Mauricio Laferrara forma parte de la temida organización liderada por Esteban Lindor Alvarado, uno de los capos narcos de Rosario. Hasta el 20 de octubre del año pasado estaba detenido en el penal de Villa Devoto, donde cumplía una condena a perpetua por homicidios y narcotráfico. Se sospecha que se fugó escondido en la basura, pero todavía existen dudas. Hay un pedido de captura internacional y una recompensa de 5 millones de pesos vigente.
El próximo martes 20 de febrero se cumplirán cuatro meses de la misteriosa desaparición de Mauricio Jesús Laferrara (27), el jefe de los sicarios del capo narco rosarino Esteban Lindor Alvarado, que estaba preso en el penal de Villa Devoto cumpliendo una condena a perpetua. Pese al tiempo transcurrido (121 días), las hipótesis que fueron planteadas desde el minuto cero siguen abiertas: ¿Se fugó del penal escondido en la basura y está oculto en algún lugar? ¿Perdió la vida en medio del escape y terminó en un basurero de José León Suárez? ¿O lo asesinaron y descuartizaron en el interior de la misma unidad penitenciaria donde cumplía una condena a perpetua?
La suerte de Laferrara, también conocido como “Mauri” o “Caníbal”, no es un tema menor, por su peligrosidad –en caso de estar suelto–, pero también por las consecuencias que su supuesta muerte podría desencadenar en el submundo narco.
De las tres pistas que existen, la del homicidio en la antigua cárcel de la Ciudad de Buenos Aires es la que más fuerza perdió. No hay registros ni testigos que hablen de un episodio así, aunque los guardiacárceles fueron los que avanzaron con esa teoría en las primeras horas, convencidos de que el detenido se encontraba en el interior del penal. Las demás conjeturas están sobre la mesa.
Los registros fílmicos y varios testimonios sostienen la hipótesis de un escape en el carro de la basura. En los videos que forman parte del expediente, se advierten movimientos extraños en los días previos a la desaparición del interno. A esta altura, casi todos coinciden en que “Caníbal” logró salir de la cárcel entre los desechos, pero nadie se anima a apostar si lo hizo vivo o muerto.
Su familia asegura no tener noticias de su paradero, algo que podría sonar lógico según el manual del prófugo, porque para no ser atrapado es clave cortar todos los contactos frecuentes.
Claudia Laferrara, la mujer que crio a Mauricio, mantenía un contacto casi permanente con su hijo, pero de un día para el otro ese vínculo se cortó. Sin avances en la causa, espera desde el primer día que alguien del tribunal o de la unidad penitenciaria se comunique con ella para que le den una explicación, que hasta el día de hoy no tuvo.
Desde el entorno familiar, aseguran que Laferrara nunca dio muestras de estar planeando una fuga. Al momento de desaparecer estaba en pareja. Tiene un hijo pequeño que recibió en sus últimas visitas. Con ellos también rompió relación.
Para Ezequiel Torres, uno de los abogados que asesoran a la mamá del supuesto evadido, la desaparición de Laferrara es de una “gravedad extrema”: “Es un desaparecido en democracia”, dice a este diario.
“Estamos prácticamente igual que en octubre. Hemos pedido informes al tribunal pero no hemos recibido nada. Tampoco nos dieron explicaciones desde la fiscalía. Ni siquiera hemos podido acceder a las cámaras de seguridad”, explica sobre la causa.
Torres reconoce que Laferrara es una persona “peligrosa” por sus antecedentes y que “tenía muchos enemigos”. “Lo veo todo muy raro y nadie nos da una respuesta”, amplía a PERFIL. En estos meses ni siquiera pudieron concretar una audiencia entre el juez y la madre del supuesto evadido.
Misterio. Hasta el 20 de octubre del año pasado, Laferrara se encontraba alojado en el pabellón 11 del penal de Devoto, junto a otros 73 detenidos. Cerca de las 3 de la tarde, durante la baja de internos a recreación, uno de los presos soltó una frase que alarmó a los guardiacárceles: “Se te fue uno del 11 y nadie se dio cuenta”.
De acuerdo a este informe, lo primero que se hizo fue dar aviso al personal de la División Control y Registros de la Unidad. “A las 17.25 se procedió a realizar el correspondiente visu médico corporal a la totalidad de la población penal, así como también un registro exhaustivo en todos los sectores del penal, finalizando la misma a las 18.55 arrojando como resultado negativo la búsqueda del interno en cuestión”, se indica en el reporte.
Según un trabajo elaborado por la Secretaría de Justicia de la Nación, Laferrara habría estado oculto dos días en un contenedor del playón donde queda la basura antes de ser trasladada al predio de la Ceamse de José León Suárez. Rodeado de varios colchones, con algunos alimentos, botellitas de agua y una supuesta manguera para respirar, se habría escondido para salir del penal.
Si efectivamente logró sobrevivir, debería haber saltado del camión en medio del traslado, algo que según los investigadores no se advierte en el análisis de las cámaras de seguridad instaladas en el trayecto que hay entre la cárcel y la planta.
Para temer. Laferrara, por el que se ofrece una recompensa de 5 millones de pesos (ver aparte), forma parte de una organización narco criminal que sí cuenta con suficiente poder económico como para sacarlo de la cárcel y ponerlo en funciones nuevamente. Sin ir más lejos, su jefe, Esteban Alvarado, intentó fugarse sin éxito en marzo de 2023: compró un helicóptero Robinson 44 Raven y hasta contrató a un piloto experimentado para que lo rescataran de la cárcel de Ezeiza.
“Caníbal” tiene un extenso y pesado prontuario. En junio de 2022 lo condenaron a perpetua, junto a Esteban Lindor Alvarado, por el homicidio del prestamista Lucio Maldonado, ocurrido en noviembre de 2018. En abril de ese mismo año, recibió la misma pena por el crimen de Cristian Beliz.
Además, está imputado por el secuestro y asesinato de Cristian Enrique, ocurrido en octubre de 2018 en Rosario, y un triple homicidio registrado ese mismo año en Granadero Baigorria, cuyas víctimas fueron Gerardo Abregú y los hermanos Ezequiel y José Fernández. En la cárcel tenía sentencia de muerte. Su única chance real de recuperar la libertad era mediante una fuga.
Recompensa y captura internacional
El nombre de Mauricio Laferrara figura entre los criminales más buscados por Interpol, pero además el Ministerio de Seguridad de la Nación ofrece una recompensa de 5 millones de pesos para quienes aporten información sobre su paradero.
En el ofrecimiento que hizo el Gobierno se indica que el 20 de octubre el jefe de los sicarios de Esteban Alvarado “se evadió del Módulo N° 3 del Pabellón N° 11 del Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
A “Caníbal” lo buscan efectivos de la División Búsqueda de Prófugos de la Policía Federal Argentina y de la Unidad Especial de Investigación del Crimen Organizado de Santa Fe.
A raíz de la supuesta fuga del sicario, la Justicia resolvió separar de sus cargos de manera preventiva al director del penal de Villa Devoto, el encargado de seguridad en el Módulo o Unidad Residencial 3, el subdirector de dicho sector de la cárcel, el jefe y subjefe de Seguridad Interna del lugar en el que estaba alojado Laferrara; el jefe y el inspector de turno, y dos celadores.
Por Leonardo Nieva-Perfil