El empresario investigado por narcotráfico en Estados Unidos habló con Noticias Argentinas y Radio Rivadavia. Parafraseó a Diego Maradona: "Me cortaron las piernas".
La mención a la figura de Federico Andrés “Fred” Machado comenzó casi como un susurro, apenas mencionado en algunos medios de comunicación. Luego, se transformó en el huracán que arrasó la candidatura del libertario José Luis Espert para renovar su banca en la Cámara de Diputados. Tras haber dialogado con PERFIL el pasado viernes, ahora el empresario hizo declaraciones a Noticias Argentinas y Radio Rivadavia.
“No soy narco, soy un tipo que se equivocó”. Así inicia Fred Machado su relato ante la agencia. Su voz combina enfado y agotamiento. “Me convirtieron en radiactivo”, recalca, seguro de que lo manipularon para ocultar una red mayor que involucra aviones, dinero, política y justicia internacional.
Obviamente, Machado habla en un intento de aclarar su situación. Asegura estar harto. Quiere que todo quede claro: “Yo no fumé en mi vida, no tomé. Ya está. Apoyé a Espert, el tipo me negó, ¿qué querés que le haga?”.
Durante la conversación, el empresario investigado por narcotráfico no se detiene. “Hicieron un personaje que no existe, y eso aceleró mi causa. Es una locura.”
Su relato combina frustración y desencanto. “Todo esto se volvió una bola de nieve que me afecta a mí. No es culpa mía que Espert me haya negado. Es un error, porque no fue un apoyo oculto ni millonario. Le presté un avión de un amigo, lo ayudé con unos mangos”.
Fred Machado sobre el contrato con Espert: “Lo hice por lástima”
En diálogo con el periodista Ignacio Ortelli, en Radio Rivadavia, Machado recordó cómo conoció a José Luis Espert a través de un contacto. “Me dijo que quería cambiar el país y me pareció una causa noble. No me pidió plata, me llamó la atención que sólo estaba con este chico (Nazareno Etchepare). Fue uno de los días que tenía que ir a Viedma y le dije ‘venite conmigo que yo conozco gente’”, relató. Agregó que en algún momento surgió el tema del dinero: “Me dijo que ‘estaban en bolas’”.
La historia con José Luis Espert, el diputado liberal a quien afirma haber asistido al inicio de su carrera, es uno de los puntos más delicados. “Él no miente cuando dice que hubo un contrato, lo hice en el 2019. Lo contraté como para darle una mano”, relata Machado desde su prisión domiciliaria en Río Negro.
Luego agrega detalles a NA: “La transferencia se hizo desde Aircraft Guaranty en 2020. Después vino la pandemia. Me llamó y me dijo: 'vamos a retomar lo del trabajo este', y yo ya estaba con este problema porque empieza en septiembre del 2020”.
“El tipo me dio lástima; no era el Espert de ahora, el de ‘cárcel o bala’. En ese momento me pareció un tipo macanudo, con una causa noble”, sostuvo el empresario.
Durante la entrevista con Ortelli, Machado destacó la presencia de la diputada nacional Lilia Lemoine. “Muy bizarro todo. Me sentaron en el centro. Planificaban la publicidad. La ponían a Lilia Lemoine a decir que la libertad la liberaba, parecía una película de Wes Anderson. El tipo de las encuestas decía que ya estaba en 10 puntos", describió Machado sobre el protagonismo que Lemoine tuvo en la estrategia.
El empresario no ocultó su sorpresa por lo que definió como “la cloaca de la política en Guatemala”, que, según él, reproducía dinámicas similares a las argentinas. “Le dije a José Luis que se estaba metiendo en una cloaca”, sostuvo ante radio Rivadavia. Y explicó que su ayuda surgió por pedido del propio Espert: “No me pidió un monto. Estaba presentando un libro y le dije que tenía un amigo con un avión chico que podría ayudarlo”. Machado estimó "le habré dado 100 o 150 lucas".
También desmintió versiones sobre supuestos aportes millonarios: “El aporte no fue como dijo Grabois de 34 millones de dólares. Los 200 mil dólares es porque le conté del proyecto (Minas de Pueblo), que estaba desorganizado, y él hacía consultorías". Sin embargo, luego se contradice respecto a las supuesta "100 o 150 lucas" que mencionó ante NA: "No me acuerdo la cifra final pero era más de 200 mil dólares".
Fred Machado: “Yo movía mi plata por Aircraft Guaranty”
La exposición de Machado sobre el entramado financiero y aeronáutico es compleja. “Yo movía toda mi guita por Aircraft Guaranty”, admite, refiriéndose a la compañía estadounidense que terminó en el centro de la tormenta por la causa que involucró a su socia y titular de la empresa, Debra Lynn Erwin.
Según él, la empresaria “no tenía idea” de lo que realmente ocurría con los más de 1500 aviones registrados bajo el sistema fiduciario del trust, un mecanismo en el que un administrador maneja los documentos de propiedad, aunque no siempre sabe cómo se usan en la práctica.
Y añade un episodio que asegura lo comprometió injustamente: “Había un video de un avión que aterrizó en la selva. Le mandé el link a Debra en chiste: ‘ese avión está en tu trust’. Cuando los agentes lo vieron, me lo usaron en contra.”
Machado explicó a NA el engranaje técnico que, según él, se volvió en su contra: “En Estados Unidos comprás un avión y, si sos extranjero, lo registrás vía un trust. Es lo que tenía Debra”, indica, refiriéndose a Aircraft Guaranty. “Es como cuando te compran un auto y te dicen: ‘ponelo a tu nombre’”.
A partir de ahí, lanza su hipótesis más polémica dirigida a los investigadores estadounidenses: “A los agentes les dije: ustedes capturaron a Saddam Hussein; si quisieran, con un destructor en el Golfo de México ven todos los vuelos”.
Según Machado, “los estadounidenses detectan a 200 millas una pelota de golf, ¿cómo no iban a ver estos vuelos?”, y agrega: “en Guatemala abrías un diario y caía un avión todas las semanas, de todo tamaño, muchos con matrícula venezolana”.
“Yo nunca conocí un narco en Guatemala, pese a que muchos la llamaban ‘narcoestado’”, asegura.
Guatemala, Minas del Pueblo y los agentes estadounidenses
Antes de que su nombre apareciera en expedientes y medios, Machado había construido toda su vida alrededor de los aviones. “Yo tenía una empresa de aviación, siempre me dediqué a eso”, recuerda. Comenzó a trabajar a los 15 años en la herrería de su padre y, ya en Estados Unidos, hizo de todo: cargaba combustible, manejaba autos, organizaba tours, reparaba piezas. “Era una máquina de trabajar y creo que ese fue mi problema”, dice.
Tras décadas de actividad, dice haber llegado “con el bocho fundido” a Guatemala, donde buscó empezar de nuevo. Allí creó un emprendimiento llamado Argentina Los Alpes, convencido de que había hallado su lugar en el mundo.
“La gente me adoptó, me recibieron con cariño; hasta hoy me escriben ‘patrón, ¿cómo estás?’ porque allá no existe el Estado”, cuenta. Pero recuerda también los ataques de la prensa local. “Me pegaron más los sectores de izquierda que los de derecha. Yo les estaba dando de comer a más de 15 mil personas de comunidades indígenas y aun así me destrozaron.”
El testimonio de un ex empleado de Minas del Pueblo
“Fred fue un ángel que Dios mandó”, sostiene Elmer Orellana, exresponsable de logística en Minas del Pueblo, en el departamento de Tucurú. En diálogo con Noticias Argentinas, asegura que el empresario “nunca le negó ayuda a nadie” y que “dio trabajo” a habitantes de siete comunidades. “Acá había gente que comía una vez al día. Con Fred hubo salarios quincenales y comercios que antes no existían.”
Orellana describe a Machado de manera casi eclesiástica. Dice que compró tierras a particulares para donarlas a familias locales y que financió una clínica, féretros y gastos funerarios cuando fue necesario. “Compró una bloquera para que tuviéramos casas de bloque; los inviernos acá son duros”, asegura.
También admite que la empresa minera nunca llegó a operar: “Se montaron estructuras y se hicieron pruebas, pero no se extrajo mineral. Cuando instalaron todo, ya no alcanzó el dinero y esto empezó a quebrar”. En ese contexto, apunta a Iván Morales (presentado como representante legal de la empresa) por “mala administración y dinero que no apareció”.
“Yo sí escuché de eso y lo vi: había una avioneta y se usaba para trasladar personal de planta. Muchos eran peruanos sin vehículo. Nunca mandaron buses, por eso los movían en avioneta”, relató Orellana.
El exfuncionario describe un incidente: “Un día el tren delantero no abrió y aterrizó de panza; se arrastró y se quebraron las otras dos patas. La recogieron y la taparon, pero jamás escuché que bajaran ni que encontraran algo dentro. Aquí la gente es muy celosa con eso; yo nunca escuché nada raro.”
Fred Machado: “Esto fue una tortura”
Machado compara su historia con un film noir. “Esto fue una película de los Coen Brothers, todo absurdo. Me decían que los inversores eran sucios y que los delatara. Yo no delaté a nadie. Me equivoqué, sí, pero no soy un delincuente”.
Afirma haber sido víctima de un proceso kafkiano. “Los tipos (los agentes estadounidenses) me hablan en Guatemala. Yo les digo: esto es un tema de plata, les debo guita, los llamo y lo arreglo. Me contestan: ‘no los llames’. Me tuvieron cinco meses así, una tortura.”
Recuerda a un agente en particular, a quien define como “un reverendo desgraciado”. “Me presionaban para incriminar a la gente que me dio dinero. Y yo no iba a hacer eso. No soy ningún santo, pero no soy un delincuente”.
Y concluye: “Eran siete u ocho inversores que usaba para proyectos aeronáuticos, no dos mil. Hice un mal uso de los fondos; me equivoqué, pero no hice nada ilegal”.
La desconfianza hacia la justicia estadounidense atraviesa toda la conversación. “En Estados Unidos te pueden meter 30 años preso y después te dicen ‘nos equivocamos’. Te dan una palmadita y se van”.
Machado afirma que nunca estuvo preso en territorio estadounidense, aunque reconoce que la exposición pública y la presión judicial lo destruyeron. “Los gringos hacen lo que quieren. Te agarran en la calle, te inventan una causa y listo”.
Los aviones, los pilotos y la sombra de Gustavo y Eduardo Juliá
Machado también se refirió a los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá, los pilotos argentinos detenidos en Barcelona en 2011 con 944 kilos de cocaína, hijos del jefe de la Fuerza Aérea durante el gobierno de Carlos Menem, José Juliá. “El avión que agarraron no era mío. A Juliá le alquilé un avión, me lo pagó, me lo devolvió y después cayó en ese otro vuelo grande”.
Sobre el piloto detenido en ese caso, añadió: “Usó el sistema de mi empresa para hacer el plan de vuelo, pero eso no me vincula. Si alguien roba un banco con tu DNI, no significa que seas vos”.
Machado recuerda que conoció al entonces presidente guatemalteco Jimmy Morales. “Lo conocí porque un amigo mío le ofreció un vuelo. El tipo se quedó sin conexión y yo tenía un avión y se lo presté. Después me agradeció, pero cuando se hizo público lo negó".
Fred Machado: “El error de Espert fue negarme”
El capítulo argentino reaparece constantemente. Machado habla de traición. “El error de Espert fue negarme. Porque se iba a saber. Hay fotos, hay testigos. No era un secreto. Si hubiera dicho ‘sí, lo conocí, me ayudó y después se metió en un lío’, nadie lo hubiera crucificado. Pero prefirió negarlo.”
Añade con decepción: “Cuando lo conocí, estaba presentando su primer libro. Yo le dije, ¿cómo te puedo ayudar? Me dijo que necesitaba moverse. Le alquilé un avión. Voló dos veces conmigo. En política es plata, le dije, y él lo sabía”.
“A Viedma fuimos en mi avión y luego creo que fuimos a Catamarca. Él voló dos veces en ese avión. Además, él volaba en otro avión que le había puesto, que tampoco era para la campaña, era más que nada para la presentación del libro. Ese avión lo tuvo 3 o 4 meses. Yo no estaba en Argentina, estaba en Estados Unidos, lo vi 3 o 4 veces y cada vez que lo veía era muy bizarro. Tenía a Nazareno, a Clarita, después no tenía nada más. Después vino Dick Morris, y ahí apareció (Luis) Rosales.”
La camioneta Jeep prestada a José Luis Espert en 2019
Sobre la camioneta que se dijo sufrió un ataque, Machado aclara: “Esa camioneta era de un primo mío (en referencia a Claudio Ciccarelli, dueño de la camioneta Jeep Grand Cherokee negra blindada que Espert utilizó en 2019 para los traslados de su campaña). No fue un atentado. No fue un tiro. Pasó por la Villa 31 y le metieron dos piedrazos”.
Entre lo que extraña, menciona a su perro, un mastín que murió a los tres años. En este punto comparte algo curioso con Javier Milei: “Ese perro me hablaba en los sueños", confiesa. “Por eso quise conocer a Milei, porque me encantan los perros, pero Espert se me rió: “¿vos dormís con los perros también?”, me dijo como burlándose.”
Hoy se define “en mi casa, aislado”, y afirma: “Me convirtieron en radiactivo”. Para finalizar, lanza la icónica frase de Diego Maradona que eligió como símbolo de su historia: “Me cortaron las piernas”.
Fuente: Perfil