México compra miles de millones de dólares cada año en maíz transgénico proveniente de Estados Unidos. El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador impuso restricciones recientemente, alegando que este tipo de alimentos trae efectos adversos sobre la salud, algo que Washington rechaza.
El maíz que importa México desde Estados Unidos es usado principalmente como alimento para ganado, aunque también es ampliamente empleado en la masa para las tradicionales tortillas. Pero el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha decidido restringirlo.
De acuerdo con la Secretaría de Economía mexicana, por su procedencia biotecnológica, este alimento daña las variedades nativas y puede tener efectos nocivos para la salud de sus consumidores, una afirmación que la parte estadounidense cuestiona.
El asunto ha generado una profunda división entre los dos socios comerciales sobre el uso de maíz genéticamente modificado, ampliamente producido por agricultores estadounidenses, cuyo principal mercado es el mexicano.
Ante la falta de acuerdo, Washington decidió llevar el pleito a un panel conformado por cinco árbitros a la luz de los compromisos que tienen estos dos países en virtud del acuerdo comercial T-MEC lanzado en 2020 y del que también hace parte Canadá.
Si el panel falla a favor de la Casa Blanca y México no cumple con sus directivas, la oficina comercial estadounidense podría ganar el derecho de imponer aranceles punitivos a los productos mexicanos, lo que podría desencadenar una poco deseable guerra comercial.
La representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, se pronunció en un comunicado: “Es fundamental que México elimine sus medidas biotecnológicas incompatibles con las nuestras para que los agricultores estadounidenses puedan continuar accediendo al mercado mexicano y utilizar herramientas innovadoras para responder a los desafíos climáticos y de seguridad alimentaria”.
“El enfoque de México hacia la biotecnología no se basa en la ciencia y va en contra de la evidencia de décadas que demuestra su seguridad y el riguroso sistema de revisión regulatoria con base científica que garantiza que no representa ningún daño para la salud humana y el medio ambiente”, agregó, por su parte, el secretario de Agricultura, Tom Vilsack.
El panel de disolución de conflictos debe convocarse dentro de 30 días. Posteriormente, deberá revisar los testimonios y las presentaciones escritas y su informe inicial debe presentarse 150 días después de que se acuerde su constitución.
El maíz no ha sido el único objeto de disputa. El más reciente desacuerdo tiene que ver con la energía, con Estados Unidos argumentando que la política nacionalista de México perjudica a las empresas extranjeras.
Por Daniela Blandón Ramírez-France24 con Reuters y EFE