Misiones Para Todos

El criminal de guerra Netanyahu no es bienvenido en la República Argentina

Si la gestión Milei completa su periódo de gobierno el saldo de daño será practicamente irreparable

El giro de capas amplias de la población hacia la extrema derecha no se explica, ante todo, por racismo, sexismo o rechazo a la ‘cultura woke’. Responde a una reacción confusa, pero, en sus propios términos, coherente frente al derrumbe del tejido social que alguna vez ofreció seguridad, comunidad y propósito. Como señala Meagan Day, muchos votantes de la extrema derecha no añoran tanto las jerarquías rígidas del pasado como la estabilidad laboral y la cohesión colectiva que caracterizaron al capitalismo keynesiano, en el que también predominaban valores culturales conservadores. La masificación de una demanda de orden entre sectores medios y populares, tras décadas de descomposición social neoliberal, encuentra una sensibilidad conservadora afín en el recelo hacia los cambios impulsados por los movimientos feministas, antirracistas y LGBT. Esa sintonía fue hábilmente explotada por la extrema derecha, que logró unificar malestares heterogéneos en un relato común. Sin embargo, no son las disputas culturales en torno a género, raza o sexualidad las que motivan principalmente una reacción como la que observamos a nivel global. La clave no reside, entonces, en los valores culturales perdidos, sino en las condiciones materiales que sustentaron aquel período que hoy se añora (cuando, por ejemplo, ‘América fue grande’): altos salarios, sindicatos fuertes, baja desigualdad. Fue ese marco - y no una supuesta armonía basada en valores conservadores - el que permitió un orden social más integrado. El neoliberalismo desmanteló esas condiciones de integración, y la izquierda, al abdicar progresivamente de su programa histórico en nombre de una adaptación al nuevo consenso, dejó vacante el terreno que hoy ocupa la extrema derecha con su llamado a restaurar un orden perdido bajo la égida de un Estado autoritario. 

Martín Mosquera

“Su libertad y la nuestra”,

en Revista Jacobin N°11.

Un presente más que aciago 

Como es de dominio público, Donald Trump comanda una guerra comercial de amplio espectro. En la mira están países como Brasil, sancionados con tarifas por imponer regulaciones a la tecnocracia estadounidense, o el nuestro, asfixiado por una deuda a todas luces impagable. Más explícitos los unos, más tácitos los otros, tales condicionamientos no son una advertencia, ni un límite, ni reparan. Son armas legales, sin explosivos, que matan a millones.

En tanto, aquí, la tensión entre el Presidente y la Vicepresidenta de la Nación ha escalado a nivel tribunalicio, a partir de los escraches que Victoria Villarruel viene padeciendo por parte de las Fuerzas del Cielo

Con la proa puesta en un control inflacionario de carácter meramente publicitario y absolutamente desentendido de la baja del consumo y la desocupación rampante, el gobierno celebró - en su estilo, restringido para la ciudadanía y la prensa - una cena en el distinguido Yacht Club de Puerto Madero organizada por la Fundación Faro, think tank de la más rancia derecha local, en la que su mentor, Agustín Lage, se posicionó como eventual sucesor de Javier Gerardo Milei, y los economistas Axel Kaiser y Miguel Boggiano, como parte de su potencial futuro equipo económico.

Si esto último supone cierta previsión de recambio para el elenco libertariano, en caso de progresar el pleito anterior, bien puede convertirse en un cisma institucional que dé por tierra con un Plan B supuestamente urdido por la doctora Villarruel. 

Por lo pronto, la diputada oficialista Lilia Lemoine pidió la renuncia de la vicepresidenta y la acusó de perjudicar al Gobierno, que acaba de admitir este la derrota total que tuvo en Diputados durante una jornada que fue de revés tras revés para la Casa Rosada, con resultados que incluso sobrepasaron los 150 votos en contra del oficialismo. “Perdimos todo, perdimos todas las votaciones”, asumió el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el primero en reaccionar por parte de la gestión de Milei. En tanto, adelantó que el Presidente seguirá con los vetos y se quejó por la actitud de los habituales socios legislativos de La Libertad Avanza (LLA), más allá de Pro. “¡Votaron todos con el kirchnerismo!”, exclamó. 

Mientras tanto, la hábil hermana del presidente - a la que él llama El Jefe, y la oposición más tarambana La Repostera -, ni lerda ni perezosa, se apresuró a suturar una posible ruptura con Santiago Caputo, en la lúcida comprensión de que la eficacia de La Libertad Avanza reside en complementar la lidia territorial con la virtual.

No obstante, la interna oficialista no se queda en eso. Una vicepresidenta que no es precisamente Cobos, continúa dando muestras de ruptura con la Casa Rosada. En plena tensión con Gustavo Valdés por el cierre de listas en Corrientes, Villarruel visitó la provincia para encabezar junto al gobernador la ceremonia de repatriación de restos de Granaderos caídos en la batalla de San Lorenzo.

El encuentro se dio en medio de la creciente disputa entre la titular del Senado y Javier Milei, quien recientemente la acusó públicamente de “traidora” y “bruta”. Cabe recordar que el Presidente la responsabilizó por la escalada en el precio del dólar y le endilgó haber habilitado "una sesión ilegal para que rompan el equilibrio fiscal". La referencia fue al debate en el Senado en donde se convirtieron en ley el aumento a los jubilados, la prórroga de la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad, entre otras iniciativas.

Más liberal el número uno, más falangista la dos, el paso de ambos por el gobierno nacional rehabilita circunstancias que hasta entonces parecían saldadas por un tácito pacto democrático. Sin ir más lejos, con absoluto desparpajo, Patricia Buckmayer, docente de primaria y concejal electa en la localidad de Motecarlo, Misiones, publicó en sus redes sociales imágenes de un nuevo modelo de Ford Falcon verde expresando que tenía "baúl mejorado para acarrear zurditos".

Seguramente, no faltará quien califique como alarmistas a este tipo de señalamientos. Sin embargo, hace poco el periodista de investigación Hugo Alconada Mon reveló que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) está elaborando “reportes” sobre actividades, reuniones y movilizaciones que protagonizan “líderes políticos, sociales y sindicales de todos los partidos y espacios, pero con una salvedad: no reporta datos sobre La Libertad Avanza o sus dirigentes ni sobre funcionarios nacionales”. Según afirma, el reporte de inteligencia tiene nueve carillas y puntea “actividades públicas - todas lícitas - que se llevarían a cabo los miércoles, como protestas gremiales, convocatorias callejeras y hasta actos culturales, además de actividades de colectivos de jubilados, personas con discapacidades, entre otros”. Además, precisa “horarios, recorridas y lugares específicos de concentración de cada una”, sin ninguna referencia a supuestas “amenazas a la seguridad” que justifique tal sistematización de información. Cabe agregar que el vocero oficial Manuel Adorni se negó a dar respuesta sobre el particular.

A todo esto, mientras se invierten sumas siderales para evitar la “alteración del orden público”, el reverso de la exitosa campaña del CONICET en Mar del Plata está dado por los reclamos al gobierno nacional que empuja al sector a “una crisis sin precedentes”, con pérdida de poder adquisitivo y fuga de cerebros, lo que acaba de derivar en una doble jornada de protesta, con acampe y movilización. 

Así y todo, el flamante frente de gobernadores continúa resuelto a presentar batalla por el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional, el rescate del Hospital Garrahan, y el rechazo a los vetos presidenciales.

Su proyecto de crear una tercera fuerza alejada de la polarización entre el peronismo y los libertarianos encontró eco en varias provincias. El nuevo partido tendrá el nombre de Provincias Unidas (si lo permite la Justicia Electoral) A menos de 10 días del cierre de la presentación de listas para las elecciones nacionales de octubre, se recibían adhesiones, como la del gobernador de Corrientes y de fuerzas de otras jurisdicciones. 

Corresponde repara en que las provincias del "grito federal" concentran el 40% de las exportaciones y 21% del PBI. Córdoba, Santa Fe, Chubut, Santa Cruz y Jujuy reúnen el 20 por ciento de la población total argentina. Y tienen una relevancia central en las ventas al mundo, ya que combinan agro e hidrocarburos 

Por su parte, el movimiento - otrora nacional y hoy cada vez más bonaerense - justicialista, no ha saldado todas sus internas. De hecho, en cuatro distritos hay peleas entre candidatos de Cristina Kirchner y de Áxel Kicillof. En Coronel Suárez y General Pueyrredón los referentes del gobernador armaron listas propias; en Ituzaingó, hubo una escisión del Movimiento Evita, por fuera del armado de los Descalzo; y en Morón la unidad pende de un hilo.

Una vez más, lo pequeño se hace grande cuando lo grande no existe.

Recuerdos del futuro 

“El fallido magnicidio de la semana pasada - en alusión al atentado de Fernando Sabag Montiel contra Cristina Fernández de Kirchner - introduce la violencia armada como posibilidad política, así sea puramente fantaseada. En el campo de las izquierdas hubo discusiones públicas sobre la historia de las acciones militantes armadas. Recuerdo en particular la querella del ‘no matarás’, que reunió a filósofos y militantes argentinos por los años 2004 - 2006. En ese contexto, León Rozitchner dijo que no habría que confundir la acción de quien mata haciendo de la vida suprimida un mero símbolo (el asesinato como acción puramente comunicativa), con una contraviolencia que se asume como una defensa en el marco de un enfrentamiento concreto. Esa distinción entre diversas violencias, ‘diversas políticas’, sigue sin formar parte de las discusiones estratégicas de quienes defienden la democracia. La trampa democrática consiste en la ilusión de una política sin guerra, una paz que no sería solo una tregua. El correlato es una política democrática sin fuerza”.

Diego Sztulwark

II La Captura, La irrupción (aguante Milei),

en “El temblor de las ideas. Buscar una salida donde NO la hay”

El pasado mes de Julio se cumplieron 100 años del nacimiento de Frantz Fanon, destacado psiquiatra y filósofo martiniqués cuyo trabajo ha tenido un impacto significativo en la comprensión del colonialismo, la raza y la liberación. Sus ideas sobre la descolonización, tanto a nivel político como mental, siguen siendo relevantes en el contexto actual. Ni hablar bajo un régimen como el argentino, abiertamente alineado con el eje Washington - Tel Aviv, en pleno genocidio contra la Franja de Gaza.

Pero ese aspecto macro no constituye el único aporte de Fanon digno de ser revisado aquí y ahora. Cuando una sociedad pierde de vista su objetivo emancipatorio, esa vacancia exacerba contradicciones secundarias en el seno del pueblo, propiciando una suerte de sorda “guerra civil de pobres contra pobres”, ya se trate de trabajadores cuentapropistas contra asistencializados, o bien de excluidos sociales capaces de disputarse un plato más de guiso en un comedor comunitario.

Sobre esas cuestiones tan acuciantes también discurrió este intelectual cuyos textos constituyen una lectura obligada para la militancia insumisa. En “Los condenados de la tierra”, por ejemplo, Fanon escribe: “Mientras el colono o el policía tienen derecho, a cualquier hora del día, a golpear al nativo, a insultarlo y hacerlo arrastrarse ante ellos, usted verá al nativo sacar su puñal en respuesta a la más ligera mirada hostil o agresiva que le dirija otro nativo, pues el último recurso del nativo es defender su personalidad frente a su hermano. Así, la autodestrucción colectiva en una forma muy concreta es uno de los medios por los cuales se libera la tensión muscular del nativo. Todos estos patrones de conducta son una reacción reflexiva de muerte ante el peligro, un comportamiento suicida que demuestra al colono (cuya existencia y dominio se justifican aún más a raíz de los mismos) que estos hombres no son seres humanos razonables”.

Desde diciembre de 2023, quien más quien menos ha escuchado de boca de muchos compatriotas indignados preguntarse cómo puede ser que un pueblo con la tradición de lucha del nuestro termine “votando por sus propios verdugos”.

El interrogante podría sonar exagerado, sin embargo, en las últimas horas, en una reunión organizada por el espacio Somos PYMES, el periodista Carlos Pagni comparó el voto a Milei con la decisión de aquel ciudadano estadounidense que, ante la certeza del horror que le esperaba permaneciendo en las Torres Gemelas siniestradas, se arrojó al vacío sin pensarlo dos veces.

Si semejante comparación fuera admisible, a más de un año y medio de gestión libertariana, encuestas más encuestas menos, todo indica que el porcentaje de desencantados del oficialismo está en alza.

Cualquier compatriota bien informado debería aceptar que, aunque disperso, el pueblo argentino no ha dejado de luchar desde que el anarco capitalismo se apoltronó en la Casa Rosada, y su pelea cada vez va demostrando mayor conciencia respecto a la gravedad de lo que está en juego actualmente.

Se están llevando a cabo, por ejemplo, numerosas manifestaciones solidarias con la causa palestina. Entre ellas, una marcha desde AYSA hasta Plaza de Mayo en repudio a la entrega del agua argentina a la empresa israelí Mekorot, y cada vez más organizaciones sociales van comprendiendo que sin propiciar un juicio político tendiente a destituir a un Primer Mandatario que se regodea en la crueldad, que sin echar mano a mecanismos constitucionales de emergencia como una Asamblea Constituyente, que sin la suspensión del pago de la deuda externa e investigación y desconocimiento de su parte ilegal, y un inmediato ingreso a los BRICS, nuestro país no tiene destino en el concierto actual de las naciones.

Tópicos tan elementales, más que de un acuerdo programático de mínima, forman parte del instinto de supervivencia de un país con vocación soberana.

De modo que, a la luz de los hechos, podría admitirse que votar a La Libertad Avanza por despecho de sus predecesores es una respuesta autodestructiva a la deriva de los vetustos e inoperantes partidos tradicionales, solo explicable en base a la incomprensión del divorcio a que han llegado globalmente la democracia y la Justicia Social. Pero el hartazgo popular creciente muy probablemente sea menos pasivo y parecido a una implosión de lo que han considerado algunos cientistas sociales, porque - a todas luces - como en 1810, el pueblo sigue exigiendo “saber de qué se trata”.

Y, si El Palacio no responde a tiempo… a la larga o a la corta, La Calle entrará al Palacio. Y seguramente sus ocupantes más lúcidos no querrán estar allí ese día. -

Por Jorge Falcon-La Gomera de David