Con gol de Mauro Méndez, el elenco de Eduardo Domínguez se llevó tres puntos en Victoria.
Son tres puntos que sirven y mucho. El elenco de Eduardo Domínguez llegaba a Victoria con un trajín muy importante sobre la espalda. El León tuvo que jugar 120 minutos en la final de la Copa de la Liga ante Vélez e inmediatamente, después de los festejos, tuvo que viajar a La Paz para enfrentar a The Strongest por la Copa Libertadores. Y allí ya se había notado la falta de piernas.
Así llegó Estudiantes para visitar a Tigre en Victoria. Y por ello es que Eduardo Domínguez decidió cuidar a varios de los habituales titulares. Y, con muy poco, le alcanzó porque los platenses mostraron muy poco, pero la falta de jerarquía de Tigre le facilitó la tarea. El Pincha tuvo unos muy buenos 15 minutos en el arranque del duelo que le bastaron para llevarse los tres puntos en el comienzo de la Liga Profesional. Con un equipo alternativo, pese a las presencias de Ascacibar, Palacios, Mancuso y Zuqui, el Pincha lo durmió desde el inicio a Tigre luego un golazo de Mauro Méndez, que remató desde afuera del área para clavarla sobre el palo izquierdo del arquero Felipe Zenobbio.
Tras el gol del uruguayo, el León se retrajo en el campo de juego y se dedicó a cuidar la ventaja que, pese a los intentos del elenco de Sebastián Domínguez, casi nunca estuvo en peligro. El Matador mostró una mejoría con respecto a lo hecho sobre el final de la Copa de la Liga. De hecho, por momentos, los dirigidos por Domínguez pudieron manejar la pelota y encerrar a Estudiantes cerca de su área, pero le faltó mucha profundidad en los metros finales del campo de juego.
Y así avanzó el partido, con el Pincha retrayéndose en el campo de juego y el Matador llegando hasta tres cuartos de cancha y lanzando centros que prácticamente nunca llegaron a ser conectados por Armoa y compañía. Pese a la timidez de los de Victoria, Matías Mansilla le tapó un mano a mano increíble a Armoa que había quedado cara a cara con el arquero cerca del final del encuentro. Las cuentas finales son claras, el Pincha hizo un negocio redondo y el Matador sigue sin levantar cabeza y sufre.