El exdiputado nacional participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación. Su opinión sobre la Cámpora y críticas a la gestión del Frente de Todos. La actualidad del peronismo y el rol CGT.
Facundo Moyano participó de una conferencia de prensa organizada por los estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, donde criticó a La Cámpora como una organización dentro del Estado. “¿Qué hace una “orga”, seudo ideologizada dentro del Estado, queriéndose quedar con un discurso progresista siendo parte de un gobierno con un 100% de inflación y un 40% de pobreza o más? Me parece que es como mínimo contradictorio y con un componente de hipocresía muy grande”.
El referente del Sindicato Único de Trabajadores de los Peajes y Afines también se expresó sobre el peronismo. “Para mí esto es muy lejano a lo que yo entiendo por peronismo, no está ni siquiera en el debate qué vamos a hacer con todos esos trabajadores que están por fuera del sistema laboral, no hay ni siquiera la intención de debatir. Hay una clara intención de los diferentes dirigentes políticos que ocupan lugares de poder de debatirse, de chicanearse y cada vez están más lejos de la realidad”, declaró Moyano en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Qué siente cuando ve a su hermano Pablo compartir escenario en un acto con Máximo Kirchner?
—Pablo es Pablo, Facundo es Facundo y cada uno tiene su manera de pensar y su manera de proceder. Yo puedo definir la mía, no puedo definir la de él, en todo caso que, los que lo ven tienen que interpretar, yo ya manifesté mi postura respecto a La Cámpora. Renuncié a la banca de diputados el año pasado porque no quería estar bajo ninguna estrategia de disputa de poder, en el marco de que no hay una disputa de un proyecto de país. Cuando llegué a la política a los 26 años, a la política formalmente como diputado, era en el marco del debate de un proyecto de país que no siempre se puede plasmar en la realidad, pero bueno, la idea de los que hacemos política es esa. Cuando yo vi que no se está debatiendo un proyecto de país y que La Cámpora solamente tenía en su intención una disputa de poder con el gobierno que se está siendo cada vez más cruda, me alejé. Por supuesto que al alejarme de la Cámara no voy a estar después subordinado en lo gremial en La Cámpora, que no tiene ningún tipo de representatividad, ni territorio social y actuar con total hipocresía. Después, la decisión de Pablode estar con la Cámpora se lo tendrían que preguntar a él.
—¿Qué definiciones hace de Máximo Kirchner?
—Yo la definición que hago es de La Cámpora, que es una organización dentro del Estado y ya era anticuada en los ’70. No tiene razón de ser una “orga” dentro del Estado. El Estado ya es un territorio institucional donde la concepción de Estado moderno, después de los Estados populistas que fundamentalmente estuvieron en los ‘70, es la de un Estado gran prestador de servicios a los que abonan con impuestos los ciudadanos y se les tiene que dar respuestas, los sindicatos tienen que hacer lo mismo, Ahora, ¿qué hace una “orga”, seudo ideologizada dentro del Estado queriéndose quedar con un discurso progresista, siendo parte de un gobierno con un 100% de inflación y un 40% de pobreza o más? Me parece que es como mínimo contradictorio y con un componente de hipocresía muy grande.
—¿Define este gobierno como peronista?
—No tengo “el peronómetro” pero cuando uno va a las bases o la esencia del peronismo, los axiomas, contenido, la propia práctica o a la propia realidad de un país con un 100% de inflación, con casi un 50% de pobreza, un 50% del trabajo precario y un 50% de pibes de 15 años que son pobres, yo digo claramente no es peronismo; por lo menos desde los hechos. No ha podido llevar o pragmatizar una movilidad social ascendente, hace 5 años y, sin contar dos años de la era kirchnerista del primero y segundo mandato de Cristina, que la Argentina retrocede en salario, hace 5 años que el poder adquisitivo del trabajador retrocedió en un 20%. El año que viene vamos a estar en el peor podio del mundo, que es el podio de la inflación, solamente por debajo de Zimbabue y Venezuela. Por lo tanto, para mí esto es muy lejano a lo que yo entiendo cómo era. No está ni siquiera en el debate que vamos a hacer con todos esos trabajadores que están por fuera del sistema laboral. No hay ni siquiera la intención de debatir, hay una clara intención de los diferentes dirigentes políticos que ocupan lugares de poder de debatirse, de chicanearse, y que cada vez están más lejos de la realidad.
—¿Qué piensa respecto de que el 40% de la población es pobre?
—La pobreza es estructural en la Argentina. Nunca bajó del 30%, ni siquiera con tasas de crecimiento del 9% o del 7% que fueron durante el período de los gobiernos de Néstor y de Cristina. Eso nunca tuvo un correlato en un ascenso social. La pérdida de derechos es una constante por parte de los sectores que tienen menos posibilidades de progreso, por lo tanto, no es un gobierno progresista. Al no haber un debate de proyecto de país no veo la posibilidad de salir de eso. Hay un 36,5% de pobreza, según los datos del INDEC del último informe, hay un 41% de pobreza en la provincia de Buenos Aires que es la provincia que más PBI genera, más del producto bruto que genera el país, tiene un 41% de pobreza y un 7% de indigencia, y vemos funcionarios que se quejan del Gobierno Nacional. Entonces ahí es donde me parece que tenemos que dejar la hipocresía de lado y si hay ganas de quejarse porque no tienen ganas de ser parte de un gobierno que claramente ha fracasado, los datos concretos lo dicen, hay que salir de los cargos, hay que largar las cajas y hay que criticar como corresponde. Este proyecto de país no va a sacar a ese 40% de pobres de la pobreza. No hay un horizonte de salida, por lo menos en esta coyuntura, porque no solamente la crisis es social o política, sino que la crisis es institucional. Al ver al presidente del PJ bonaerense hacerse el desentendido o diciendo “me duele la pobreza del país” y criticar tan fuerte al presidente y a la investidura presidencial, siendo parte de su propio gobierno creo que eso agrava aún más la situación social que ya es muy mala. Nosotros somos uno de los cuatro países que tiene más inflación en el mundo, por lo tanto, hay trabajadores que están dentro del sistema formal de trabajo que son pobres, que están por debajo de la canasta básica total, que es de $129.000 si no me equivoco.
—Hay un discurso imperante en varios dirigentes políticos que responsabilizan a la situación social a la casta política como Javier Milei. ¿Cree que hay una casta política?
—No. Existe un sistema político y existe un disciplinamiento del sistema político cuando hay un gobierno que pone a dirigentes dentro de los parámetros de una disciplina, partidaria si querés. He escuchado a muchos diputados, en muchos momentos, hablar de la disciplina partidaria, “nosotros votamos esto aunque no estamos de acuerdo, porque tenemos disciplina partidaria” y es una de las cosas de las que fui crítico, inclusive estando en bloques no oficialistas. Fui crítico a tener que votar algo porque el partido lo aceptó, porque el gobierno dice que hay que hacer esto o porque hay una alianza en determinado punto donde este espacio político. El Frente Renovador tuvo que votar con el macrismo en su momento, ahí es donde podemos encontrar un montón de contradicciones. Yo no hablaría de casta política, porque si Milei hoy es diputado, es parte de esa casta. Es fácil pararse desde un lugar, negar, rechazar el sistema político, pero si sos parte del sistema político y tribuneás con que donás el sueldo, pero sos diputado, sos parte de la casta. Podemos entender ese discurso dentro del teorema de Baglini, estar lejos del poder, entonces decir lo que quieras decir y canalizar la bronca en la sociedad con la política. Sé que muchos dirigentes piensan igual, sin embargo no dicen nada porque están dentro de la posibilidad de renovar un cargo y como saben que quienes van a tener las lapiceras son los que le van a dar ese cargo, no dicen nada. Eso es parte del juego de la política en el que yo decidí no entrar, ahora no critico al que lo hace, lo que sí criticó es la actitud de ser el gobierno y querer diferenciarse del gobierno del ajuste. Decidí renunciar a la banca y adoptar una postura crítica, no desestabilizadora, no anti- gobierno, no anti- política, la grieta es la anti política, es lo que te saca la posibilidad de debatir. Si yo critico soy gorila, pero ellos que son parte del Gobierno y critican, no, son los pibes para la liberación y tiene 75 años cada uno. Ví una foto del Cuervo Larroque que me mandaron anoche y parece que tuviera 70 años y sin embargo, sigue cantando “los pibes para la liberación”, una cosa increíble, pero uno por criticar un gobierno con 100% de inflación y con un 40% de pobreza o más, o una provincia de Buenos Aires con un 41% de pobreza, un 7% de indigencia, ves un dirigente que, como el Cuervo Larroque que está a cargo del área social y que critica. Muchas veces podemos compartir la crítica, pero sería bueno que salgan de ese lugar, o sea, es muy entendible que quieran estar lejos del ajuste. Ahora sí, la Cámpora no quiere el ajuste pero quiere las cajas, porque ANSES, PAMI, Aerolíneas, YPF, el Ministerio del Interior, la Justicia y el Consejo de la Magistratura, todos esos lugares los siguen teniendo.
—¿Responsabiliza a la Cámpora como parte de la actual crisis de representación de la política?
—Si. Es ahí donde se está deteriorando el sistema político y es ahí donde están, a mi entender, fagocitando al peronismo, están no solamente matando esto que no se puede definir como peronismo, sino hasta la historia del peronismo. Porque esto queda es el presente, lo que hay, no se puede vivir del pasado. Estamos viviendo una situación de crisis institucional, social, política ya que la investidura presidencial está con mucha responsabilidad por parte de Alberto, pero también con mucha responsabilidad por parte de los que construyeron el Frente de Todos con Alberto y lo eligieron candidato. A mí me da una sensación de hipocresía muy grande dentro del Frente de Todos y por eso decido a criticar más allá de que sé que muchos dirigentes no lo hacen.
—Mencionaba la necesidad de una renovación política. ¿Cuándo mira al triunvirato de la CGT no piensa que también que hace falta una renovación en el sindicalismo del cual usted es parte?
—Sí, yo decidí no solamente dar un paso al costado de la titularidad del gremio, sino de presentar un proyecto de democracia sindical. Me parece que el sindicalismo y el mundo del trabajo está en su peor momento de la historia. La representación sindical es cada vez menor, los trabajadores formales son cada vez menos y hoy vemos la particularidad de que puede tener derecho a vacaciones y aguinaldo, pero puede estar por debajo de la línea de la pobreza. Entonces, la pregunta no es ¿qué o cómo hacemos para que no le saquen derechos a los que los tienen?, sino ¿cómo le damos derechos a los que no los tienen? Ese es el debate que debe tener para mí el peronismo. La Ley 2744 es una ley de otra era del trabajo industrial, por lo menos donde la industria generaba mucho más trabajo, donde había fábricas, por ejemplo la UOM, el sindicato metalúrgico tenía 600.000 afiliados en los ‘70, hoy tiene 250.000. Del triunvirato de la CGT, bueno, los triunviratos nunca han sido muy efectivos. Hoy creo que la legitimidad de la CGT la pierde cuando en una situación como la que está atravesando el país, no tiene capacidad, reclamo. Veo los dirigentes políticos discutiendo candidaturas, algunos dirigentes gremiales ya posicionándose sobre la posibilidad de otro gobierno cuando la crisis se está viviendo hoy. La CGT la movida más grande que hizo fue contra los formadores de precios que la gente no entendió. Argentina después de Uruguay es el país más sindicalizado de Latinoamérica, pero este 27% que tenemos de sindicalización nos deja un espectro, un universo de trabajadores inmenso que no tienen ningún tipo de representatividad. Entonces, limitar al trabajador a la representación sindical quiere decir que no entendimos nada. Hay que repensar el sindicalismo, hay que repensar el mundo laboral, el sistema laboral y hay que ver de qué manera abordamos palabras que son actualmente rechazadas como un trabajador flexible. Tengo muchos compañeros que trabajan conmigo, que tienen un trabajo flexible, no tienen la necesidad de estar 8 horas en una oficina monitoreando determinadas tareas, sino que trabajan desde sus casas, con las herramientas tecnológicas que existen hoy. Va a pasar lo mismo en los peajes, en la televisión y en la comunicación. Hoy todos los puestos de trabajo están, no sé si en peligro, pero si el Estado no pone un acento sobre eso, y busca articular entre empresarios, y trabajadores, obviamente va a pasar a ser algo preocupante.
—¿Qué piensa cuando el Sindicato de Camioneros bloquea la libre circulación en una PYMES porque sus transportistas no están afiliados al sindicato?
—Yo creo que el derecho a la huelga consiste en abstenerse de trabajar, todo lo que vaya por fuera de eso no está dentro del derecho constitucional de huelga.
—Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final que quiera hacer.
—Fui sindicalista, fui político, me considero, y creo que al igual que muchos, trabajamos por un ideal, en mi caso es una idea ideal de país. Seguramente hay diferentes opiniones acerca de los peronistas, de los sindicalistas, yo pretendo viniendo de una familia de sindicalistas, poner por lo menos algunos cuestionamientos y algunas autocriticas que antes no existían.
Por Guillermina Rizzo, Leonel Borda y Milagros Picoy.
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación