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Francisco visitó a la sobrina de una de las monjas secuestradas y asesinadas por Alfredo Astiz

La visita, que comunicó oficialmente el diario vaticano, se produce en medio de la polémica por la visita de un grupo de diputados de La Libertad Avanza a Astiz y otros genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza.

El papa Francisco se encontró este miércoles por la tarde con Sor Geneviève Jeanningros, sobrina de Léonie Duquet, una de las dos monjas francessas secuestradas y asesinadas por orden de Alfredo Astiz durante la última dictadura cívico-militar.

Jeanningros lleva adelante hace más de 50 años, junto con la hermana Anna Amelia, una pastoral de cercanía con las comunidades del espectáculo itinerante y del circo.

El Papa hizo una pausa en sus vacaciones y visitó a la monja católica francesa, que también trabaja desde hace décadas con la comunidad LGBTQ+, en el barrio romano de Ostia.

La visita, que comunicó oficialmente el diario vaticano, se produce en medio de la polémica por la visita de un grupo de diputados de La Libertad Avanza a Astiz y otros genocidas condenados por delitos de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza. Se trata de Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Alida Ferreyra, Guillermo Montenegro y María Fernanda Araujo.

Astiz fue condenado a cadena perpetua en 2011. Previamente había sido condenado en ausencia en Francia por la desaparición de las monjas Alice Domon y Léonie Duquet, secuestradas en 1977, torturadas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y arrojadas al mar en los “vuelos de la muerte” ordenados por Astiz.

En una breve declaración, el Vaticano informó que Francisco se había reunido con Sor Genevieve Jeanningros cerca de un popular lugar de montaña rusa y circo llamado Luna Park.

“El Santo Padre llegó alrededor de las 15:05 a bordo del Fiat 500 L, avanzando entre columpios y coches de choque. El arribo del Pontífice estuvo marcado por el chasquido de dos besos saludados por la Hermana Geneviève Jeanningros. Es ella, perteneciente a la Congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús, que hace 56 años reside en una caravana con la hermana Anna Amelia en una pastoral que abraza el legado de Charles de Foucauld de ‘ir allí donde a la Iglesia le cuesta ir’, quien organizó la visita. Ella, la ‘enfant terrible’, como la apodó cariñosamente el Papa, que la ve cada miércoles al final de la Audiencia General, donde la anciana pero audaz religiosa lleva desde hace años a grupos de nómadas, gente del circo y personas LGBT+”, resaltó el Vatican News en su sitio web.

La visita se produjo además unas semanas después de que el Vaticano se disculpara por el supuesto uso por parte del Papa de un insulto vulgar en italiano sobre la homosexualidad en una reunión a puertas cerradas con obispos italianos.

En una entrevista con el periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, en junio pasado, Jeanningros dijo cuando se le preguntó por el supuesto uso por parte del Papa de ese insulto que “al principio hubo un poco de dolor”, pero al mirar atrás se rieron y reflexionaron: “En realidad, él no es así”.      

En otro gesto de gran simbolismo, el Papa envió un saludo al padre jesuita James Martin con motivo de la conferencia ‘Outreach’ para católicos LGBT que se celebrará en la Universidad de Georgetown, Washington, del 2 al 4 de agosto.

El padre Martin, que ejerce su apostolado entre personas LGBT, había escrito al Papa preguntándole si le enviaría sus saludos por la conferencia. Francisco envió una breve respuesta, alegrándose de que el cardenal Wilton Gregory celebrara una misa por ellos y diciendo que estaba espiritualmente “unido en la oración” a todos los participantes: “Que Jesús los bendiga y que la Virgen Santa los cuide”. Es la cuarta vez que Francisco envía sus saludos a un encuentro de “Outreach”.