El Gobierno de Joe Biden actualizó su política arancelaria con China incrementando algunos aranceles ya existentes e imponiendo otros. Beijing anunció represalias. Vehículos eléctricos, paneles solares y semiconductores hacen parte de los bienes y productos más afectados.
Washington modificó drásticamente los aranceles a los vehículos eléctricos, baterías, paneles solares, acero, aluminio y equipos médicos chinos, una estrategia que está aumentando la fricción entre las dos economías más grandes del mundo.
El presidente demócrata argumentó que los subsidios del Gobierno chino garantizan que sus empresas no estén obligadas a obtener ganancias, lo que les otorga una ventaja injusta en el comercio global.
“Los trabajadores estadounidenses pueden trabajar y competir mejor que cualquiera siempre que la competencia sea justa”, aseguró esta semana el presidente Biden. “Pero durante demasiado tiempo no ha sido así. Durante años, el Gobierno chino ha invertido dinero estatal en empresas chinas… no es competencia, es trampa”.
Varios legisladores habían venido ejerciendo presión para una muy esperada actualización arancelaria. Algunos incluso han llegado a exigir que se prohíba por completo la importación de coches chinos.
En tanto, expertos dicen que esta medida podría aumentar los precios de ciertos artículos específicos.
“Se extinguirá nuestra industria”
Muy pocos vehículos eléctricos llegan hoy desde China a Estados Unidos. En el primer trimestre del año, Geely fue el único que exportó a este país, con 2.217 unidades, de acuerdo con datos de la Asociación de Automóviles de Pasajeros de China.
La Alianza para la Fabricación Estadounidense aseguró en un documento que los vehículos eléctricos chinos “subsidiados” por el Gobierno “podrían terminar siendo un evento de nivel de extinción para el sector automotriz estadounidense“.
A principios de este año, el propio director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, aseguró a los analistas de la industria que los vehículos eléctricos chinos son tan buenos que, sin barreras comerciales, “prácticamente demolerían a la mayoría de las demás empresas automotrices del mundo”.
La Administración Biden no espera que los aranceles aumenten significativamente las tensiones entre los dos países, aunque es probable que China explore formas de responder a los nuevos impuestos sobre sus productos.
Medidas como estas traen a la memoria la imposición de este tipo de castigos por parte de Donald Trump durante su mandato, lo que dio origen a una guerra arancelaria con Beijing, que aún sigue en curso.
Por Daniela Blandón Ramírez-France24 con Reuters y AP