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El debate nacional tiñe las elecciones regionales de España

Españoles de 12 de las 17 comunidades autónomas acudirán a las urnas este 28 de mayo para elegir sus gobiernos y legislaturas regionales, además de más de 8 mil ciudades (entre ellas las dos más importantes del país, Madrid y Barcelona), en unos comicios teñidos por el debate nacional, cuando faltan pocos meses para la elección de un nuevo congreso y del gobierno que surja de él.

Unos 36,5 millones de españoles están llamados a votar en 12 de las 17 regiones o comunidades autónomas para elegir sus autoridades y las de 8.131 municipios, en unos comicios que además de una evaluación de la gestión de los gobiernos locales se consideran un ensayo para los generales programados para antes de fin de año.

Los últimos sondeos anticipan que la disputa electoral será muy cerrada en algunas regiones y ciudades entre los derechistas del Partido Popular y aliados -en particular el ultraderechista Vox- y el Partido Socialista (PSOE) del presidente Sánchez y fuerzas afines, como Podemos y la más reciente Sumar.

Estas elecciones excluirán a las comunidades autónomas reconocidas como “históricas” por la Constitución: Galicia, Cataluña, Andalucía y País Vasco. Tampoco votará Castilla y León (votó anticipadamente en 2022), pero sí Aragón, Asturias, Islas Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Comunidad de Madrid, La Rioja, Región de Murcia y Navarra.

En un escenario político crecientemente polarizado, el Ministerio del Interior organizó un dispositivo de seguridad para la jornada electoral con casi 99.000 agentes, el mayor de la historia en España (7 % más que en 2019).

Por qué votan

Una de las incógnitas a develar en estas elecciones municipales es si en el ánimo de los votantes pesará más su evaluación de la gestión de presidentes de sus comunidades autónomas y ciudades en las áreas de salud, educación, violencia, vivienda y transporte, o si pesará más como ensayo parcial para los comicios nacionales de finales de año y plebiscito del gobierno nacional de Sánchez.

En Cantabria, la candidata a presidenta autonómica del PP María José Sáenz de Buruaga llamó a acabar con “el sanchismo” por sus leyes sobre violencia de género, eutanasia y personas trans. Su copartidario candidato en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, convocó a “elegir entre Pedro Sánchez o la España del 78. Tiene sus días contados en La Moncloa. Depende de nosotros”, dijo.

Pero en 2021, en el caso de Madrid, la nacionalización de la campaña que emprendió Isabel Ayuso por el PP bajo la consigna “Comunismo o Libertad” terminó con la irrupción de la nueva fuerza Más Madrid, con la enfermera centroizquierdista Mónica García como candidata, que todavía en pandemia se centró en los problemas de la comunidad y en plantear sus propuestas y acabó como segunda fuerza por delante del PSOE, que había ganado en 2019.

Según el CIS, a los votantes en estas elecciones les importan más “los temas propios” de su comunidad que los “generales de España”, por ejemplo en Navarra (66,6%) y Asturias (59,1%), pero los asuntos nacionales pesan más en Castilla-La Mancha (49,2%) y la Comunidad Valenciana (43,5%). En Madrid, el 56,9% da prioridad a las cuestiones autonómicas y el 37,5% a las de toda España.

Dos escenarios

En los dos escenarios -voto localista o plebiscito nacional- juega un papel relevante el ultraderechista Vox, que irrumpió en el panorama político español hace 10 años, bajo el liderazgo de Santiago Abascal, y que pasó de un provocador intento de restauración franquista a exhibirse como un aliado estable del PP en el Parlamento, e incluso gobernando la conservadora comunidad autónoma de Castilla y León.

Vox, actual tercera fuerza nacional, puede consolidarse en este proceso de validación política siguiendo las huellas de otras fuerzas europeas emparentadas en sus raíces ideológicas como la Alianza Nacional de Marine Le Pen y Fratelli d’Italia, de la primera ministra Georgia Meloni.

En el caso de Madrid -ciudad capital y región- las encuestas anticipan que será muy difícil quebrar las mayorías que ya ostenta el PP, en particular en la región, con el liderazgo de la radicalizada Ayuso, presidenta de la comunidad autónoma, que ha calienta motores como futura jefa de la oposición derechista a Sánchez.

Por izquierda, las posibilidades del PSOE tras su alianza de gobierno con Unidas-Podemos, el partido que surgió del movimiento de los Indignados de 2010 bajo el liderazgo del ahora retirado Pablo Iglesias y otros variopintos jóvenes izquierdistas, se analizarán de cara a la irrupción de SUMAR, una plataforma liderada por la segunda vicepresidenta de Sánchez y expodemita Yolanda Díaz que aspira a suceder a Sánchez.

Sumar no presentará candidaturas en estas elecciones locales, pero en su proyección como candidata a la presidencia de España ha apoyado selectivamente a fuerzas afines de izquierda como las alianzas locales de Podemos e Izquierda Unida, Más Madrid liderado por Íñigo Errejón -cofundador de Podemos con Iglesias hasta que rompió con él- y Compromís Valencia.

Estará en liza también la influencia de partidos locales o autonómicos, sin participación relevante en las coaliciones nacionales, pero decisivas en la formación de futuros gobiernos municipales o regionales con el PP y el PSOE. En los últimos tiempos se han creado partidos vecinales con intereses muy locales, para los cuales la agenda nacional importa poco y mucho más, sus nuevos y jóvenes liderazgos.

Bipartidismo vivo

Pese a la irrupción de minorías como Vox y Más Madrid, respectivamente en desmedro del casi desaparecido Ciudadanos por derecha y del declive de Unidas-Podemos por izquierda, el gobernante PSOE y el PP -liderado por el expresidente gallego Alberto Núñez Feijoo, siguen reuniendo más del 50%, lo que da cuenta del estado del amenazado sistema bipartidista español.

A diferencia de otros sistemas políticos europeos, como los de Francia, Italia y Alemania, donde la fragmentación ha sido mayor, en las regiones españolas donde se vota este 28 de mayo el PP y el PSOE suelen ser los ganadores posibles. Sin embargo, esa falta de fragmentación no les evitará negociar con fuerzas locales o minoritarias para hacerse del control de municipios y comunidades.

El PP preside sólo dos comunidades autónomas (Madrid y Murcia) donde se vota este 28M, mientras el PSOE lo hace en nueve (Aragón, Principado de Asturias, Extremadura, La Rioja, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Navarra).

En las comunidades históricas, que no votan ahora, los nacionalismos son tan potentes que los partidos locales son los que suelen desplazar al PP y/o al PSOE, que a su vez se ven relegados a la condición de fuerzas secundarias, muchas veces con escasa fuerza de negociación en los parlamentos regionales.

Las próximas elecciones generales en España se celebrarán el 10 de diciembre, al terminar la actual Legislatura que hace cuatro años alumbró el gobierno PSOE-Unidas Podemos de Sánchez, quien sin embargo puede adelantarlas según la lectura que haga de estas elecciones regionales.

En los comicios locales y autonómicos de 1995, 2003 y 2011, el partido que consiguió más apoyo entre los votantes ganó a continuación las elecciones generales y terminó formando un nuevo gobierno nacional. Pero no ocurrió lo mismo en 1999 ni en 2007.