En el establishment alertan sobre la falta de empatía con el futuro que tiene el “círculo sin hijos” que encabeza el presidente. Del bando de los casados está el área económica, que lideran Caputo, sus amigos y sus familias.
El círculo rojo está desorientado y busca encontrarle razones a las decisiones que toma el Gobierno y que ponen en jaque la lógica tradicional del manejo político y económico. El temor es que el team libertario acelere el rumbo de medidas de gestión sin importar una colisión de frente contra una realidad que frustre en las urnas y en el humor social el plan de minimizar la presencia del Estado en las cuestiones de los privados y de imponer las “grandes reformas”: laboral, fiscal e impositiva.
Una de las teorías que más hondo caló en el establishment es la sostenida por la inmolación casi religiosa ante la falta de costo hereditario. En otras palabras, la ausencia del concepto de paternidad o maternidad en los principales cuadros políticos oficialistas, encabezados por el presidente Javier Milei. Sucede que el gen de la creación de La Libertad Avanza está fundado en cuatro espadas que no dejarán descendencia, seguidos por una militancia de primer orden que aplica una lógica que se extendió entre los millennial y la Generación Z.
Distinta es la situación del ala económica, fuertemente anclada en la importancia de las familias como núcleo decisivo, y que comprende el impacto generacional de sus medidas. Con Luis Caputo a la cabeza, el clan económico no sólo tiene lazos técnicos, sino que sus entornos sentimentales mantienen relaciones más allá del Palacio de Hacienda. Las razones emocionales dominaron la escena en muchos pasajes clave del Ministerio de Economía.
La política sin pensar en la herencia
“No tienen hijos. Todas las decisiones que toman son para ganarse el bronce o perder todo en una ruleta. No les importa qué Argentina quedará para el futuro de sus familias, porque no tienen descendencia”, se alarmó el dueño de una de las grandes empresas del país, que encontró en ese razonamiento el porqué del “alejamiento total de la realidad y de la ruptura de cualquier tipo de puentes de diálogo con gobernadores y dirigentes aliados que podían ayudarlo”.
Según una fuente consultada por PERFIL, que convivió con algunos de los cuadros políticos del Gobierno libertario, “sus acciones son de personas que viven el día a día” y “poco les importa qué va a ser de la Argentina en el futuro”. “Sólo piensan en quedar ellos en la historia”, se alarmó. No es el único actor que identificó ese manejo. Algunos empresarios que dialogaron con parte del equipo político encontraron el mismo modus operandi.
La cabeza es Milei, pero el círculo familiar se cierra con su hermana Karina: ninguno de los dos tiene hijos, más allá del vínculo con los perros clonados, a los que el presidente denomina “hijos de cuatro patas”. De mantenerse esa postura de no tener descendencia, el apellido presidencial Milei se terminará en la generación actual, lo que refuerza la idea de que nada los ata a un futuro. “Nunca aplicaría la lógica de las películas, en donde el punto débil son los hijos cuando alguien quiere condicionar una medida. Por eso, con cuidar sus propias vidas alcanza para hacer lo que están convencidos de que es necesario, a pesar de cualquier costo”, graficó uno de los consultados del entorno inicial de LLA.
El origen de los libertarios argentinos
Existen dos creadores más en el mundo libertario mileísta: la vicepresidenta Victoria Villarruel y el economista Carlos Maslatón. Ambos siguen el mismo patrón: no tienen descendencia. A ellos se les agrega Demian Reidel, otro de la Generación X. El presidente de Nucleoeléctrica Argentina (la empresa nuclear que Milei quiere vender) y amigo de Milei tampoco tiene hijos y muchos lo señalan como alguien que profesa la vida “con noches extensas y festivas”.
A ese cuadro de Baby Boomer y Generación X (ubicados en esos rangos por ser mayores de 60 y 45 años, respectivamente), se anota una quincena de centennials militantes activos que están caso desde el inicio de LLA y que tampoco tienen hijos, como Agustín Romo, Iñaki “La Pepona” Gutiérrez, Eduardo “El Presto” Prestofelippo, Mario “Pato” Russo, Daniel “el Gordo Dan” Parisini y Fernando Cerimedo. Ellos tienen más posibilidades de tener hijos en un futuro, pero se enmarcan en una generación en donde bajó drásticamente la decisión de ser padres.
El equipo de casados
Luis Caputo le llevó a Milei un paper con un plan económico que se acercaba a la dolarización, pero era más factible que la propuesta de campaña libertaria. El entonces presidente electo compró la propuesta, pero le pidió que fuera él mismo quien la aplicara. Se tomó un tiempo para convencer a su esposa Ximena Ruiz Hanglin y a sus seis hijos, quienes le habían reclamado para que desistiera de la opción de volver a la función pública, luego de los escraches que sufrió la familia de “Toto” por haber participado del gobierno de Mauricio Macri.
En el quinto piso del Palacio de Hacienda es habitual que dos de sus hijas lo visiten de manera cotidiana y que sus jornadas laborales terminen a las 20, según señalaron fuentes del Mecon. También, su esposa es la encargada de ir a buscarlo a la salida de los eventos laborales en horarios nocturnos a los que asiste Caputo. Incluso, en abril de este año, cuando se realizó el anuncio del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el ministro agradeció entre lágrimas a su familia. Y en una reunión a solas con un puñado de medios de prensa fue acompañado por Ximena Ruiz Hanglin y alguno de sus hijos.
Su equipo económico es más que un team técnico. El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, fue socio en la consultora Anker, que fundaron juntos. Padre de dos hijos, estudió en el mismo colegio que Caputo, el Cardenal Newman. En el mismo country vive junto a Juan Pazo, titular de la AFIP y socio en varios negocios, previos a la última función pública. El banco estadunidense JP Morgan es otro de los puntos de contacto con sus funcionarios: por allí pasó Pablo Quirno, otro actor clave en el quinto piso del Palacio de Hacienda, del equipo de casados y con hijos.
“Caputo viene a reivindicarse y quiere irse por la puerta grande. Su antecedente en la gestión Macri le trajo muchos dolores de cabeza sociales y judiciales. Con el título de mejor ministro de Economía de la historia, como le dice Milei, le sirve para volver a sus días en familia, sin que nadie le reproche nada. Lo positivo es que, como nosotros, piensa en la Argentina que viene, porque es donde van a vivir sus hijos. Equivocado o no con sus medidas, no piensa en el bronce, sino en que su familia duerma tranquila”, admitió un empresario que lo conoce de cerca.
Por M.L