Con liquidez al límite y apoyo externo en duda, el dólar mira el techo de la banda. La City prioriza coberturas cortas con carry en dólares
En la primera rueda de la semana, el dólar oficial opera este lunes 20 de octubre con una suba de veinte pesos, a $1.495, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1.475, con lo que sube 1,7%. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1.543 (+0,6%), y el MEP se ubica a $1.530 (-0,6%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia con un aumento de veinte pesos, a $1.505.
Tras el anuncio conjunto del BCRA y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que oficializó el acuerdo de estabilización cambiaria por u$s20.000 millones, la dinámica del dólar continúa atrapada entre la política y la compleja microarquitectura del nuevo régimen cambiario. En cuestión de semanas, el mercado pasó de la euforia a la cautela, y luego a una nueva ola de cobertura acelerada.
Hoy, el factor que domina la escena no son los fundamentos locales, sino el respaldo externo y la credibilidad de las bandas cambiarias. En paralelo, las tasas a un día se dispararon hasta niveles de tres dígitos para contener la presión sobre el dólar financiero, mientras la liquidez osciló bruscamente de un extremo a otro, dificultando la gestión de carteras de muy corto plazo sin exponerse a vaivenes pronunciados.
Ese tablero obliga a los inversores a priorizar tácticas defensivas y a leer, con precisión, el equilibrio entre poder de fuego oficial y demanda privada de cobertura. La película reciente mostró que, cuando la confianza se erosiona, el tipo de cambio busca rápidamente el techo de la banda; cuando aparece un respaldo contundente, el mercado se acomoda, pero exige tasas más altas para sostener la pax cambiaria. La vara, entonces, ya no es solo "nivel de dólar", sino también "a qué costo en tasa" y "con qué colchón de intervención" se sostiene cada rueda.
En ese contexto, la agenda política de las próximas jornadas se vuelve decisiva porque condiciona la continuidad —o no— de la arquitectura actual. El mercado descuenta que, sin señales claras, la cobertura seguirá en el centro de la escena y que las estrategias que combinan hedge con carry en dólares ganarán terreno frente a las alternativas atadas al tipo de cambio oficial. El foco, de acá a las urnas, vuelve a ser el mismo: cuánto aguanta la banda y cuánto músculo hay detrás.
Dependencia del apoyo externo y sensibilidad del dólar
Desde 1816 señalaron que la sostenibilidad del régimen cambiario depende exclusivamente de la continuidad del respaldo estadounidense. En las últimas semanas, un puñado de señales puntuales —incluido el giro de Washington— bastó para que los bonos argentinos saltaran y luego recortaran, y para que el dólar financiero cediera bajo la condición de tasas de un día en tres dígitos. En ese marco, el recorrido del tipo de cambio quedó más atado a anuncios y posteos que a los fundamentals.
Los expertos de la consultora explicaron que, tras las elecciones en PBA, el spot había tocado el techo de la banda y el Banco Central llegó a vender más de USD 1.100 millones en apenas tres ruedas. Con la intervención externa, esa dinámica se dio vuelta, pero el mensaje de fondo no cambió: mientras el apoyo dure, el peso encuentra sostén; si ese paraguas se repliega, el equilibrio se rompe rápido.
Sus analistas apuntaron que, incluso con el peso "apuntalado", el dólar financiero solo logró mantenerse por debajo de 1.500 con tasas diarias de tres dígitos y que, aun tras compras oficiales de pesos desde EE. UU., el tipo de cambio se depreció 1,5% en la última rueda considerada. Es decir, el anclaje existe, pero es costoso y frágil.
Para 1816, la lectura operativa hasta el recambio político es clara: la micro-señal mueve más que el dato macro. Por eso, el sesgo del dólar a cortísimo plazo luce binario: sostén externo y tasas altas para contenerlo, o pérdida de credibilidad con salto hacia los límites superiores del esquema.
Poder de fuego, bandas y riesgo de aceleración
Desde Delphos señalaron que el poder de fuego del Tesoro se encuentra en franco deterioro: tras el fin de las liquidaciones extraordinarias del agro, se habrían vendido cerca de USD 2.000 millones —casi 90% de lo comprado durante "retenciones cero"— y el saldo disponible habría caído por debajo de USD 315 millones, con pagos a organismos por delante. En ese marco, la verdadera válvula de intervención a mano es la posición en futuros del BCRA, en torno a USD 7.000 millones.
Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que, si las elecciones generan un shock de demanda de dólares y el mercado percibe menos credibilidad en las bandas sin un respaldo explícito de EE. UU., es probable que el tipo de cambio vuelva a acelerar hasta el techo del esquema, replicando el patrón observado antes de los anuncios de asistencia. En ese episodio, recordaron, ni siquiera ventas directas por más de USD 2.000 millones evitaron el deterioro semanal del MEP.
Para Delphos, el mercado ya "pricea" un equilibrio cambiario más alto hacia adelante. Las curvas implícitas y los MEP break-even se ubican, a partir de fin de noviembre, por encima del techo de la banda, lo que revela que la confianza en la perdurabilidad del régimen no es plena. Así, el dólar luce contenido hoy por tasas y expectativas, pero con propensión a testear los máximos operativos ante cualquier ruido.
Los especialistas del bróker detallaron que la clave, entonces, no es solo mirar el nivel del dólar, sino también la capacidad de sostenerlo sin sacrificar toda la munición. Si la intervención se concentra en futuros y el Tesoro no logra recomponer caja, el sesgo del tipo de cambio será alcista en los picos de tensión, con potencial de reversión si aparece una señal contundente de apoyo.
Liquidez al límite y tasas que mandan sobre el dólar
Desde 1816 señalaron que octubre fue un laboratorio de estrés: ventas spot y dóllar-linked al inicio del mes, y luego pérdidas en futuros, derivaron en un sistema que se quedó sin liquidez. En apenas 12 ruedas, el BCRA pasó de absorber $5,6 billones en simultáneas al 25% TNA a inyectar fondos por la vía de repos al 159% TNA. Ese salto explica, en parte, cómo se contuvo al dólar financiero y por qué el costo de contención fue tan alto.
Los expertos de la consultora explicaron que el Tesoro decidió no convalidar las tasas del secundario y dejó sin renovar $2,1 billones en la última licitación, lo que sumó ruido a un mercado que ya operaba con rendimientos intradiarios de 4% a 8% TEM en la Lecap S31O5. Con ese telón de fondo, administrar fondos comunes de renta fija en pesos se volvió una tarea de altísima dificultad.
Sus analistas apuntaron que 2025 castigó a quienes estiraron duration en pesos: el dual TTD26 y el Boncap T30J6 mostraron desempeños muy pobres frente a alternativas de liquidez simple. En la curva CER, los rebotes tácticos no alcanzaron para mejorar el valor en pesos respecto de meses previos. El mensaje para el dólar es directo: si las tasas locales no se estabilizan cerca de la inflación, la presión sobre el tipo de cambio reaparece.
Para 1816, cualquiera sea el régimen post-elecciones, la inflación en torno al 2% mensual —pese a la volatilidad cambiaria— habilita ajustes de política para acotar la dispersión de tasas. Si eso ocurre, la señal sobre el dólar sería de menor serrucho intradiario; si no, el mercado seguirá exigiendo rendimiento extremo para mantener a raya al CCL.
:quality(85):max_bytes(102400)/https://assets.iprofesional.com/assets/jpg/2025/10/605095.jpg)
Por Marcos Phillip-IProfesional

