Su cara estuvo en revistas, obras de teatro y programas de TV emblemáticos de los 90; trabajó con Emilio Disi y Gerardo Sofovich, entre otros grandes del humor; el escándalo que la vinculó con Susana Giménez que “ya quedó en el pasado”
“Ojo que estudié teatro con Lito Cruz y me recibí de modelo profesional en la academia de María Fernanda Cartier, no soy ninguna improvisada”, advierte Flavia Miller -en sus documentos Alejandra Olga Suárez-, a días de cumplir “los 50″ –el 19/12- según ella aclara cuando recibe a La Nación en la peluquería Spray de Recoleta, donde es encargada, cajera, secretaria, recepcionista y mano derecha de la dueña, Ana Forti. “Mujer orquesta de una pelu fashion”, bromea mientras invita a pasar al local.
Recostada y producida cual diva en uno de los cómodos sillones entre secadores de pelo, cepillos varios y cremas enjuagues, Flavia habla de sus comienzos en el medio artístico: “Me acuerdo cuando me convocaban del sindicato de extras al que yo pertenecía para Canal 7 para participar en las novelas. No hablábamos, jaja, estábamos sentadas en una confitería o pasábamos caminando para una escena. Así empecé. Después enganché con Gerardo Sofovich en el grupo de chicas para La Noche del Domingo que él llamó ‘Las Gambarella’. A mí me decían que tenías piernas como las de Maradona y con tacos llamaba la atención. Estábamos en la tribuna, éramos diez o quince, teníamos que ir vestidas lindas, provocativas, y cuando él nos nombraba cruzábamos las piernas para un lado y después para el otro, era divertido”.
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También cuenta que supo ser panelista en los 90, oficio tan valorado en estos tiempos, donde acompañó a distintas profesionales: “Trabajé con Lía Salgado, Karin Cohen en los realitys, con María Laura Santillán. Teníamos que intercambiar opiniones, polemizar, pero todo muy espontáneo, sin libretos, nada preparado, había que tener salidas picantes, igual que ahora, de alguna manera muchos programas con panel vuelven a lo que ya se hacía en los años 80/90″.
De inmediato Flavia nombra a Moria Casán como clave en su popular trayectoria: “Una genia Mo, la amo, me convocó para Playa Franka en Mar del Plata, donde fui la primera en hacer topless y la rompimos. Se la llamó nudista, pero no, solo se podían ver lolas. Recuerdo que me dijo: ‘Todas las chicas se tapan menos vos, sos genial’. Me alentaba. Yo no tenía rollos con el cuerpo. Tenía las lolas hechas. En los 90 si no las tenías grandes y redondas no te convocaban de ningún lado. Fue una moda, tal es así que Silvia Suller y yo íbamos al mismo cirujano, Raúl López Bandera. En el 2015 me las cambié por unas más chiquitas con caída natural”.
-También hizo cine condicionado…
-Presté mi nombre, jajaja, hacía la voz en off, el relato de la película. Hace muy poco murió el director Víctor Maytland, muy reconocido, respetado y serio para trabajar. Yo era el enganche de la película, se veía mi imagen mientras hablaba. Estaba vestida sexy pero no participaba. Hicimos una con Jacobo (Winograd). ¡Cómo nos divertimos! Se llamaba Trampa para gatos 3 – El regreso de Jacobo. Yo lo reivindicaba, decía que no tenía un chizito como Silvia lo llamaba y el apodo se hizo recontra popular. Silvia decía que yo tenía las piernas como sardinas. Siempre nos chicaneábamos con respeto para provocar un ida y vuelta, no pasaba de ahí.
Flavia se encarga de aclarar que también hizo cine dirigida por Luis Ortega: “Me encantó que me dirigiera, un capo, trabajé en Verano Maldito, su película, en la que también participó su hermana Julieta. Tuve un ida y vuelta con ella muy interesante en las grabaciones. Charly, mi marido, era el chofer del taxi al que yo subía. Llevamos 20 de casados y 33 que salimos. Él era tesorero del Sindicato de Luz y Fuerza. Nos conocimos en una cita a ciegas. Yo tenía una amiga que salía con un amigo de él. Fuimos a un desfile y arrancamos una relación que hoy todavía perdura”.
Enseguida se emociona, porque cuando se casó con su amado Charly, su primo hermano, Miguel Ángel, que fue el padrino de bodas, murió durante la fiesta. “Fue terrible. Recuerdo que Chiche Gelblung tuvo la exclusiva del casamiento. Todavía no lo puedo superar. Pasó de ser el mejor día de mi vida al peor. Justo estaba cantando el doble de Luis Miguel, en medio del baile, y sentí el ruido cuando cayó. Pensé: ‘Se murió’. Porque ya había tenido un paro cardíaco. Se le fue a mi marido en los brazos mientras lo trasladaban en la ambulancia. Charly le hizo RCP en el salón. Lo trasladaron al Hospital Fernández pero llegó sin vida. Fue demasiada emoción y alegría para él. Yo entré de su brazo, no me lo voy a olvidar mientras viva, no te das una idea cómo me duele…”.
-¿No tuvo hijos con Charly?
-No, así estuvimos bien, Charly tiene seis hijos y nietos. Pero yo no soy abuela, a mí que me digan la ‘tía Flavia’. Ahí pienso igual que Susana Giménez.
-Ya que se refirió a ella, cuénteme cómo fue el affaire que vivió con Huberto Roviralta que terminó detonando el matrimonio con Susana que lo echó a cenicerazo limpio…
-Es un tema que ya es del pasado, prescribió, pasaron casi treinta años, pero te cuento. Fue un romance que duró siete meses, nos veíamos en mi departamento. Con Susana está todo bien, yo declaré en el juicio de divorcio a favor de ella, dije que había estado con él, que era verdad, si no él le hubiese sacado mucho más dinero a la pobre Su, pero no quiero hablar mucho porque estoy casada hace muchos años.
-¿Cuando tuvo el romance no estaba en pareja con Charly?
-No, en esa época estábamos peleados.
-¿Quién entregó el video a los medios?
-Ahhh, eso no lo sé, lo lamento.
Miller sonríe cuando ingresa a la peluquería una clienta y le menciona que la semana pasada la había visto en el Canal Volver en el programa Rompeportones: “Jajaja. Sí me divertí mucho ahí, tuve grandes compañeros como Jorge Martínez, dirigida por Hugo Sofovich. Trabajé también con otros grandes como Emilio Disi y Tristán. Nunca me voy a olvidar que hacía teatro en el Tabaris con Las señoritas de la cama redonda, tenía los lunes libres y estudiaba todo el día con Lito Cruz. Además hice muchas giras con Pata Villanueva que era como una hermana. Me enseñó mucho porque yo tenía pánico escénico. La adoro por tan buena compañera, una diosa. Con Gladys Florimonte, otra genia, hice teatro en Carlos Paz, y en TV formé parte del programa Chabonas con Florencia Peña y Mónica Ayos. Mi gran éxito fue en 2013 en Carcajadas por un sueño con Sander Maurín y Sergio “Romerito” Romero, hermano de Reina Reech en el Paseo La Plaza”.
Más allá de su presente en la peluquería Spray, Flavia comenta que antes trabajó en una perfumería: “No se me caen los anillos, me gusta trabajar y todo lo que tiene que ver con la belleza. Estudié para experta en maquillaje y fragancias importadas. Y soy agradecida. Permitime hacerlo con Carlos Monti, que cuando conducía Rumores con Susana Roccasalvo, a quien quiero mucho, vino a hacerme una nota a mi casa, le pedí si podía subir al piso de arriba para saludar a Olga, mi mamá, que era su fan, lo hizo y le dio la alegría de su vida. Me emociono porque ella padecía poliomielitis, le costaba mucho trasladarse….
-¿La actuación quedó en el pasado o piensa volver?
-Me gustaría regresar, claro, sin dejar mi trabajo donde llevo ya cinco años. Después de las 18 horas ya estoy libre. Me encantaría ser panelista, así que los programas que las tienen pueden invitarme si soy útil. Ah, y como también fui cantante de cumbia, doy la primicia de que tengo dos canciones inéditas, que todavía nunca interpreté como Despechada y Beso de mi boca. Por eso insisto, productores, se escuchan invitaciones y ofertas, jajaja.
Por Miguel Braillard-La Nación