Maneja La Matanza hace 17 años con puño de hierro. Ahorró miles de millones de pesos, mientras los vecinos sufren la inseguridad y la falta de servicios básicos Quiénes son los que desafían su liderazgo desde el peronismo y desde la oposición. ¿Está en condiciones de ganar Juntos por el Cambio?
¿Se le puede ganar al peronismo en La Matanza? Esa pregunta, inquietante y sugestiva, atraviesa a la oposición. Mientras tanto, velan las armas conceptuales y políticas para una batalla electoral que promete tener el año que viene características homéricas, pero que requiere, primero, arreglar cuentas chicas, de familia.
La Matanza tiene más votos que Entre Ríos y otras 15 provincias de Argentina. Pero no es una provincia. Es un municipio de la insondable Buenos Aires, gobernado por el peronismo ininterrumpidamente desde 1983. A cuarenta años del regreso de la democracia, en Juntos por el Cambio, el Frente de Izquierda y los partidos de José Luis Espert y Javier Milei, ven al peronismo asediado por internas y con posibilidades, incluso, de ser derrotado.
Hay datos concretos, duros, y otros sueltos que alientan esa esperanza -por ahora remota- de doblegar al aparato más aceitado y formidable que tiene funcionando el peronismo en el corazón del Conurbano. Allí ejerce un rol decisivo y tiene su fortaleza la protagonista excluyente de la política: Cristina Kirchner, la vicepresidenta.
La premonición de una victoria se ve alentada, para los opositores, desde dos ámbitos: la política y la gestión. En la política asoma para el peronismo el modelo de conducción del intendente Fernando Espinoza que muestra signos de agotamiento y división, mientras la oposición está dispuesta a competir por cada voto, con precandidatos presidenciales y a gobernador, como aspirantes a intendentes que recorren de manera periódica el distrito más populoso del país.
En la gestión sobresalen el “asfalto invisible” -vecinos que denuncian que pagan por un pavimento que no tienen- y la compulsión por ahorrar millones de pesos mientras los vecinos soportan la falta de seguridad y de otros bienes y servicios públicos básicos. Convive el atesoramiento en plazos fijos y bonos con las quejas con las críticas por prestaciones en materia de seguridad ciudadana, infraestructura urbana y salud entre malas e inexistentes.
Un informe del equipo de Alejandro Finocchiario, diputado nacional por el PRO y uno de los que está anotado para competir por la sucesión de Espinoza, confirma estos datos. Al 30 de septiembre, La Matanza tiene inmovilizados en instrumentos financieros casi 29 mil millones de pesos, equivalentes a poco más de 190 millones de dólares. “Son 77 millones de dólares más que el año pasado”, explica uno de los técnicos que elaboraron el informe al que accedió Infobae.
“Si analizamos la caja, al 30/9 La Matanza percibió ingresos por $ 53.236 millones, pagó por $ 41.963 millones y le quedó $ 11.271 millones. De ese superávit, $ 11.401 MM fueron a aumentar la inversión”, agregó.
El otro precandidato por Juntos por el Cambio, Héctor “Toty” Flores, advirtió que en los últimos meses, por el castigo inflacionario y los sueldos bajos, empezaron a verse imágenes absolutamente atípicas: chicos con padres que tienen trabajos informales, precarios o changas que van a comer a los comedores porque ya no les alcanza. “La Matanza entró en una decadencia absoluta. Ahora se la conoce por la corrupción, la inseguridad y la falta de trabajo”, aseguró, en diálogo con Infobae.
En tanto, Lalo Creus, que milita desde hace décadas en el territorio y también aspira a ser intendente, habla de “La Matanza como causa nacional”.
“Hay una gran oportunidad para la oposición si es capaz de interpretar no sólo qué es lo que no quiere la gente, sino lo que necesita. No quiere más sufrimiento, ni zonas liberadas, ni falta de servicios, ni que esté copada por el delito y la droga. 7 de cada 10 vecinos no votaron al intendente, pero el desafío es construir una propuesta cercana al matancero. Que haya una oportunidad de cambio confiable y segura”, aseguró.
Los tres dirigentes que están anotados para la sucesión de Espinoza conviven con todos los precandidatos que compiten por la gobernación. Están Diego Santilli (por Horacio Rodríguez Larreta), Cristian Ritondo (por María Eugenia Vidal), y Joaquín De la Torre, Javier Iguacel y Néstor Grindetti (por Patricia Bullrich). A ellos se suman los radicales Maximiliano Abad, Gustavo Posse y, más lejos, Martín Tetaz.
El propio Tetaz afirmó ayer que “para ganarle al PJ tenés que sacarle el corazón y el corazón del PJ es La Matanza: hay que dinamitar la base de sustentación política donde son más fuertes”. Pero reconoció que hasta ahora ninguna de las figuras que están anotadas para suceder a Espinoza es competitiva.
La interna peronista
Ninguno de esos cálculos tendría sentido para la oposición sin un factor clave: el peronismo enfrenta una escenario dominado por la desconfianza y la división. Más allá de las dudas que aparecieron sobre la continuidad o la ruptura de la sociedad política de Espinoza y la actual vicegobernadora, Verónica Magario -ella le “cuidó” el municipio, entre 2015 y 2019, al ser intendenta en tiempos del macrismo- la principal anomalía es que el Movimiento Evita decidió competir con candidatura propia.
Será Patricia “La Colo” Cubría, que es pareja del líder del Evita, Emilio Pérsico, y que competirá en las PASO, tras quedar archivado el inútil intento de anularlas que esbozó semanas atrás La Cámpora, empujada por gobernadores e intendentes, entre una jugada de la que no estuvo exento Espinoza.
“Hay voluntad política de que haya PASO y el Evita va a presentar candidatos”, explicó en reserva un hombre clave del peronismo de la provincia y que dialoga con todos los sectores. En el PJ bonaerense, que preside Máximo Kirchner, hay una corriente de opinión que observa el liderazgo de Espinoza con signos claros de fatiga. “Su ciclo está agotado”, asegura otro interlocutor que también pide reserva de identidad.
En el peronismo las costillas nunca se cuentan a cara descubierta.
Otros espacios competitivos
Un actor clave en La Matanza y que puede torcer la cuenta final de las elecciones del 2023 es la izquierda. Es que el FIT en los últimos comicios obtuvo casi el 10% de los votos (71.000 sufragios) y logró dos bancas en el Concejo Deliberante, un resultado inédito.
El edil Juan Romero (Partido Obrero) afirmó en diálogo con Infobae que el municipio “está atravesando una profundización de la crisis. Es un distrito que está parado sobre un polvorín. Gobiernan hace 40 años y no resolvieron un solo problema”.
Según el dirigente, convive “un proceso de movilización que no se ve desde hace años” mientras “la gente no tiene lugar para vivir, la pobreza crece, hay escuelas con nivel de hacinamiento insoportable y hay enormes problemas con la salud municipal”.
Así como Espert obtuvo 7% (casi 53.000 votos), otro actor clave es Javier Milei, que con una candidatura presidencial puede traccionar al gobernador y a un postulante a intendente que, por ahora, no está definido.
Lo cierto es que para La Libertad Avanza, Luis Ontivero fue designado como coordinador de una incipiente mesa política, que buscará aglutinar a todos los sectores. El dirigente Nahuel Sotelo tiene un armado territorial con presencia en el Conurbano y sobre todo en La Matanza, que se llama La Julio Argentino, una agrupación que nuclea a liberales, conservadores y otros sectores denominados “patriotas”. Desde allí definirá Milei cuáles serán sus candidatos locales.
Entre la izquierda, Espert y Milei, por un lado; y Juntos por el Cambio, por otro, podría haber una competencia contra las modulaciones diversas con las que se presente el peronismo.
El tema es que las últimas elecciones en La Matanza -último dato incontrastable frente a las múltiples encuestas que intoxican el sistema de decisiones de la política- dejó al peronismo del Frente de Todos con 344 mil votos (47%) y 209 mil votos (28%) a Juntos por el Cambio.
En 2021 hubo un dato significativo: fueron a votar 100 mil personas menos que en 2019, cuando Espinoza obtuvo un triunfo arrollador y el más alto de toda su carrera política. Fueron 530 mil votos (64%). Los de Juntos por el Cambio, casi sin cambios en términos absolutos: 206 mil (25%)
La opinión de los vecinos
“Esta zona de La Tablada, detrás de los terrenos donde estaba Jabón Federal, padece muchos de los problemas que exhibe La Matanza en el conjunto de localidades. Un barrio donde todo depende del trabajo de los vecinos. Ellos se encargan del mejorado de las calles de tierra que figuran asfaltadas en el catastro”, publicó Finocchiaro. Según dice, es un problema extendido en todo el municipio, aunque no es el único, quizá ni siquiera el más grave.
Las quejas de los vecinos de La Matanza porque, aseguran, figuran calles de tierra como asfaltadas.
En una encuesta difundida por el Instituto Estratégico para el Desarrollo Local, realizada entre 2138 personas, en La Matanza la mayor preocupación la encabeza la inflación y el precio de los alimentos, con el 63,6%, pero muy cerca de la inseguridad y la delincuencia, que supera el 60&. Más lejos, quedan los salarios bajos (30,4%) o la corrupción (19,8%).
Pero al ser consultado sobre el problema en el barrio, la respuesta predominante, con el 73,6% es la inseguridad, seguida por el mal estado de las calles (31,2%), la falta o mala atención en los centros de salud (23,1%), o la mala calidad de alumbrado público (21,6%).
Al calificar las gestiones, todas tienen porcentajes negativos altos, aunque la provincial es un poco menor. Así, Nación, a cargo de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, cosecha una calificación negativa (63%), mientras que la de la intendencia de Fernando Espinoza está en el mismo guarismo. La bonaerense de Axel Kicillof, en cambio es valorada de manera positiva por el 40%.
Ya en materia de inseguridad, los vecinos se sienten inseguros tanto durante el día como en la noche, aunque en horario nocturno los niveles son escalofriantes: casi el 90% no está tranquilo, según la encuesta que fue elaborada para los equipos de trabajo del dirigente de Juntos por el Cambio Lalo Creus.
Lo menos malo
Con ese contexto de imagen negativa es que en la oposición se ilusionan con dar un batacazo que sería histórico. Igual, admiten que es una posibilidad remota que dependerá de que se mantenga la disputa por el liderazgo del peronismo local y que no haya una mejora en la economía, vía reducción sensible de la inflación y recomposición de ingresos, sobre todo los vinculados a mano de obra menos calificado. Allí es donde está el electorado principal al que tributa Cristina Kirchner.
Para tomar dimensión de la relevancia de ese distrito vale un pequeño repaso por el ranking de electores. Según los datos que cruzó Infobae, el listado es el siguiente: Buenos Aires (12.704.518), Córdoba (2.984.631), Santa Fe (2.768.525), Capital Federal (2.552.058), Mendoza (1.439.463), Tucumán (1.267.045), La Matanza (1.148.935), Entre Ríos (1.112.939), Salta (1.051.142). Sólo La Matanza tiene casi los mismos votos que Catamarca (327.478), La Rioja (294.509), La Pampa (293.790) y Santa Cruz (256.388), todas juntas.
Fernando Espinoza hasta ahora pudo hacer valer la potencia electoral que tiene y que es superior a la de la mayoría de los gobernadores. Desgastado y sin respaldos en el PJ bonaerense, deberá enfrentar una PASO competitiva, donde “La Colo” Cubría cosechó respaldos de la CGT local, poderosa en votos y recursos.
Pero la contracara, en Juntos por el Cambio, es que La Matanza es peleada no sólo como eventual conquista política y simbólica, sino como un lugar donde, principalmente, hay muchos votos.
“Si sumamos 100 mil votos más, probablemente no ganemos la intendencia, pero puede ser decisivo para ganar la gobernación o incluso la presidencia de la Nación”, explicaba a Infobae uno de los armadores de Juntos por el Cambio en el territorio bonaerense. Es que cuando se cuentan los porotos y se define el poder, ningún voto sobra.
Por Facundo Chaves-Infobae