En Argentina hoy nos indigna, y mañana nos olvidamos esto pasa muy seguido sobre todo con la educación.
Los argentinos como sociedad queremos ser agradecido por el desarrollo de una política educativa sensata y realista, pero…eso hoy es una utopía, hoy por ejemplo hay propuestas de una educación en donde los alumnos dejan de ser alumnos para pasar a ser clientes.
La centralidad de la política educativa es poder gestionar una política de estado, pero pobres los chicos argentinos siempre pateamos la pelota para el futuro cuando nuestros alumnos están senados en nuestras aulas, mañana, mañana será quizás hasta presidente o ministro de educación.
Cuando pensamos en política no es solamente “lo que hacen los políticos” la política educativa tiene que ser negociación y estar libre de partidismos. La educación debe ser una discusión política, porque la educación en un país está regida por leyes, ahí se forja el futuro de la sociedad.
La educación es política, porque es un instrumento de mejora social. Por eso, es clave tener claro qué política pública queremos emprender a través de ella: la que se apoya en la búsqueda constante del bien común, o la que perpetúa privilegios e incrementa las desigualdades. La política y la educación, están sometidas a continuas transformaciones, pero en Argentina se presenta solo como violencia discursiva.
La educación y los docentes no somos un campo de batalla político de discursos aislados, y solo de campañas.
En lugar de alcanzar la “revalorización de la profesión docente”, se ha reducido su valor ante la sociedad. El docente es el actor principal de la educación en la sociedad, pero…
¿Los docentes somos los únicos culpables del debilitamiento que sufre el sistema educativo? ¿No es producto de la desinversión y el desfinanciamiento sobre todo en la en el área de educación a nivel provincial, nacional?, Un valor adicional que el magisterio siempre levantó en su defensa fue “la dignidad del maestro y la maestra”
Necesitamos escuelas que crean que todos los niños pueden tener éxito.
Te sugieren que no podés desaprobar porque estigmatizas o si lo haces tenes más lios, se los digo por experiencia, pero cada vez más traes trabajo a tu casa, pero te pagan por las horas que estas en la escuela. Yo amo mi profesión.
Vos firmas una Declaración Jurada por esas horas te pagan…luego somos unos vagos con tres meses de vacaciones.
El docente, no trabaja de docente, no somos trabajadores sino un “solucionador” de todos los problemas que hay en la sociedad así que no aplicamos al concepto de ser personas con derechos laborales.
Resumiendo: el trabajo del docente no puede compararse con ningún otro porque luego del horario de trabajo debemos seguir planificando y corrigiendo aparte de capacitarnos por nuestra cuenta porque a veces no nos capacitan en lo que necesitamos.
La violencia manda, los sindicatos están planchando y vos estas colapsando.
Avanzamos, a codazos, pero no sabemos a dónde vamos, aunque, si no sabemos hacia dónde, tampoco sabemos si hay avance o damos vueltas en círculos. No podemos preparar a nuestros alumnos para que construyan mañana el mundo de sus realidades mejores, si nosotros como país, como sociedad ya no tenemos realidades ciertas.
En las campañas se ve la improvisación en el diseño de políticas públicas y la educación es una política pública.
Daniela Leiva Seisdedos- Revista El Arcón de Clio