Conocida como siete quillas, la especie se encuentra en peligro de extinción y rara vez se acerca a las costas.
Pescadores uruguayos realizaron un increíble descubrimiento en la costa de José Ignacio, un balneario ubicado a 35 minutos de Punta del Este, en el municipio de Garzón, departamento de Maldonado. Se encontraron con la especie de tortuga más grande del mundo, la cual no suele avistarse en las playas y se encuentra en grave peligro de extinción.
El hallazgo tuvo lugar a principios de enero, aunque la identificación precisa del animal se dio a conocer varias semanas después. Según informó Gabriela Vélez, Directora del Centro de Tortugas marinas Karumbé, en una entrevista con la radio local FM Gente, se trata de la tortuga laúd, también conocida como siete quillas, cuyo caparazón puede alcanzar los dos metros de longitud. Su nombre científico es Dermochelys coriacea.
Desde la cuenta oficial de Twitter de FM Gente, se compartió un video donde se podía observar a este enorme ejemplar de tortuga laúd a 700 metros de la costa de José Ignacio. La experta señaló que, aunque es común encontrar este animal en las aguas uruguayas, generalmente habita en las profundidades y no se acerca tanto a la costa como lo hace la tortuga verde.
La dieta principal de esta especie consiste en aguavivas y otros organismos gelatinosos, lo que explica su presencia cuando hay proliferación de medusas en Uruguay.
Según Vélez, entre enero y mayo es cuando estas tortugas son más avistadas a lo largo de toda la costa, principalmente en los departamentos de Rocha y Maldonado, así como en el estuario del Río de la Plata en busca de aguavivas. Hacia finales del otoño, también se las puede ver en Montevideo o San José.
La experta enfatizó que estas tortugas no son agresivas, pero recomendó que se les tenga respeto y que no se intente acercarse a ellas. Además, advirtió que la tortuga laúd es una especie distribuida en todo el mundo pero que enfrenta graves problemas de conservación y amenazas, estando en peligro crítico de extinción.
Vélez también destacó la falta de conocimiento sobre dónde pasan sus primeros años de vida estas tortugas, así como la preocupación por el declive de las poblaciones de esta especie.
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