Milei dice “hemos comprado 10.000 millones de dólares en reservas”, pero no te dice que emitió 9 billones de pesos y de esos 10.000 de dólares se queda solo con 7.000, porque pierde el 30%.
Esos 9.000 bi llones los saca con pases, que pagan tasa de interés en pesos y luego los pasa a los Bropeal, que son bonos en dólares que paga tasas de interés en dólares en ese camino pierde 30%. Eso es destrucción de la economía Argentina, que se convirtió nuevamente en el paraíso de la especulación y la timba financiera.
Los Bropeal son los instrumentos ideados y ofrecidos por el BCRA como una solución lo más ordenada, transparente, indiscriminada y efectiva posible ante el histórico crecimiento de deudas comerciales con el exterior surgidas a raíz del retraso cambiario y la consecuente falta de divisas.
Ahora, esto hasta cuando puede durar, sin devaluar, sin la gente con reclamos violentos, que pueden ser llevados por el ajuste salvaje, en especial a los jubilados, que le podaron un 38% en los primeros tres meses, o los asalariados, o los que están en la economía marginal, ni hablar de los desocupados.
El tema es que muchos industriales pusieron la línea de salida en diciembre del 23, a 2.500 pesos por cada dólar, y este es un país marginal de los mercados de consumo del Mundo, estamos en un extremo inferior de casi el fin del continente, por lo cual hemos desarrollado empresas que se llevan el 80 o 90 % de la producción de tal o cual elemento, y manejan el comercio.
Por lo cual es mentira que el mercado por sí puede regularse a favor de la gente, eso es totalmente falso, entonces ante un estado ausente, la fiesta de las empresas es total.
Ahora dicen que la base para comprar alimentos es de 800.000 pesos, es decir unos 800 dólares, y uno sabe que en Europa o en EEUU, una persona con unos 1.000 o 1.200 dólares o euros, puede comer, más pagar impuestos, más pagar un alquiler moderado, vestirse y salir a distraerse un par de veces en el mes.
Acá solo se lleva el rubro alimentos 800 dólares, porque todo esta inflado, de una manera descontrolada, por lo cual esto como se arregla, o por una actuación del Estado, que hoy no está presente, o por una devaluación, que Milei se resiste en forma total, a esto, y pondera a los vivos que sacan dinero del país, compran dólares en negro, evaden, a un Estado que él detesta, pero del cual vive, él su familia, la casta que terminó defendiendo, y al Pueblo castigando, en forma total, ese mismo Pueblo, que de comer 56 kilos de carne pasó a comer 40 kilos o que dejó de comprar lácteos, en un 25 o 30%.
Yo confío en la clase dirigente de los Sindicatos, esta es su hora, para ponerse al frente de los cambios que el país necesita, en tiempo de hacer reflexionar a los funcionarios, que en gran parte entienden que la situación está encajada, y son honestos y creen que hay que moderar la gestión con diálogo y resultados, respetando la decisión soberana del electorado.
No voy a discutir la orientación internacional, del gobierno, la aceptó, pues el Pueblo le ha dado el poder para hacerlo, ahora Dios determinará qué consecuencia va a tener.
En lo personal no me gusta el hecho de construir políticas sobre las mentiras y el no reconocer los excesos de las gestiones de cualquiera sea, desde el manejo de la lapicera del poder, creo en el diálogo y vuelvo a decir, es la hora de los Sindicatos y de los Sindicalistas, que tiene que tomar las gloriosas banderas de su historia y mostrar el camino, con inteligencia, con diálogo, con la firmeza de la confianza de los componentes de sus gremios, como siempre lo han hecho, casi en silencio, dando respuestas diarias a las necesidades de sus representados, y que tan injustamente son atacados, por la prensa y economistas que tiene más imaginación que certezas, de la vida sacrificada del 90% de los sindicalistas y luego, si hay pícaros y aprovechados como en toda profesión, como en todo oficio.
Yo si fuera Gobierno, me preocuparía, en cómo incorporar a la formalidad a esos 15 millones de sobrevivientes laborales, que están informales, sin la mínima cobertura y después veríamos que todo se entra a ordenar como Dios manda.
Por Luis Chervo