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El muchacho de 27 años que mandó a la quiebra un banco y acabó con 228 años de historia

Todo comenzó con la intención de subsanar un error contable, pero luego se convirtió en una práctica habitual que resultó ser una catástrofe.

Nick Leeson era un joven operador inglés que luego de trabajar en Morgan Stanley se mudó a Singapur para trabajar en el banco Baring Brothers como operador del mercado de futuros asiático.

En poco tiempo se convirtió en la estrella de ese mercado, lo cual le permitió ganar grandes sumas de dinero tanto a él como al propio banco.

Producto de su éxito, pasó de un modesto departamento de un complejo de viviendas sociales en Londres a otro de lujo por el que pagaba un alquiler de 4.000 dólares por mes; del metro de la capital británica a un Porsche último modelo y una cuenta de gastos sin límites. Todo en tan sólo cuatro años.

En algún momento, Leeson copaba el 40% de las operaciones de esa filial, lo cual posteriormente puso en evidencia la falta de controles por parte de sus superiores.

Su meteórica carrera comenzó a eclipsarse cuando para cubrir un error de una empleada y evitar su despido, adulteró los números de sus operaciones para ocultar pérdidas por unos pocos miles de libras.

Con un mercado que le jugaba en contra, esa maniobra se convirtió en algo habitual pues las diferencias contables crecían, ante lo cual supuso que la única forma de subsanarlas era hacer cada vez más operaciones.

Su estrategia había funcionado a la perfección cuando el mercado no tenía una tendencia definida y el rango de variaciones era muy estrecho, pero el terremoto de Kobe en Japón rompió con esa inercia ya que provocó una clara tendencia bajista, y ese fue su el principio de la debacle personal y del banco.

Como sus posturas no lograban revertir las pérdidas, Leeson se vio obligado a solicitar fondos adicionales para continuar su actividad. Así, durante tres meses, compró más de 20.000 contratos de futuros por valor de unos 180.000 dólares cada uno, pensando que podría modificar el rumbo de la Bolsa de Tokio. Nada menos que 3.600 millones de dólares.

Para ello, abrió una cuenta secreta, la famosa “88888”, a través de la cual pretendía recuperar lo perdido con nuevas operaciones que le dieran beneficios, de modo que en Londres nadie se preocupara y no vieran que sus negocios eran demasiado arriesgados e ilegales.

Pero esas repetidas inyecciones de capital comenzaron a generar sospechas de que algo no funcionaba bien en Singapur, por lo que se dispuso una auditoría cuyo resultado fue catastrófico: el pasivo acumulado rondaba los 1.400 millones de dólares, por lo que superaba holgadamente el capital y las reservas del propio banco.

Cuando los ejecutivos ingleses descubrieron lo que había pasado informaron el Banco de Inglaterra y se fue directamente a quiebra.

Los medios de la época reflejaron el colapso del banco

De esta manera, en 1995, la banca Baring, la que financió la compra de Luisiana por Estados Unidos, la construcción del ferrocarril en la ruta de la seda, la que fue descrita por el cardenal Richelieu como la sexta potencia del mundo y que ayudó en la reparación de Francia tras Waterloo, terminó finalmente vendida por una libra al grupo holandés de servicios financieros Internationale Nederlanden Groep (ING), que prometió hacerse cargo de todas las deudas, devolver los depósitos y encargarse de los acreedores.

Al comprobar que todo estaba perdido, Leeson y su mujer huyeron a Kuala Lumpur, donde se enteró del desastre al ver el nombre del banco por el que trabajaba en la primera página del The Wall Street Journal

Finalmente fue detenido en Frankfurt y trasladado a Singapur, donde pasó cuatro años y medio de una condena de seis y medio en una prisión de máxima seguridad, de la que salió al ser diagnosticado de un cáncer de colon, que superó.

Nick Leeson, cuando fue detenido

Ahora vive con su segunda esposa en Irlanda, donde fue directivo del club de fútbol Galway United y actualmente se dedica a dar charlas en diferentes foros acerca de su experiencia.

“Cuando huí a Kuala Lumpur, me quedé en un hotel y escribí una breve carta, que después envié por fax. Al final de la carta escribí “I’m sorry”

En definitiva, un joven que estaba a punto de cumplir 28 años provocó la quiebra de un banco con 223 años de historia a sus espaldas.

Un banco de alcance mundial

Baring Brothers & Co fue un banco fundado por una familia de ese mismo nombre en 1762. A principios del Siglo XIX ganó notoriedad por convertirse en el brazo financiero del Reino Unido, pues fue el principal financista de la Corona en la guerra contra Napoleón.

También fue el emisor del primer gran empréstito que tomaron los gobiernos de Argentina y Uruguay con calamitosos resultados para todas las partes. De hecho, a raíz la sobreexposición a la deuda de ambos países el banco tuvo que ser rescatado por un consorcio organizado por el gobernador del Banco de Inglaterra, William Lidderdale, en 1890.

A partir de esa crisis, el banco adoptó un comportamiento más moderado y logró establecer una relación estrecha con la monarquía británica que perduraría hasta su colapso. De hecho, Diana, princesa de Gales, fue la bisnieta de uno de los integrantes de la familia Baring.

A lo largo del Siglo XX se consolidó como una de las entidades financieras con mayor presencia a nivel global, pero sin embargo todo su prestigio se derrumbó en 1995 por culpa de Nick Leeson.

Por Ruben Ramallo