La escalada en la conflictividad entre el Presidente Milei y la vicepresidenta ha desembocado en una suerte de Escape a la Victoria, sentenciando una ruptura que buena parte de los analistas considera sin retorno posible.
Muchos recordarán el famoso largometraje del año 1981 que tuvo como protagonistas nada menos que al legendario Pelé y actores de la talla de Michael Caine y Silvester Stallone.
El film está basado en la historia real del denominado “Partido de la Muerte”, en el cual el FC Start, un equipo conformado por buena parte de exjugadores del FC Dinamo de Kiev, se enfrentó al aguerrido conjunto alemán en la época en que la Ucrania soviética estaba ocupada por el III Reich.
Varios de los jugadores que integraban aquel equipo fueron posteriormente arrestados, torturados y conducidos a campos de concentración, donde luego varios de ellos murieron.
Indudablemente el vínculo entre los protagonistas del binomio presidencial no es comparable a semejante drama. Lo que sí es cierto es que la escalada en la conflictividad entre el Presidente Javier Milei y la vicepresidenta ha desembocado en una suerte de Escape a la Victoria, sentenciando una ruptura que buena parte de los analistas considera sin retorno posible.
A la luz de los acontecimientos señalados, nos propusimos en el presente informe analizar la percepción de la opinión pública en torno a esta cuestión. Una primera aproximación al respecto permite dar cuenta de una suerte de “efecto espejo” según se desprende del análisis de encuestas.
Así, a partir del cruce que surge de considerar las variables de imagen del líder libertario y Victoria Villarruel, se desprende que prácticamente se obtienen porcentajes ligeramente superiores entre quienes presentan una imagen positiva de ambos (39%) en comparación a quienes manifiestan una valoración negativa (35%). Luego, se evidencia una situación de empate entre quienes presentan una valoración positiva de uno de ellos y negativa del otro (8-9%), tal como se observa en el siguiente cuadro.
Imagen de Javier Milei según la opinión de Victoria Villarruel
Fuente: Equipo Mide en base a una encuesta nacional realizada en el mes de Diciembre
Al observar la performance en perspectiva comparada en la imagen de ambos mandatarios, tanto Milei como Villarruel se ubican al tope de las preferencias y entre los pocos dirigentes que presentan un diferencial de imagen positivo.
Cabe asimismo destacar que en el caso del líder libertario se advierte una mayor estabilidad en este indicador en las últimas mediciones, mientras que la vicepresidenta registra una baja de cinco puntos porcentuales en la imagen positiva entre noviembre y diciembre (53% a 48%) y un incremento del ocho por ciento en la imagen negativa en el mismo período (36% a 44%), según el monitoreo sistemático realizado por Equipo Mide.
Se dice de Javier Milei y Victoria Villarruel
Merece subrayarse que, siguiendo los parámetros de la misma encuesta, ante la pregunta respecto a “Cómo definirían a…”, que se aplicó en forma separada para ambos miembros del binomio presidencial, en el caso del Presidente aparecen en el top of mind de menciones aspectos negativos. Así, algo más de uno de cada dos entrevistados lo considera“insensible con los más vulnerables”(54%), “contradictorio y que habla incoherencias” (51%). A renglón seguido surgen referencias positivas asociadas a su inteligencia y fortaleza (47%) y capacidad y valentía (45%).
En el caso de la vicepresidenta aparecen en primer término los atributos positivos desde el registro de respuestas obtenidas. En ese contexto, se la considera decente (48%), inteligente (47%) y capacitada (46%).
Posteriormente se pondera la disposición al diálogo que se le reconoce (43%) y que contrasta con el porcentaje alcanzado en la misma dimensión para el líder libertario en relación al mismo atributo (33%).
Hay que destacar que la honestidad surge como un aspecto subrayado en la misma proporción tanto en el caso de Javier Milei como en el de Victoria Villarruel, alcanzando al 42% de los encuestados.
Sobre el vínculo del Presidente y la Vice
A partir de los fuertes pronunciamientos expresados por el Presidente Javier Milei sobre su compañera de fórmula, se planteó la pregunta respecto al grado de acuerdo con la afirmación de Milei tras expresar que “Villarruel no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones. Ella en su visión, está más cerca del Círculo Rojo, de lo que ella llama la alta política, y lo que nosotros llamamos la casta”. Prácticamente uno de cada dos entrevistados manifestó estar en desacuerdo con dicho planteamiento (47%), mientras que tres de cada diez suscribieron a los dichos del Presidente. El resto no tuvo expresiones en una u otra dirección.
Posteriormente nos propusimos analizar la perspectiva de la opinión pública en relación al vínculo entre ambos mandatarios. El objetivo se centró en identificar los ejes discursivos propuestos entre quienes aducen tener una imagen positiva de uno, pero negativa del otro.
En ese contexto, quienes presentan una valoración positiva de Victoria Villarruel pero se expresan en sentido contrario respecto a la figura del Presidente de la Nación, dan cuenta del aporte que se percibe en el rol de la vicepresidenta en el actual gobierno, y el potencial de adquirir un mayor protagonismo sino fuera porque “está relegada”: “es capaz pero no la dejan”; “la ignoran, no la participan de nada”, “le da racionalidad a este gobierno irracional”.
Bajo esta consideración, no faltan incluso quienes estimulan la posibilidad de un distanciamiento de la figura presidencial y hasta los que se animan a proponerla para encabezar un espacio opositor en el futuro y con proyección presidencial: “Debería participar más y diferenciarse del fantoche que es el Presidente. Ella podría ser alguien que lidere la oposición”; “me parece una mujer honesta, sencilla, que puede gobernar nuestro país”; “tiene un potencial para conducir”; “hay que darle tiempo, algo bueno va a hacer por los argentinos”.
Es para destacar incluso el reconocimiento y el respeto que inspira la titular de la Cámara Alta en un sector que se asume opositor al oficialismo o, al menos, no comulga con su ideario: “es una mujer seria, sabia y comprometida con su labor, aunque yo no sea del partido La Libertad Avanza”; “no comparto su ideología, pero creo que es una política firme en convicciones y defensora de la soberanía nacional”; “soy opositora, pero de todos los que integran el gobierno es la más sensata, pragmática e inteligente”.
No está claro que tenga agenda propia como le atribuye el líder libertario, pero lo que sí no hay duda es que se le reconoce un proyecto de país: “Tiene una visión sobre lo que se debe hacer”.
Desde la vereda opuesta, quienes miran con recelo a la Vicepresidenta y presentan una imagen favorable del líder de LLA, enfatizan la pérdida de credibilidad que les genera: “Nos mintió”; “hipócrita”, “decepción”. La presunción de deslealtad a la figura presidencial surge como el componente central sobre el cual se asienta el cuestionamiento a Villarruel: “Debe acompañar al Presidente y evitar comentarios en contra de las medidas de gobierno”; “tiene decisiones propias que yo pienso que no ayudan”.
Se verifica una adhesión desde este segmento a la idea de asociación con la casta promovida desde el discurso de Javier Milei: “es corrupta, fue a ver a la delincuente a España y no participa con este gobierno”.
Surge parcialmente la referencia a un “lobo con piel de cordero” cuando se analiza el posicionamiento de la Vicepresidenta, bajo la consideración de que estaría mostrando las “verdaderas cartas” que no habría exhibido al asumir el cargo: “Tanto yo como mi esposo pensamos que se camufló con el partido de LLA, pero que en el fondo es una progresista que apoya a los peronistas y vaya a saber qué más…”; “Victoria Villarruel siempre fue la casta”.
A contramano de la perspectiva de no retorno en la relación que parecería surgir a la luz de los últimos acontecimientos, parcialmente se evidencia cierta expectativa de recomposición del vínculo entre ambos desde la ponderación que mantiene la Vicepresidenta en ciertos casos: “Me gusta su postura firme pero no entiendo por qué cambió de rumbo; una lástima porque me gustaba como Vicepresidente”; “me desilusionó, pero es una persona capacitada. Ojalá se puede arreglar la relación con el Presidente”.
¿Se podrá?
FIN.
Victoria Villarruel .
Por Sebastián Halperin – El Estadista