Carolina trabajó como niñera y antes de vender contenido erótico hacía malabares en la calle por $25 mil al día. “Antes estaba más atenta a los gastos y guardaba una parte, ahora no”, dijo.
El giro inesperado en la vida de Carolina Lisas ocurrió luego de que una cuenta de Instagram le hiciera un pedido extraño: “¿Podrías sacarte una foto de tus pies así la comparto?”.
La mujer de 26 años, nacida en Bahía Blanca y radicada en la ciudad de Neuquén, accedió a aquel requerimiento sin pensar que detrás de ello encontraría la principal fuente de ingreso de su vida.
“Se la mandé, para ver qué onda, y ahí empezó todo. Me respondió que tenía unos pies muy lindos y que podía dedicarme a eso”, recordó Carolina a TN. “¿Dedicarme a qué?”, fue la pregunta que le hizo a la joven a la persona que le escribía detrás de aquella cuenta: “Podés vender fotos y videos de tus pies, vivir de eso”, le respondieron.
Atravesada por su inclinación artística y un espíritu indomable, Carolina decidió dejar la calle para dedicarse exclusivamente a vender este tipo de contenido. “Hasta hace 10 meses hacía malabares en las esquinas y ganaba lo que hoy serían $25 mil diarios. Pero sufría el frío y el calor, los comentarios, las peleas. Dejé los malabares y ahora estoy en casa, tranquila y segura”, expresó.
Su rutina semanal está perfectamente diagramada en una grilla que podría trazarse en dos partes. Durante la mañana, Carolina destina sus horas a sus actividades personales: danza, malabares y teatro. Por la tarde, a gestionar sus redes sociales, alimentar sus canales en plataformas para adultos y realizar sexting mediante videollamadas.
“Mi nicho son los fetiches. Empecé en Instagram y nunca tuve problema con la exposición. Si bien mucha gente recomienda no mostrar la cara, otra sí lo hace por una simple razón: quien te compra fotos o videos de tus pies quiere conocerte. Busca y desea saber que del otro lado no lo están engañando”, explicó quien en sus redes se hace llamar Scrol.
“Cuando estaba en la calle soportaba de todo. Desde que me mandaran a trabajar hasta que se me acercaran para ofrecerme cierta cantidad de dinero con tal de que yo vaya al hotel con esa persona. Esto de no estar tan expuesta me da más seguridad”, agregó.
Cómo es vender fotos y videos de los pies
A lo largo de estos meses, Carolina invirtió para mejorar su catálogo: celular nuevo, aro de luz, plugs, dildos, lubricantes, lencería, medias y una computadora que le permite editar lo que finalmente publica y vende.
“Piden ciertas poses específicas de los pies, por ejemplo primeros planos, dedos abiertos o cerrados, y la postura del ángel. También me piden desnudos, videos masturbándome e incluso que les muestre mis axilas”, enumeró.
La joven bahiense precisó que gana alrededor de US$1000 por mes, suficiente para pagar el alquiler de su casa, sus gastos y disfrutar lo que antes no podía o debía dejar fuera de sus prioridades. En sus publicaciones, Carolina está acostada en su cama o directamente en el suelo, con los pies como protagonistas y su espalda apoyada sobre una cortina de diseño, desde donde exhibe su sonrisa.
“No ahorro porque soy malísima con la economía, pero sí puedo ir a la pedicura, depilarme, ir al spa y no pensar en que tengo que guardar y cuidar la guita para pagar el alquiler. Antes estaba más atenta a los gastos y guardaba una parte, ahora no”, especificó.
Carolina, que revela su nombre verdadero sin temor de que sus padres se enteren, confesó que constantemente debe poner límites ante las confusiones que se disparan a partir de su relación con los clientes: “Piensan que porque vendo contenido me van a llevar a la cama fácil. Pero no, esto es un trabajo y mi intimidad o placer sexual va por otro lado”.
En general, destina entre seis y ocho horas por día a la venta de contenido erótico: “Mi límite fue una vez que me pidieron que defecara y lo mostrara. Otra vez me ofrecieron 25 dólares para que nos hiciéramos cosquillas con una amiga y acepté. Sí, me pagaron para que me hiciera cosquillas”.
“Quiero seguir perfeccionándome en malabares y trabajar de eso a la par. Antes era parte de una productora y nos contrataban para fiestas o eventos. Invierto en seguir aprendiendo para que vuelva a pasarme eso”, completó.
Por Mauricio Luna-TN