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El gobierno de Javier Milei, del panic show al panic attack

La crisis que lo paraliza es multidimensional: política, económico financiera, judicial, electoral y narrativa. Autoflagelación y el domingo lleno de preguntas.Hundido en un caos que lo paraliza, el gobierno de Javier Milei fija en -5% el límite de la derrota digna

Muchas cosas pueden decirse sobre el miedo: que no es zonzo, que puede ser muy mal consejero y que impregna de un tufo acre a quien lo sufre, lo que lo deja a merced de sus enemigos. Todo eso aplica al ataque de pánico que paraliza al gobierno de Javier Milei.

Lejos de distraer a la opinión pública de los secretos inconfesables del Karinagate, el Gobierno fija más la atención sobre el escándalo al imponer una torpe censura previa y al jugar fuera de la Constitución.

Debido a corruptelas masivas –hay que sumar PAMIANSES– que se ven a la legua, a los silencios propios –culposos– y los impuestos a otros, a los errores no forzados y a la lisa y llana incapacidad –elemento que los análisis suelen minimizar–, el Gobierno ha convertido una crisis relevante en una multidimensional y, acaso, existencial: ahora es política, de credibilidad, de narrativajudicialfinancieraeconómica y, quién sabe, acaso electoral y con potencial institucional.

Salven a Karina Milei: la imaginación al despoder

La cautelar tramitada a través del juez civil y comercial federal Alejandro Patricio Maraniello, incompetente por fuero y por prontuario (acumula acusaciones en su contra de acoso sexualmaltrato laboral y abuso de poder), para evitar la difusión de audios de Karina Milei caerá pronto por su propia falta de base, por las señales que emanan de voceros oficiosos de la Corte Suprema, por la violación que supone de la Constitución Nacional y por lo ridículo del "complot" que pretende fundamentarla.

Eso y el pedido de intervención judicial contra los periodistas Jorge Rial y Mauro Federico son las puntas de una pinza censora, autoritaria y represiva pero, sobre todo, estúpida.

Con su pretensión de acallar lo que no podrá ser acallado, el Gobierno no hace otra cosa que tratar de salir del agujero cavando cada vez más profundamente. Al imponer el silencio, libera la imaginación, que es mil veces más peligrosa que la realidad.

"Alta coimera" ya es un estribillo que suena en millones de cabezas incluso a esa hora de la madrugada en la que se suspende el sueño para orinar. Suena también en redes sociales, grupos de WhatsApp, medios tradicionales, expresiones futboleras y hasta en subtes.

Además, el gesto del "tres" con los dedos adquiere una connotación ácida e insultante. Para los genios de la narrativa, el insulto y la bravuconada parece game over.

¿Qué es lo que no quieren que se sepa? ¿De más corruptelas, del "mecanismo" que las rige a todas ellas? ¿Alguna referencia de Karina Milei, acaso, al estado emocional del Presidente? El Gobierno echó a correr todos los ratones del mundo.

Una ráfaga sobre los pies del Gobierno

La inutilidad de las ofensivas judiciales del Gobierno tiene explicaciones sencillas:

  • La cautelar del juez literalmente incompetente ordena, con prosa abstrusa, "solamente el cese de la difusión únicamente (sic) de los audios grabados en la Casa de Gobierno de la Nación, anunciados el día 29/08/2025 –como fueran denunciados– que sean atribuidos a la Sra. Karina Elizabeth Milei". Sin embargo, aludido por la presunta secretaria general de la Presidencia como algo parecido al "jefe de El Jefe"Martín Menem posteó que "ese audio, en el hipotético caso de que fuera real, pareciera haber sido grabado de manera ilegal en la Presidencia de la Cámara de Diputados". ¿Listo? Si no fue en la Casa Rosada, ¿se lo puede "difundir" entonces, algo que –Milei dixit– no es lo mismo que "promocionar"?
  • Además, el magistrado –al que cabe suponerse de salida– extiende, como si fuera un animal mesozoico, su interdicción a las redes sociales, cosa que queda fuera de las posibilidades y de las propias competencias de la autoridad regulatoria.
  • En tanto, Juan Carlos Maqueda, exjuez de la Corte y, puede suponerse, conocedor de sus tendencias, se refirió a la cautelar censora como "lamentable".
  • Las reacciones parlamentarias, civiles, de especialistas en derecho y de ADEPA han sido contundentes y, sencillamente, basta con leer dos artículos de la Constitución.
  • Patricia Bullrich, por su parte, defendió el pedido de intervención judicial –ya activado por el fiscal Carlos Stornelli– contra una disparatada colusión de Rial y Federico, el dirigente de la AFA Pablo Toviggino, la diputada Marcela Pagano, su marido Franco Bindi y los servicios de espionaje de Rusia y Venezuela. Que alguien la saque para cuidarla.
  • Ni siquiera en el territorio amigo de La Nación + consiguió defender ese delirio. Primero negó haber pedido el allanamiento de las viviendas de los periodistas y del canal de streaming Carnaval, para pasar a balbucear después de que los periodistas le leyeran el texto emitido por su propia cartera. "No son periodistas, no son periodistas", berrincheó.
  • La saga terminó con la ministra, se supone, al borde de las lágrimas. Como se sabe, el kirchnerismo está a punto de morir, pero no deja de ser todopoderoso.

Santiago Caputo, una ausencia omnipresente

El miedo, como se dijo, no es zonzo: si hay tanto temor a lo que pueda escucharse, por algo será. Además, es mal consejero e induce a errores gruesos. Por último, refleja la debilidad del Gobierno, animada por actores que intentan meter la cabeza bajo tierra –Karina Milei–, posibles fusibles que no terminan de saltar por alguna razón poderosa –Lule Martín Menem– y uno, Santiago Caputoomnipresente en su ausencia.

En medio de la desesperación oficial, el asesor monotributista es considerado por sectores del propio Gobierno responsable o directamente culpable de los acontecimientos.

Lo primero porque no contuvo, controlando nada menos que la SIDE y otros formidables recursos de poder, ni al deslenguado Diego Spagnuolo ni la realización de grabaciones en despachos oficiales ni su difusión.

El otro extremo, el de la culpabilidad, es meneado por sus enemigos más enconados (los Menem y, por extensión, la viperinamente llamada "Señora 3" o secretaria general de Recaudación de la Presidencia), que ven su mano detrás de la trama.

El aspirante a ingeniero del caos mueve los hilos, pero no aparece. Busca hacer de Lule Menem el fusible de una crisis que ya claramente excede a esa figura oscura. Se supone que con eso apunta a salvar a la dama, pero cabe preguntarse si tendría sobrevida si se le cayera, gangrenada, su mano derecha. ¿Y si la cadena siguiera? ¿Podría Caputo sobrevivir y quedarse con todo si Karina M. se hiciera cargo de lo que se empeña en ocultar? Más: ¿sin Karina hay Milei?

El hombre orquesta es un enigma y quienes lo señalan como responsable o culpable no terminan de responder una pregunta: ¿para qué? La respuesta sería un cierto resentimiento por haber sido apartado sin aviso de lo que se suponía un triángulo férreo o lo que suele ser la tragedia común a los aprendices de brujo: que los experimentos se les vayan de las manos.

Tal vez sólo se trate de habladurías y Santiago C. apenas sea víctima de la reputación que se esforzó en forjarse.

Del drama del dólar al enigma del domingo

El telón de fondo es una economía que pende de un hilo.

Para llegar sin una explosión cambiaria al 26 de octubre, el Gobierno comenzó a vender dólares de querusa, pero al saltar la noticia no quedó otra que blanquearlo, aun al costo de una mala reacción de analistas y jugadores. Lo hizo sin la jactancia de otrora, cuando la alegre patota de Los Picantes se burlaba de los mandriles al grito de "¡¡¡el dólar flota!!!".

Ya no flota más. "Cepo o devaluación", vaticinó Carlos Melconian. "El problema fundamental es que no está definido cuál es el sistema monetario, financiero y cambiario del país", además de la ausencia de un plan de estabilidad y de la recurrencia de "improvisaciones dañinas", sacudió, a su vez, Domingo Cavallo.

El billete verde apunta al límite superior de la banda, pero aun así se interviene para contenerlo y evitar un fogonazo inflacionario. Son billetes que había comprado el Tesoro y no los 14.000 millones provistos por el FMI, que quedaron en el Banco Central. Como los primeros son sólo unos 1.700 millones –100 millones de los cuales se habrían patinado en la rueda de ayer–, ¿allá vamos si siguiera la corrida?

Como el acuerdo en vigor con el Fondo sólo permite intervención en el mercado cuando la paridad supere el techo de la banda, lo que está haciendo el Gobierno va al fleje. Por ahora, Milei, Toto Caputo y Santiago Bausili pueden alegar que no se están fumando la plata del FMI. El tecnicismo provisionalmente vale, pero el dinero es fungible. La libertad es apenas un recuerdo, carajo.

¿Dirá algo el organismo que Kristalina Georgieva gerencia en representación de Donald Trump? Hasta el cierre de esta nota, este medio no obtuvo respuesta a su consulta.

¿Habrá que prepararse para que el Fondo cierre los ojos ante una intervención cambiaria de facto, confirmando el carácter de aporte de campaña del nuevo endeudamiento? ¿A cambio de qué? Si el sistema de bandas ya no sirve, ¿después del 26-O se pasaría a bandas más laxas o directamente a un mercado liberado? En cualquier caso, ¿se viene otra devaluación fuerte?

De ser así, Milei, Toto Caputo y el FMI estarían consumando una defraudación política y electoral al hacer que la ciudadanía acuda a votar en condiciones de tipo de cambio, inflación y nivel de actividad artificiales, que se alterarían radicalmente ni bien los votos terminasen de contarse.

Por lo pronto, este domingo habrá una escala clave en las urnas de la provincia de Buenos Aires. El resultado es un enigma, pero la hipótesis de un triunfo del peronismo liderado allí, para bien o para mal, por Axel Kicillof podría alterar todavía más al mercado. ¿Puede ocurrir tal cosa?

Nada "marcha acorde al plan", sino a lo que va saliendo.

Por Marcelo Falak-Letra P