Misiones Para Todos

Fue detenido por amenazar a una mujer: “Mirá que no tengo problema en matar a una mujer, ya maté a una y puedo matar más. Me gusta matar mujeres”

Ildo Fredolino Schmith purgó sentencia por el homicidio de su esposa, en 2007. Estuvo preso poco más de siete años. Días atrás fue detenido por amenazar a otra mujer en Aurora

El último sábado 6 de mayo, la comisaría de Colonia Aurora recepcionó el llamado de una mujer que solicitó presencia policial por un altercado con su exconcubino y un conocido que la amenazó de muerte con un cuchillo.

Minutos más tarde una comisión policial arribó al barrio Paraíso y logró detener a los dos implicados, quienes trataron de escapar.

Según fuentes oficiales, el que más resistencia ofreció fue Ildo Fredolino Schmith (46), quien un rato antes había amenazado a la mujer.

Incluso, ante la presencia de los uniformados se resistió con el cuchillo y le produjo un corte en una mano a un sargento.

Luego fue reducido y alojado en una celda de la comisaría local junto a Lauri Soarez de Lima, el exconcubino de la denunciante Beatriz R. D. S. (36).

Hasta aquí podría tratarse de un caso de amenazas como tantos, de no ser por el principal protagonista: Ildo Fredolino Schmith, quien ya purgó una condena por el homicidio de su propia concubina.

Aquel hecho se registró el 19 de julio de 2007 en el paraje May Bau de 25 de Mayo y los detalles son propias del horror, ya que la víctima fue asesinada a machetazos.

Veronice Da Silva tenía apenas 23 años y estaba cansada de los maltratos de Schmith.

Quiso terminar con la relación pero no pudo, ya que el hombre la convenció para volver y, apenas pudo, la masacró.

La joven sufrió cortes en la cabeza, en la nuca y en el antebrazo izquierdo, además de la amputación de la mano derecha.

Fuga, detención y condena

Luego del asesinato de Da Silva, Schmith se dio a la fuga. Recién en noviembre de 2007, a cuatro meses del hecho, la Policía logró detenerlo en la casa de familiares en la localidad de San Pedro.

En la instrucción del expediente se probó que el asesino premeditó el crimen, ya que un rato antes dejó a sus tres pequeños hijos en la casa de un vecino, para regresar donde estaba su pareja.

Alrededor de media hora después, los mismos vecinos lo vieron salir corriendo de su vivienda, lo que no pasó desapercibido para ellos y fueron a ver qué pasaba, circunstancia en que hallaron el cadáver mutilado.

A pocos metros de la víctima quedó el machete ensangrentado.

Luego se estableció que un par de semanas antes del homicidio Da Silva había decidido separarse de Schmith, cansada de la violencia desplegada por su pareja.

La joven se mudó con sus padres en Colonia Aurora, el hombre no se resignó a perderla y logró convencerla de retomar la relación.

Le prometió que cambiaría, aunque a los pocos días volvió a maltratarla y Da Silva dijo basta.

En la mañana del 19 de julio de 2007 le manifestó que la relación no daba para más y que volvería a la casa de sus padres con sus tres hijos. Fue la antesala del baño de sangre.

Tras ser detenido quedó alojado en la comisaría de 25 de Mayo. Intervino el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá y el hecho fue caratulado como homicidio agravado por el vínculo.

De todas formas, a la hora de ser juzgado, el Tribunal Penal Uno de Oberá lo sentenció a diez años de cárcel por homicidio simple.

El 21 de diciembre de 2007 ingresó a la Unidad Penal II de Oberá, de donde egresó 12 de marzo de 2015 con libertad condicional.

Es decir que apenas cumplió siete años y tres meses de prisión efectiva por descuartizar a su mujer.

La pena se dio por cumplida el 6 de noviembre de 2018, según el registro del TP Uno.

Otra vez preso

Con relación a la nueva denuncia contra Schmith, Beatriz R. D. S. precisó que el último sábado 6 a la noche se hallaba en su casa en compañía de sus tres hijos menores -de 12 y 7 años, y un bebé de 4 meses-, cuando su ex concubino Lauri Soarez De Lima irrumpió en su domicilio.

Contó que ya por la mañana habían discutido porque el hombre le manifestó que no temía plata para pañales, siendo que estuvo consumiendo bebidas alcohólicas con Schmith en la terminal de ómnibus de Aurora.

Ya por la noche y visiblemente alcoholizado, Soarez De Lima se presentó en la casa, ante lo cual la mujer le pidió que se retirara del lugar porque de lo contrario llamaría a la Policía.

“Perra, los policías son una mierda. Si les llamás, te mato”, amenazó. Pero lejos de amedrentarse, la dueña de casa tomó el palo de un escurridor y le propinó un golpe, ante lo cual el implicado salió de la casa.

En esa circunstancia la señora observó la presencia de Schmith, quien se hallaba en el frente de la propiedad.

Según la denuncia, el compinche de su ex le manifestó que portaba un cuchillo en la cintura y se lo mostró levantándose la camisa.

Cuando la mujer le dijo que se retiren del lugar, el ex convicto le gritó: “Mirá que no tengo problema en matar a una mujer, ya maté una mujer y puedo matar más. Me gusta matar mujeres”.

En esa instancia la propietaria le anticipó que llamaría a la Policía, pero Schmith redobló la apuesta y gritó que tiene abogado y que al otro ya saldría en libertad.

“Él me mostró el cuchillo y dijo que cuando saliera me iba a matar. Tengo mucho miedo por mis hijos y por mí”, dejó asentado en su denuncia.

Condena previa a la ley de femicidio

En el contexto actual, la pena impuesta a Ildo Fredolino Schmith por el homicidio de Veronice Da Silva en 2007 parece irrisoria, ya que sólo purgó siete años y tres meses de prisión.

En tal sentido, vale mencionar que en la última década se promovieron reformas en la legislación penal para combatir la violencia de género hacia las mujeres y otros grupos en razón de la identidad de género y orientación sexual.

En ese marco se inscribe la tipificación del delito de femicidio, cuya ley 26.7911 fue sancionada en noviembre de 2012.

Se trata de la reforma del artículo 80 del Código Penal que agrava ciertos homicidios, como los relacionados a la violencia de género.

La norma amplió la figura del homicidio calificado por el vínculo y los denominados crímenes de odio, incorporando las figuras de femicidio y femicidio vinculado.

En consecuencia, según la reforma del artículo 80 “se impondrá prisión perpetua al que matare a su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia”.

La reforma amplió el ámbito de aplicación del homicidio agravado por el vínculo, ya que a diferencia de la redacción anterior, que solo incluía a las parejas casadas, la versión actual comprende todos los vínculos de pareja, vigentes o concluidos, haya mediado
o no convivencia.

Por Daniel Villamea-El Territorio