El cineasta Maximiliano Barrientos llegó a Donetsk para integrar las tropas del ejército ucraniano dos años después de que comenzara la guerra. Dejó de vender chipás al pie de la Torre Eiffel y cosió la bandera argentina a su traje militar, con el que pilotea drones dentro del batallón 225. “Ves explotar tu enemigo en full HD”, graficó sobre su día a día y los riesgos a los que está expuesto.
Es septiembre de 2024 y en la ciudad rusa Kursk, lindera a la frontera con Ucrania, el termómetro marca 32°. Maximiliano Barrientos prefiere el verano para la guerra, le recuerda a las cálidas temperaturas de su provincia natal: Misiones. “En el frio todo es más difícil para avanzar, hay agua nieve y barro” comenta ¿Cómo termina un argentino peleando en la guerra Rusia-Ucrania? El recorrido de Barrientos hasta llegar a este territorio tiene muchas vueltas. Después de terminar sus estudios como cineasta y con el objetivo de desarrollarse profesionalmente el joven de 32 años viaja a París, sin embargo, la pandemia lo dejó confinado y sin proyectos, por lo que decidió realizar un emprendimiento que llamó la atención de los medios nacionales: vender chipás al pie de la Torre Eiffel. A pesar de que el emprendimiento gastronómico tuvo éxito, Maximiliano tenía otros planes
El 24 de febrero del 2022, inició el conflicto entre Rusia y Ucrania. Dos años después, casi en la misma fecha, Maximiliano llegaba a Donetsk voluntariamente para integrar las tropas del ejército ucraniano, más precisamente para incorporarse como piloto de drones: los kamikazes, el batallón 225. Su motivación: sus amistades y afectos ucranianos que vieron desmoronar su vida con el comienzo del conflicto bélico. Junto a Maximiliano también hay otro argentino dentro del equipo de drones, aunque prefiere reservar su nombre. Él afirma que los ucranianos los recibieron en primera instancia con cautela pero ahora ya se sienten parte del ejército: “Llegaron muchos latinoamericanos con mentiras, o intentando sacar un rédito económico, aprovechando la situación. Eso da una mala imagen, de que esas personas no son profesionales”.
Los soldados latinoamericanos son denominados “latam” y Barrientos cuenta que, a pesar de que hay muchos oportunistas, también hay gente del continente que “es seria y ve esto como una cruzada”: “Los Latam somos flexibles, serviciales y estamos conscientes de que no es nuestra casa. Los ucranianos te ponen a prueba para ingresar y hay mucha desconfianza al de afuera se lo mira de lejos. Yo los entiendo, en el campo de batalla ellos tienen que tener la certeza de que lo vos vas a ayudar, remarcó en diálogo con El Destape.
El soldado latinoamericano
“El latam (sic) tiene porte de guerrero por resistencia del hambre, la corrupción las adversidades de nuestros países nos hicieron fuertes y por eso podemos y estamos a la altura”.
Cuando llegó al territorio en disputa se dio cuenta de que el panorama no era el mejor, las carencias eran muchas “muy similar a lo que pasaba en Malvinas”. Frente a un clima hostil y frio, los ucranianos peleaban en condiciones “sin ropa o comida lo cual lo hacía más difícil”.
“El gobierno ucraniano te da un equipo estándar muy básico, lo de calidad cuesta dinero, depende de vos mejorar las cosas, pedirlo puede tardar meses por lo que uno consigue sus propias cosas. Los vecinos se organizaron siempre para ayudarnos para que le cuidemos su barrio y nos conseguían cosas”.
Barrientos es consciente de que este conflicto bélico tiene características únicas con la utilización de tecnología como nunca antes se vio y con el acompañamiento de las redes sociales. En su cuenta de TikTok @retrocritica e Instagram, donde realiza vivos y responde preguntas de diferentes usuarios.
“Para mi es la primera guerra donde TikTok es una herramienta más, hoy pelear en una trinchera queda obsoleto” es ahí donde, con la autorización de las autoridades pide donaciones y cuenta el día a día de la guerra.
A través de sus vivos en redes consiguió donaciones de antenas, computadoras: “Desde Argentina muchas personas que se ponen del lado nuestro nos enviaron 30 drones 3d fpv-firt person view- es la primera vez que se adaptan a la guerra”, relata.
Frente a la consulta sobre cómo es trabajar en un escuadrón de drones, Barientos expresó: “trabajar como pilotos de drones es manejar inteligencia y vas al frente del combate. Nosotros somos los que estamos esperando a los rusos para evitar que choquen con infantería a romper una línea” y destaca: “los pilotos de drones somos la elite, ya superamos más de 80 misiones”.
“No es para cualquiera estar en una guerra”
Maximiliano es consciente de que hoy por hoy está en uno de los principales conflictos bélicos a nivel mundial y que tiene muchas imágenes de la guerra que no son para nada gratas: “Estar en guerra es un trabajo de misiones imposibles, en nuestro caso sin apoyo de artillería. Muchas veces te infiltras en lugares que pueden emboscar y tu vida corre peligro siempre, yo estoy consciente siempre que puedo morir en algún ataque”.
Y agrega: “Los pilotos de drones vemos de cerca los bombardeos, hospitales en ruinas, civiles viviendo en la miseria. Se ven cuerpos, pasan camiones con cuerpos fétidos, también puede pasar que ves explotar tu enemigo en full hd, también ves a tu enemigo explotar. Es un infierno y nosotros, los soldados, nos convertimos en animales” reflexiona.
Frente a la consulta de cómo es transitar el territorio en guerra, Barrientos expresa: “El territorio ruso es tierra de nadie, son kamikazes y así fueron en toda la guerra, es muy salvaje”.
Barrientos sabe que también puede morir en combate dada su exposición y lo tiene claro: “Yo tengo mis ideales, si yo caigo prefiero que sepan que soy argentino. No es patriotismo, es venganza, en lo personal yo llevo todo para ser identificado, en mi traje también tengo la bandera de Argentina para ser identificado si caigo en combate, me encomiendo a mis dioses” cuenta decidido.
El mate en la guerra
Uno de los pocos elementos que siempre acompaña a Maximiliano es el mate, que le permite pasar las duras jornadas que duran entre 8 y 12 horas seguidas en combate. Barrientos relata que al principio hubo reticencias de que tome la infusión, hoy por hoy, son muchos sus compañeros que también gustan de la bebida argentina.
“Cuando mostré el mate no fue bien recibido, los ucranianos son desconfiados, acá corre mucha droga por el lado de Rumania y está prohibido fumar, tomar o sustancias, si lo hiciste a propósito vas a la primera línea sin sueldo”.
Barrientos cuenta que para convencer de que el mate no tenía ninguna droga tuvo que apelar a mostrarle una fotO del cantante de metallica, James Hetfield, tomando la infusión para que lo aprueben, hoy por hoy, muchos me pide un matecito” con yerba misionera, claro.
Frente a la consulta de que es lo que lo conmueve en una situación bélica Barrientos relata: “Lo que mas me duele es ver como las mascotas quedan a la merced, intentamos ayudar a algunos pero quedan muchos desprotegidos o abandonados eso espero que se revierta”.
Por Lula González-El Destape Web