Se trata de Juan Mansilla Alvarado, un hombre de nacionalidad chilena con retraso madurativo que desarrolló síndrome de Estocolmo con sus coaptores y respondía como la mano derecha del dueño; además de él fueron rescatadas otras 18 personas víctimas de la trata de personas
Una denuncia sobre una granja porcina de la ciudad de Río Gallegos en la provincia de Santa Cruz reveló que 19 personas eran sometidas a labores precarizadas que rozaban la semiesclavitud al no poder salir de la chanchería, dormir en pequeños cuartos con los cerdos que eran faenados y recibir bajísimos salarios por excesivas horas de trabajo. Además, uno de esos trabajadores era un ciudadano chileno con retraso madurativo cooptado por los dueños del establecimiento hace 20 años y al cual la familia daba por muerto.
El caso comenzó en noviembre de 2022, cuando una mujer de nacionalidad venezolana que trabajó dentro del predio Criasur, donde funcionaba la chanchería, logró escapar y denunció en la Comisaría Segunda de Río Gallegos las deplorables condiciones de trabajo con las que se convivía allí dentro.
Fue entonces que el Juzgado Federal decidió iniciar una averiguación sobre la denuncia radica y ordenó una serie de allanamientos en lugar que estaba registrado a nombre de una pareja de empresarios de nombre Daniel Sarutti y Yanina Sapino. Entre ambos manejaban la chanchería y una panadería en la mencionada ciudad.
El personal de la División Trata de Personas de Río Gallegos realizó una inspección y como consecuencia, se rescató a 19 trabajadores que cumplían diferentes funciones, pero todos en condiciones de suma precariedad. La causa recayó en manos del Juzgado Federal de Río Gallegos, a cargo de Claudio Vázquez y el secretario Carlos Cerezoli, según indicó el medio La Opinión Austral.
Entre ellos, destacó Juan Mansilla Alvarado, un hombre oriundo de Chiloé, Chile, que había viajado más de 2000 kilómetros hace 20 años y fue reportado como desaparecido por su familia tras perder contacto con él. Se trata de una personas con retraso madurativo que habría desarrollado lo que se conoce como síndrome de Estocolmo, un fenómeno por el cual la víctima desarrolla un “vínculo positivo hacia su captor como respuesta al trauma del cautiverio”.
Según informó el mismo medio local a través de fuentes judiciales, Mansilla era considerado por Daniel Sarutti como su “hombre de confianza” dado que le contaba los movimientos en el interior de la granja de los demás trabajadores y si estos tenían intenciones de escapar del lugar.
El caso se había esclarecido tras los allanamientos y la Justicia había determinado que el lugar continúe en funciones, pero bajo la supervisión de un administrador designado por el Juzgado Federal de Río Gallegos.
Sin embargo, en junio se supo que Sarutti volvió a contactar a Mansilla para contratarlo. Fue entonces que la Justicia ordenó la detención tanto del empresario como de su pareja, “entendiendo que hubo un entorpecimiento en la investigación”.
A raíz de ello, el consulado chileno se contactó con la familia de Juan Mansilla Alvarado, quienes se sorprendieron por la aparición con vida del hombre.
FUENTE: LA NACION