El nuevo primer ministro británico Keir Starmer lleva nueve años como diputado en la Cámara de los Comunes tras una carrera de 20 años como abogado. Un hombre de contrastes que se define, obsesivamente, de clase trabajadora. Perfil del premier laborista que terminó con 14 años de dominio conservador.
El primer discurso de Keir Starmer como líder del partido Laborista no fue frente a una audiencia masiva. No tuvo aplausos ni banderas rojas ondeando al ritmo de The Red Flag.
De hecho, este fue grabado en la sala de su casa en Londres y frente a un sofá marrón como su única compañía.
Era abril de 2020. Eran los primeros días de la pandemia de Covid-19 y, por ende, del largo confinamiento que vivió el Reino Unido. Uno de los más extremos en toda Europa.
Cuatro años más tarde, el destino que encuentra la manera de imponerse, le dio un nuevo chance para ofrecer el discurso más emblemático de su vida. En la icónica puerta de Downing Street, Starmer arrancará el primer gobierno Laborista en 14 años.
Ese destino en la historia del Laborismo y de su propia vida parecía estar escrito desde que fue nombrado Keir, en honor de Keir Hardie, fundador de este partido con el que se ha identificado la clase obrera británica.
Su biógrafo, Tom Baldwin, que tuvo acceso privilegiado a su mundo personal e impenetrable, habla de esa condición de despiadado que lo define y que ha sido su marca personal y de paso, para transformar el partido en cuatro años.
“Es bastante despiadado, pero la gente no lo ve mucho. Ven esta figura bastante gris, bidimensional y bastante rígida en la televisión, pero como no es muy político, no está agobiado por el peso de la facción o ideología del partido y por eso se mueve tan rápido como necesita para hacer las cosas”, dice Baldwin a France 24.
A punto de cumplir 62 años, Starmer llega al poder con una promesa tan trascendental como etérea: cambio. Tras 14 años de gobiernos conservadores, y con la gran prioridad de sacar al país a flote tras una crisis sin precedentes.
Baldwin lo describe como “una persona complicada. Un pragmático radical”. Con “un seco sentido del humor”.
“Es sincero en todos los sentidos. No hará bromas y no buscará entretener a la gente, pero también sincero en que no será deshonesto. No mentirá y está en su ADN comportarse apropiadamente”, sostiene Catherine Barnard, profesora de la Universidad de Cambridge.
Infancia que marca y duele
La lucha de su madre Josephine Baker contra la enfermedad Still, un tipo raro de artritis inflamatoria, determinó su personalidad.
Baldwin cuenta en su biografía que Starmer aprendió a ser independiente y a no ser un problema para nadie desde muy niño.
De su progenitora aprendió además la fortaleza inquebrantable. Parece que, pese a sus dolencias, nunca se quejó. Incluso le reemplazaron la cadera y las rodillas dos veces y luego le amputaron una pierna, que la obligaba a moverse en silla de ruedas.
Cuando su enfermedad se lo permitía, Josephine trabajaba como enfermera del Servicio Nacional de Salud (NHS). Eso, contradictoriamente, se convirtió en una ventaja para Starmer porque conoce muy bien el funcionamiento de esa, la joya de la corona británica en servicios públicos.
Su papá, por su parte, era un fabricante de herramientas que trabajó en una fábrica de acero. Aunque es hombre de poquísimas expresiones físicas y faciales, cuando se trata de su familia o su vida más íntima, se le nota la molestia.
“A pesar de su reputación de estreñimiento emocional, la voz de Starmer se quiebra regularmente cuando habla de sus padres y sus ojos a menudo brillan con lágrimas no derramadas. Es evidente que hay un río de emociones fundidas que lo atraviesan, viejos traumas se agitan en su interior, pero controlar y canalizar esa pasión se ha convertido en el trabajo de su vida”, señala el ‘Sunday Times’.
Con orgullo, Starmer habla de la creatividad de sus padres para sortear las dificultades económicas familiares.
A pesar de esto, fue el primer miembro de la familia en ir a la universidad. Se graduó de leyes en la Universidad de Leeds en 1985, donde radicalizó sus ideas políticas.
Tiempo en el que además fue uno de los editores de la revista ‘Socialist Alternatives’.
Luego cursó una maestría en Oxford, como la mayoría de los premieres británicos.
Starmer se describe, obsesivamente, como representante de la clase trabajadora. Esta aclaración, a veces, innecesaria, resulta importante en el contexto actual del Reino Unido.
Su antecesor, Rishi Sunak, ha sido, hasta el momento, el hombre más rico en ocupar Downing Street.
Recientemente, sus críticos le cuestionan que asistiera a Reigate Grammar School en Surrey, un colegio que luego se convirtió en privado y en el que se mantuvo por becas ganadas debido su talento para el fútbol y la interpretación de la flauta.
La polémica se da porque una de sus propuestas para mejorar la educación para la mayoría de los niños es imponer IVA a las escuelas privadas.
“Será un primer ministro diferente al tipo de premier que hemos tenido en los últimos años. Hemos tenido muchas personas que han tratado de liderar este país y han tratado de trazar líneas rectas para dividirlo. Creo que él es mucho más matizado y ambiguo”, Baldwin.
Abogado de Derechos Humanos y Caballero de Isabel II
El Acuerdo de Paz del Viernes Santo, firmado en 1998 por su antecesor y también Laborista, Tony Blair, con el Ejército Republicano Irlandés (IRA) que trajo paz política a Irlanda del Norte, creó el nuevo servicio de policía del que fue asesor por cinco años.
Luego, en 2008, fue nombrado como director del Public Prosecutions, una figura independiente del Ejecutivo y del Parlamento.
Uno de los casos más representativos fue el del pedófilo y estrella de televisión Jimmy Savile, que aprovechó su poder y fama para abusar de menores de edad. A raíz de ese caso, Starmer cambió el manejo de las investigaciones de abuso sexual.
La página oficial en Internet del Laborismo afirma que toda la carrera de Starmer “ha consistido en garantizar Justicia para quienes la necesitan”.
Su carácter metódico, conocedor de detalles y de las leyes, le aporta un nuevo carácter a su cargo.
“Es abogado y las personas que no son abogadas no necesariamente reconocen la importancia de eso. Significa es que no será exótico. No se verá involucrado en escándalos y será un hombre de palabra”, afirma Barnard.
En 2014, la reina le dio el título de Sir, caballero, por sus servicios a la Justicia penal.
Londres, la puerta de entrada a la política
El nuevo premier británico nació en Londres, pero creció en Oxted, Surrey. En 2015, ganó una silla en la Cámara de los Comunes por el distrito londinense de Holborn y St Pancras.
Su personalidad discreta y metódica le permitió ascender rápidamente y liberarse de los enredos ideológicos de los Laboristas.
Pronto fue designado como ministro del Brexit en la sombra. Su trabajo no era otro que mantener la mirada inquisitiva frente a cada paso que daba el Gobierno en la negociación.
Aunque en el referendo del 2016 votó por permanecer en la Unión Europea, ocupó esta posición que marcaría su propio destino.
“No está agobiado por el peso de la facción o ideología del partido y por eso se mueve tan rápido como necesita para hacer las cosas y creo que hay una especie de sensación de que también lo hace en silencio”, agrega Baldwin.
Cuestionado apoyo a Jeremy Corbyn
El cambio que prometió para ser elegido primer ministro ya había arrancado hace unos años en su propio partido.
Sabía que, para que el partido tuviera el chance de volver al poder, tenía que cortar de raíz con su antecesor Jeremy Corbyn, a quien expulsó de la colectividad este año.
No fue una sorpresa. Había empezado a tomar distancia, no solo de fondo sino de forma, del régimen corbinista al que lo persiguió un sentimiento de antisemitismo y una ideología extremadamente radical que no encajaba en un partido que hoy está más en el centro.
En octubre, se publicó el resultado de una investigación sobre el antisemitismo en el partido que los dejó muy mal parados ante la opinión pública. Starmer, como nuevo líder de la colectividad, tuvo que disculparse con la comunidad judía laborista.
“Muchos políticos tocan tambores y hacen fuegos artificiales cuando toman una decisión importante. Él simplemente lo hace”, afirma Baldwin.
Privacidad y carisma
Pese a que tenía un perfil profesional destacado antes de saltar a la política, la vida de Starmer es aún un secreto para millones.
Pareciera ser incapaz de mostrar su cara más personal en público. O quizás mantiene férreos límites en torno a su privacidad como decisión propia. Por eso, muy pocas personas lo conocen de verdad.
“Todos sus viejos amigos y su familia no entienden su imagen pública. No entienden por qué no muestra más de sí mismo. Puede ser muy divertido, es muy humano, es alguien normal”, sostiene Baldwin
Esa faceta, explican quienes lo conocen, es para cerrar la posibilidad de que su familia y sus dos hijos jóvenes, y su esposa Victoria, quien trabaja en el hospital local, sean perseguidos.
“Necesita proteger esas raíces, de esa vida real, y no quiere contaminar eso con demasiada política. En realidad, está bastante a la defensiva al permitir que todos entren en todas partes de sí mismo”, afirma Baldwin.
En una entrevista con la BBC, le preguntaron por su falta de carisma. Respondió sin rodeos y sin adornos “es quien soy”.
Una pinta en Kentish Town mientras juega el Arsenal
En un contexto tan complejo como el que vive el Reino Unido, resulta llamativo que la población cuestione que su líder no tenga carisma.
Con carisma o no, en su lado más personal y casi que sagrado, Starmer es hincha del Arsenal. Lamenta que, de ahora en adelante, la asistencia al estadio será diferente, menos espontánea.
Pero su amigo y encargado de Exteriores en el gobierno en la sombra, David Lammy le dijo a France24 que “veo fútbol con Keir Starmer. Espero que todavía podamos ir a ver fútbol con nuestras familias.
En esa estrategia de campaña por mostrarse más cercano, publicó una foto en el concierto de la mega estrella del pop Taylor Swift en Londres. Incluso sonríe al lado de su esposa.
Un intento por mostrarse tan cercano como humano. Como lo es, lejos de las cámaras, mientras toma una pinta de cerveza en Kentish Town, en el norte de Londres, donde ha vivido gran parte de su vida.
Por:Luisa Pulido Griffin-France24