Como explicamos en la primera parte de este informe, el mundo industrial se está reconfigurando. El escenario internacional ha asistido en las últimas tres décadas a transformaciones aceleradas en lo tecnológico, geopolítico y lo productivo. Tras la crisis 2008-2009, la política industrial ha retornado al centro de la escena.
El avance tecnológico acelerado, caracterizado por la difusión de las tecnologías de información, la automatización y, más recientemente, los avances en materia de datos e inteligencia artificial (IA), propiciaron la posibilidad de nuevos esquemas productivos, donde las cadenas de valor se volvieron globales y la internacionalización fragmentada de los procesos productivos se popularizó.
Tres megatendencias que configuran el futuro del desarrollo industrial
(VAM = Valor Agregado Manufacturero)
Fuente: Industrial Development Report, 2022
Nota: La densidad de robots industriales se define como la cantidad total de robots industriales en los 78 países cubiertos por la Federación Internacional de Robótica (IFR) y el número total de trabajadores de manufactura en ese mismo grupo comunicado por la OIT.
CO2=dióxido de carbono
EIDE = economías industriales en desarrollo y emergentes.
El continente asiático, con fuerte protagonismo de China pero no exclusivamente, cobijó dado el tamaño de su mercado, la disponibilidad de mano de obra y la congruencia de políticas industriales estratégicas, la radicación de inversiones y unidades productivas que potenciaron y retroalimentaron el desarrollo productivo de dicha región. Asia pasó de ser un continente de ensamblaje y bajo costo a un competidor por la renta de la generación de valor, innovación tecnológica y poder de mercado.
Esta nueva configuración tuvo su correlato en tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, las incuestionables principales potencias del inicio del siglo XXI. Las tensiones se expresaron, básicamente, en la forma de guerra comercial, financiera y tecnológica. En ese sentido, se incrementaron las sanciones comerciales, las políticas para-arancelarias y la aplicación de criterios diversos para entorpecer la internacionalización de la producción de países competidores.
Ilustra esta consideración la utilización de la agenda verde y de desarrollo sostenible como una herramienta comercial de países occidentales para limitar el comercio asiático, emparentado con matrices energéticas basadas en carbón.
A modo de ejemplo, el Pacto Verde Europeo contempla idear una forma de penalizar las importaciones de productos con alto contenido de carbono. El alcance de la medida se limitaría, en principio, a los sectores de la energía, el cemento, el acero, el aluminio y los fertilizantes.
Áreas prioritarias para el diseño de políticas industriales que buscan promover la “ecologización” de la industria después de la pandemia
Fuente: Industrial Development Report, 2022
En la misma línea, el capítulo comercial del “Green New Deal” norteamericano apunta a la aplicación de una tarifa de ajuste de carbono a los países que no están cumpliendo con sus obligaciones climáticas y ambientales. En respuesta, China – líder mundial en generación de electricidad con tecnologías renovables- se propuso alcanzar el pico de emisiones de carbono para 2030 y la neutralidad para 2060. Siendo el primer emisor global de gases de efecto invernadero (explica cerca del 25%), el gigante asiático se ha propuesto que el 40% de su electricidad sea de fuentes nucleares y renovables para 2030. Además, lanzó un nuevo libro blanco de energía y apuesta a la cooperación Sur-Sur en materia de cambio climático.
Esta consideración no desconoce ni niega la genuina intención de los países por trabajar en un modo de producción sostenible y que cuide objetivos de preservación ambiental derivados del Acuerdo de París (donde se logró el compromiso de cada país de intensificar las acciones destinadas a limitar el aumento de las emisiones de gases, en un marco de responsabilidades comunes pero diferenciadas).
Pero su aplicación en clave comercial tributa al fortalecimiento del proteccionismo entre potencias. Las estrategias industriales de transición ecológica no sólo deben entenderse para combatir el cambio climático y la degradación ambiental, sino también como herramientas de geopolítica industrial; no es una opción incorporar la perspectiva ambiental a la política industrial. Es una obligación tanto ética para cuidar el entorno como económica para no quedar afuera de los mercados.
Lo que trajo la pandemia
La pandemia aceleró algunos procesos que se observaban como meras tendencias en el escenario internacional. Previo a 2020, el comercio mundial evidenciaba una reducción de su ritmo. Los conflictos comerciales y tecnológicos entre potencias le quitaron dinamismo al flujo de bienes y servicios, haciendo que esto impacte en la actividad económica global.
La retórica proteccionista en boca de los líderes del comercio libre en los últimos años supone un problema al sistema tal cual se lo conoce sin que ello implique una reconfiguración de beneficios; la captura de renta en base a la propiedad intelectual tecnológica y el comercio no migrará hacia los primarizados países emergentes, en tanto y en cuanto las brechas sigan profundizándose. Que la torta de este mundo “compre nacional” se achique no abre lugares a cubrir fácilmente, al tiempo que influye sobre variables que resultan clave.
Tendencias regionales del comercio durante el primer trimestre de 2023
El comercio se mantiene en terreno positivo solo para América del Norte , África y la región del Pacífico
Fuente: Estimaciones de la UNCTAD basadas en estadísticas nacionales.
Nota: Las tasas de crecimiento trimestrales son relativas al trimestre anterior. El crecimiento anual se refiere a los últimos cuatro trimestres. IR denota intrarregional. Los datos están ajustados estacionalmente. No se incluye el comercio en servicios. No se incluye el comercio intra-UE.
La escala de las tensiones no se ha limitado a la comercial, ni a las contorsiones que tanto la administración del republicano Donald J. Trump como la del demócrata Joe Biden han practicado respecto de las reglas de la OMC sino que han escalado a sucesos que difícilmente pudieran haber sido imaginados cinco años atrás. Estados Unidos sancionando a ingenieros que trabajan en fábricas de semiconductores chinas bajo posible retiro de la ciudadanía norteamericana es algo que parece extraído del mundo pre primera guerra mundial.
A su vez, estas tensiones no son sólo patrimonio de las dos principales potencias. En los últimos años, Japón fortaleció los controles aduaneros a los productos químicos que Corea del Sur importa para fabricar semiconductores (principal exportación de este país). Las diferencias entre ambos países redundaron en el retroceso de pactos mutuos en materia de inteligencia militar, lo que desgasta la buena convivencia en la región.
La institucionalidad global enfrenta un duro desafío en este giro geopolítico en el que grandes potencias alinean su discurso involuntariamente a las históricas quejas del mundo en vías desarrollo o fuera del radar del multilateralismo como India o Sudáfrica.
Flujos de IED por región, 2021-2022 (en miles de millones de USD y %)
Fuente: WIR UNCTAD, 2023
Offshoring, Reshoring, Friendshoring
Esta aceleración en las tensiones geopolíticas y en la disputa por la renta y el valor agregado construyen un nuevo escenario para el mundo industrial. En este sentido, se viene poniendo el acento en el fenómeno de reconfiguración de las cadenas de valor, como una tendencia en la actual fase de globalización.
Ya en el gobierno de Trump en Estados Unidos, uno de los temas centrales de su campaña y del primer año de su presidencia era el reshoring (relocalización de actividades productivas en el país de origen), el cual si bien era promovido por motivos vinculados a la visión geopolítica de su administración, también respondía a la promesa de campaña de revitalizar las economías del “cinturón del óxido” norteamericano, las cuales fueron la que menos pudieron adaptarse al proceso de offshoring de las grandes empresas durante las décadas anteriores.
Actualmente, la reconfiguración de las cadenas de valor es un tema de agenda atravesado por los temores a nuevas disrupciones en las cadenas de suministro, tensiones geopolíticas y reducción de la huella de carbono. En primer lugar, la post pandemia vino con un shock de demanda, en algunos casos atrasada, para la cual la oferta no ha podido responder de forma óptima.
Ya sea por uso de capacidad instalada o lags entre inversión, puesta a punto y respuesta de provisión. Esto implicó, por un lado, suspensiones en la producción, sobre todo en cadenas dependientes de semiconductores donde se verificó un gran cuello de botella. El caso emblemático fue el de la industria automotriz alemana a fines de 2021 por problemas de provisión de semiconductores japoneses. Y por otro, un fenomenal aumento de los precios internacionales de insumos difundidos (acero, aluminio, resinas, entre muchos otros).
A esto se sumó una baja capacidad del transporte internacional de responder a la recuperación rápidamente, generando cuellos de botella y aumentos de costos siderales en la logística y transporte del comercio internacional (shipping). Esto dejó su huella: son cada vez mejor valoradas las cadenas de producción más cortas, seguras y resilientes a shocks exógenos como una pandemia, conflictos bélicos o eventos climáticos. La provisión de insumos pasó a estar en el centro.
En segundo lugar, las tensiones geopolíticas persistentes y la invasión rusa a Ucrania han agravado la dinámica de precios internacionales, sumando presión a los costos energéticos.
Por último, la agenda de reducción de huella de carbono influye en la tendencia de reconfiguración de CGV; el Acuerdo de París de 2015 logró el compromiso de cada país firmante para limitar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, en un marco de responsabilidades comunes pero: el 55% de las emisiones acumuladas de CO2 las explican Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Canadá, Japón, Corea del Sur y Australia.
Estos escenarios desnudan dos cuestiones más estructurales: por un lado, el offshoring de insumos no suele pensarse desde la eficiencia productiva, sino desde el ahorro de costos (salarios) y hoy eso redunda en problemas por las causas que ya describimos. Por otro, más compleja la cadena, más riesgo: se “rompe” un eslabón y condiciona el acceso a insumos del resto.
Dado este escenario y este diagnóstico es que las estrategias de relocalización forman parte de la agenda de toma de decisiones productivas. La tendencia al nearshoring (relocalizar en países vecinos, en orden de reducir costos de transporte y optimizar velocidad de provisión) o friendshoring (relocalizar en países con los cuales uno tiene acuerdos o una estrategia común) ganan mayor lugar.
Friend-shoring y la creciente concentración del comercio global
Fuente: Global Trade Update, UNCTAD, 2023 Nota: La proximidad geográfica se basa en la distancia geodésica promedio del comercio mundial. La cercanía geopolítica se mide por la similitud de la posición de política exterior basado en patrones de votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas. La diversificación de los socios comerciales se basa en el índice de concentración de Herfindahl. Todas las variables han sido normalizadas a 100 en el primer trimestre de 2022.
No obstante, la tendencia del offshoring tiene sus límites. La estrategia para empresas insertas en CGV de relocalizar proveedores tiene limitaciones por 1) costos y provisión de materias primas y 2) especificaciones técnicas de insumos (ej: aeroespacial). Por lo tanto, hay numerosos segmentos donde hay poca flexibilidad a la relocalización. La localización productiva implica la toma de decisiones que requieren confianza a largo plazo y la disponibilidad de capacidades (conocimientos, recursos humanos calificados y otros intangibles) que son poco replicables.
Si bien distintas encuestas indican la existencia de firmas que planean migrar actividades desde el continente asiático a Estados Unidos (donde la construcción de nuevas fábricas alcanzó un récord en 2022) o México, lo cierto es que el ratio de importaciones industriales asiáticas sobre la producción de norteamericana ha aumentado los últimos dos años. Esto no significa que no vaya a darse una relocalización en las cadenas globales de valor, pero sí hace notar que este proceso es más lento y gradual que lo esperado, con distinta intensidad según sectores y cadenas de valor específicas y que la maduración de esta tendencia requiere de la construcción de capacidades y entornos propios.