; cerca del asesor presidencial piden “sensatez” en el armado de listas y apuntan contra el ala que responde a Karina Milei por los desacuerdos en las provincias
“Si hay quórum, la situación está fuera de control”. La advertencia, lanzada desde el entorno de Santiago Caputo minutos antes de que comenzara la sesión en Diputados, anticipaba lo que terminó siendo otro revés parlamentario para el oficialismo. La Cámara baja avanzó en proyectos que incomodan al Gobierno, como la emergencia en salud pediátrica y el financiamiento universitario. Pudo frenar, no obstante, la reforma del mecanismo para ratificar o rechazar decretos de necesidad y urgencia (DNU). La sesión terminó nuevamente con gritos e insultos.
El episodio volvió a exponer la fractura interna en La Libertad Avanza (LLA). De un lado, el sector que encabeza Caputo –el principal asesor del presidente Javier Milei– promueve una estrategia quirúrgica: competir solo en distritos donde haya candidatos fuertes y evitar roces con gobernadores aliados. Del otro, Martín y Eduardo “Lule” Menem, bajo la órbita de Karina Milei, impulsan un despliegue expansivo y territorial, con listas en todas las provincias. La tensión es más que simbólica: se los conoce como “las fuerzas celestiales”, por su anclaje digital, frente a “las fuerzas terrenales”, con base en la institucionalidad partidaria y el entramado federal.
El círculo de Caputo mira con alarma el giro de varios aliados legislativos. Este miércoles, el quorum fue habilitado por los bloques más duros de la oposición –Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y la izquierda–, pero se sumaron también figuras clave: la libertaria Marcela Pagano, el larretista Álvaro González, el entrerriano Francisco Morchio (responde al gobernador Frigerio), el radical Fabio Quetglas y tres legisladores de Innovación Federal, el bloque de los oficialismos provinciales que solía acompañar al oficialismo: el misionero Alberto Arrúa, la salteña Yolanda Vega y el rionegrino Agustín Domingo.
Cuando se abrió el debate, el tucumano Mariano Campero, uno de los fundadores de los “radicales con peluca” y parte de los “87 héroes” que defendieron los vetos presidenciales, votó a favor de forzar la discusión en comisiones del financiamiento universitario. Lo acompañó el misionero Martín Arjol, quien quedó afuera del armado libertario en su provincia. Hubo seis macristas ausentes.
El Gobierno defendió esas dos votaciones con 68 y 66 diputados, a más de 20 de defender los vetos.
Los Menem matizan los señalamientos. “La fragilidad parlamentaria estuvo desde el comienzo de la gestión. El año electoral exacerba las tensiones preexistentes con las distintas fuerzas políticas”, explican cerca del presidente de la Cámara.
“No nos pidieron ayuda, sabíamos que esto venía mal”, replican cerca de Caputo. En su entorno interpretan la pérdida de control como un problema de gobernabilidad de corto plazo. Y miran al recambio legislativo de diciembre como una oportunidad para recuperar margen de maniobra: apuestan a sumar 14 senadores y 90 diputados propios. Pero advierten: “Si actuamos con sensatez”.
El temor inmediato es que el oficialismo no logre reunir ni siquiera el número necesario para sostener futuros vetos presidenciales. Mientras en el Senado avanza la oposición con proyectos como el aumento jubilatorio, la emergencia en discapacidad y una nueva moratoria previsional, Milei ya anticipó que los vetará. El dilema es si tendrá los votos para bloquear la insistencia.
Los celestiales creen que este nuevo traspié refuerza sus advertencias: piden revisar el armado electoral y acusan a los Menem de pretender imponer candidatos propios en las listas provinciales, incluso en detrimento de los acuerdos nacionales. “Lo que no podes arreglar con plata lo tenes que arreglar con política”, dicen cerca de Caputo. Y aseguran que Karina Milei no está al tanto de todos los movimientos: “Le llega la mitad de la información; si no, no lo avalaría”. Nadie quiere discutir con “el jefe”.
El caso de Corrientes es el ejemplo que más repiten. “Es inexplicable no haber acordado con [Gustavo] Valdés”, se lamentan. Según sus cálculos, una alianza con el gobernador radical les habría permitido sumar dos diputados nacionales. Pero la negociación se empantanó por la exigencia libertaria de encabezar la lista de diputados provinciales. “Ahora si logramos sacar uno es un milagro”, dicen.
Con la mirada puesta en Buenos Aires, descuentan un acuerdo con Pro. “Fue una definición de Milei”, remarcan. El nombre del sello será La Libertad Avanza. Y en la estratégica tercera sección electoral –con Cristina Kirchner afuera de juego– imaginan un candidato surgido de la militancia digital. “Un tuitero joven, bien contracultural, que no tenga nada que perder”, anticipan. Daniel Parisini, alias “Gordo Dan”, está descartado: Milei se opone a postular a alguien sin domicilio bonaerense. “Para él es una trampa de la casta”.
Perder en la provincia de Buenos Aires no está en sus planes. “Sería una catástrofe”, enfatizan. Y creen que una victoria ante el kirchnerismo enviaría un mensaje clave a los mercados: ayudaría a bajar el riesgo país y permitiría acceder a financiamiento a tasas más bajas.
En la Ciudad de Buenos Aires también se anticipa una negociación difícil con Pro. Desde el entorno de Caputo avisan que el macrismo no tendrá lugar entre los candidatos a senadores. “Si van solos, salen terceros. No pueden venir a pedir lo que no tienen”, advierten.

Por Delfina Celichini-La Nación