Misiones Para Todos

Golpe de poder de Milei en la SIDE y una radiografía del PJ profundo

La fiebre del dólar y las batallas en la Corte alteran el diciembre libertario. Un mensaje de mando interno en el mundo de los espías. Karina, en modo candidata, agita la interna. Otro intermediario fallido entre Cristina y Kicillof.

“Si Karina le gana a Cristina es game over”. La euforia reina en el ecosistema libertario. Es miércoles y la hermanísima activó, desde el escenario, una bomba racimo al decir que estará donde el presidente le pida. La frase no requiere traducción: Karina Milei armó un acto de La Libertad Avanza (LLA), el partido que fundó, preside y controla con mano de hierro, para avisar que puede ser candidata en 2025.

La secretaria general cambió el chip. Dos meses atrás rechazaba cualquier insinuación de ir en una lista. “Yo solo estoy para cuidar a mi hermano”, respondía. “Pasó de decir no a decir vamos a ver…”, cuenta a Cenital un operador de LLA que está entre los espartanos que le piden que sea candidata y la tientan con ser la figura que derrote a Cristina Kirchner. En el lenguaje Milei, ser el clavo en el cajón que entierre al kirchnerismo.

Pero el game over hiere a otros gamers. “Todos daban por hecho que el candidato sería Espert, pero ahora Karina abrió otra posibilidad”, apuntan en LLA a Cenital. A diferencia de Manuel Adorni, portavoz y casi inevitable candidato en CABA, el diputado fue al acto karinista, pero quedó perdido en el tumulto, igual que Agustín Romo, la espada de Santiago Caputo en la provincia de Buenos Aires. En el rompecabezas libertario, Adorni aparece en el cuadrante de Karina. A Espert le recuerdan, maliciosos, su pasado con Horacio Rodríguez Larreta.

La voracidad de Karina

La voracidad territorial de Karina, que tiene como operadores a los Menem, Martín y Lule, se maneja sobre un escenario donde LLA no pactará con el PRO, aunque tratará de absorber a algunos dirigentes amarillos como Diego Santilli, aunque la ruptura con el macrismo potencie el riesgo de perder en la provincia de Buenos Aires. En Casa Rosada adivinan que Mauricio Macri buscará reconstruir JxC con sectores de la UCR, entre ellos el sector del senador Maximiliano Abad, que viene de derrotar al espacio de Martín Lousteau y Facundo Manes en la interna radical bonaerense.

Abad, como muchos senadores y diputados –Edgardo Kueider, por decir uno al pasar– tiene teléfono abierto con Caputo. ¿El gurú intervendrá para evitar que la UCR negocie con el PRO? El carancheo del macrismo, en particular la hipotética captura de Santilli, tiene el antecedente del salto que hizo Diego Kravetz, de número dos de Seguridad de Jorge Macri, al señor 8 de la SIDE. El desembarco generó molestias y una vendetta. La filtración de un video en el que Kravetz golpea a un detenido que estaba en un Blockbuster privado se atribuye a Waldo Wolff. Kravetz se esfuerza por desvincular a los Macri del episodio.

Al margen de cómo estalló la crisis en el gobierno porteño, lo realmente importante está en otro lado: la designación de Kravetz como dos de la SIDE, debajo de Sergio Neiffert, sin consultarlo con la estructura histórica del organismo que se corporiza en la figura de Jaime Stiusso, se interpretó como un golpe de mando de Santiago Caputo que más que entrar en conflicto con “la casa”, transmitió quién ejerce el poder.

Un diciembre que venía manso para el Gobierno se llenó, sobre el final, de sombras. La fiebre del dólar generó inquietud en los mercados. Se lanzó además la pelea final con los Macri con las derivaciones del episodio Kravetz y un clima áspero en la Justicia por la sucesión de fallos de la Corte y la semiplena prueba en el máximo tribunal de que Milei tiene decidido designar a Ariel Lijo y Manuel García Mansilla por decreto como cortesanos. La batalla de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz contra Ricardo Lorenzetti tomó velocidad y brutalidad. “Uno puede hacer lo que quiera, lo que no puede es evitar las consecuencias”, dicen en la Corte y avisan que el nombramiento por decreto puede generar problemas estructurales y desatar una batalla legal en el mercado.

Las disputas en la Corte

¿Qué puede pasar si un pleito entre empresas se define por el voto de Lijo o García Mansilla –o ambos–, que fueron designados por decreto y están, además, a tiro de decreto? José Mayans, uno de los peronistas que pide abrir una negociación con la Casa Rosada por la Corte, es quien plantea que los cortesanos nombrados por decreto tendrán fragilidad institucional porque podrían ser desplazados por el mismo mecanismo.

La tirria Lorenzetti vs Rosatti-Rosenkrantz se expresó en varios acuerdos y tiene, de fondo, una cuestión instrumental: Lorenzetti dice que la Corte no puede funcionar con tres miembros para, de ese modo, plantear el escenario de necesidad para la designación por decreto de Lijo y García Mansilla. A partir de esto cree que puede cambiar la mayoría y con un tres a dos, volver a presidir el tribunal. La mala relación derivó en cuestiones muy formales como la ausencia de Lorenzetti en el homenaje a Maqueda.

Asoman, de rebote, pequeños detalles que sugieren que en el mundo Milei, la certeza del alineamiento de Lorenzetti no es tal. Cuestiones de entrecasa que circulan y conocen los que deben conocerlas. Por caso, Sebastián Amerio, número dos de Justicia, que en la práctica se desempeña como ministro en funciones. Hay más: el sábado, Rosatti denunció que llamaron en su nombre a una comisaría de San Luis. La operación, con más ruido que peligro, transmite algo: la disputa es cada vez más barrosa.

En el PJ ponen el eje en ese conflicto y aportan una tesis: que el hombre de Milei en la Corte ya no es Lorenzetti sino Rosenkrantz. La versión se cruza con otras tormentas, en particular las resoluciones del tribunal que empujan a Cristina Kirchner a un 2025 hiperactivo en la Justicia que podría derivar en que tenga tres juicios orales en un año donde se presume que será la principal candidata opositora. Cuadernos, Memorándum con Irán y Los Sauces-Hotesur.

¿Cómo impacta ese raid de fallos en la negociación entre el PJ y la Casa Rosada por la Corte? “Imposible votarle a los dos candidatos: a Lijo lo podemos votar, al otro no…”, avisa un operador que charló el tema con Cristina. Quizá, al final, a la Casa Rosada no le resulte mal negocio que la Corte Suprema quede con tres integrantes, objetada y forzada a tener que convocar conjueces para cada tema. Para que un nuevo poder nazca, el viejo debe morir, podría decir Milei que la semana pasada salió al rescate de Cristian Ritondo. El presidente compra la lectura de Santiago Caputo respecto a que las imputaciones de orden moral no afectan, por ahora, al libertario. Ritondo se muestra afectado por la investigación que publicó elDiarioAr, agradecido con el presidente y muy molesto con Elisa Carrió. Según la consultora AdHoc, el caso Kueider es el más ruidoso, bastante por encima del episodio que involucra a Ritondo.

Es el tiempo del superpoder mileísta que padece, entre otros, Victoria Villarruel sobre quien no para de caer lluvia ácida. La vice jugó la carta del escándalo del gendarme detenido en Venezuela en un marco curioso: si quiso hablar en nombre de la fuerza, por los descuidos de Patricia Bullrich, el resultado puede ser inverso porque sus opiniones. Y en nombre de su cargo pueden alimentar el argumento del Gobierno de Nicolás Maduro de que se trata de un espía.

El intento de bajar la espuma de la pelea –con la publicación de un tuit donde dijo que su espacio es junto a Milei– fue tomado con descreimiento en la Casa Rosada. Allí tampoco compran la explicación de que la vice hizo lo imposible por salvar la banca de Kueider para, de ese modo, hacer un gesto de reconciliación con la Casa Rosada. Al contrario, en el mundo libertario especulan con un vínculo amistoso entre Villarruel y la jueza Sandra Arroyo Salgado, cuyas medidas contra Kueider terminaron por detonar todo plan de resguardo.

El peronismo en su laberinto

La discusión en Unión por la Patria está lejos de ordenarse. Mayans buscó, sin éxito, que Axel Kicillof estuviera en el acto de asunción de Cristina al PJ. La respuesta del gobernador transmitió que la situación es más delicada de lo que parece: argumentó que lo ocurrido en el acto de Moreno, convocado por Máximo Kirchner, había sido muy malo y que prefería esperar que se calme la tensión para volver a hablar.

Cristina y Kicillof chocan con sus diagnósticos. El 2024 cierra con un panorama diferente al que proyectaban aunque a mitad de año había diferencias sobre los análisis que hacía cada uno: mientras CFK advertía que el tarifazo golpearía al Gobierno, Kicillof entendía que no sería lo grave que suponían otros actores del peronismo, como Cristina y Sergio Massa. La foto final, según Analogías, una consultora cercana a La Cámpora, muestra a Milei con buena imagen muy alta y un éxito puntual: a pesar de que la mayoría está “peor” que hace un año, cree que el “sacrificio” da resultado. La figura que suele usar Daniel Ivoskus es que Milei fue exitoso en eso de transmitir que había que sufrir.

La pelea en el peronismo es, sin embargo, hacia adentro. La discusión por el desdoblamiento sigue abierta y el debate es, ahora, cómo ordenar el frente interno. Cristina deslizó en charlas privadas que teme que un sector del PJ arrastre a Kicillof a una fractura de UxP. En La Plata dicen que no hay margen para eso pero que se debe permitir la competencia interna. A Jorge Ferraresi, el más aguerrido de los alcaldes, le gusta recordar que en 1985 la renovación derrotó a Herminio Iglesias en la general.

Prosumia, la consultora de Gastón Douek, encuestó a casi 10 mil afiliados peronistas para ver cómo se reparten las simpatías. Kicillof es el más taquillero, varios puntos por encima de Cristina. El dato más duro del estudio refiere a Máximo Kirchner, cuyos niveles de rechazo son altísimos, casi inhibitorios de cualquier protagonismo electoral futuro. Eso puede explicar el enojo del diputado con Axel, quien para no confrontar con CFK, atribuía las tensiones internas en UxP a una mala intervención de Máximo.


Por Pablo Ibáñez-Cenital