El megaproyecto anunciado por el Gobierno lleva casi dos años en veremos. Kloster, el ideólogo del proyecto, pasó de funcionario a lobista del sector.
Pasaron más de 520 días desde que el presidente Alberto Fernández abrazó a Andrew Forrest, titular de la firma australiana Fortescue Future Industries (FFI), para anunciar la “inversión más importante del siglo XXI”: 8.400 millones de dólares -en un período de 10 años- para producir hidrógeno verde a escala industrial en Río Negro, con la promesa de 15.000 puestos directos de trabajo y entre 40.000 y 50.000 indirectos.
El denominado proyecto Pampa de Argentina quedó luego envuelto en un manto de dudas e incertidumbre. Por ahora, en la página de la empresa inversora el proyecto está descripto en apenas dos párrafos, sin cifras, sin plazos, sin nombres y sin una foto de la reunión entre Forrest y Fernández.
En la euforia de Glasgow se anunciaron tres fases, la primera incluía una inversión de 1.200 millones de dólares para producir unas 35.000 toneladas de hidrógeno verde operativa en 2024.
“Llegamos a un acuerdo positivo después de una negociación larga”, dijo Marcelo Kloster en ese momento como responsable y vocero de aquel megaanuncio. El hombre que trajo a los australianos se desempeñaba como asesor del entonces ministro de Producción Matías Kulfas, quien renunció después de un cruce por un off the record con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Kloster describió el proyecto Pampa y luego se fue. En rigor, dejó el cargo seis meses después que Kulfas, porque se quedó como presidente de la empresa estatal IMPSA ubicada en Mendoza, donde se podrían construir las columnas para los molinos eólicos del proyecto. IMPSA estaba para presentarse en las licitaciones. En ese contexto, Kloster recibió a funcionarios de la empresa Fortescue Future Industries.
Antes de renunciar, Kloster dejó todo listo para que la entidad para la que trabaja ahora, la Organización lobista internacional de Hidrógeno Verde (GH2) , realice junto al gobierno de Río Negro, el Foro Global del Hidrógeno Verde en la ciudad de Bariloche. El encuentro está agendado para mayo. La gobernadora Arabela Carreras abrirá el encuentro.
Kloster, por ejemplo, fue también el ideólogo del proyecto de ley de Electromovilidad que enviaron al Congreso el Presidente y Kulfas en 2021, y que nunca atravesó la mesa de entradas.
Sucede que los sectores involucrados en el texto no fueron consultados. Por ejemplo, disponía que en 2041 se dejaran de fabricar autos a combustión interna en el país, los directivos de las automotrices reunidas en ADEFA, leyeron asombrados. El mismo gesto que los directivos de YPF, pensando en las reservas de petróleo de Vaca Muerta.
Silencio australiano
El freno -si alguna vez se movió- al megaproyecto Pampas se explica por muchas variables. Su producción todavía es muy cara y ningún país, todavía, compra hidrógeno verde.
La empresa australiana, cuyo representante en América Latina es el exrugbier y excapitán de Los Pumas Agustín Pichot, está esperando también que Argentina defina las condiciones de promoción del sector. Letra P tuvo acceso al proyecto de ley que redactó la secretaria de Energía, Flavia Royón, en conjunto con su par de Estrategia, Mercedes Marcó del Pont. Sin embargo, todavía no fue enviado al Congreso.
Además, en la carrera por la producción de hidrógeno verde hay otros países con potencial de energía solar y más cercanos a Europa. De allí las dudas que envuelven la iniciativa australiana. Los proyectos de hidrógeno verde por ahora están sostenidos por los planes de Alemania y Japón con proyección a 2030.
La empresa ha mostrado movimientos en Neuquén y están realizando estudios de impacto ambiental en Punta Colorada, el puerto del que se exportará el hidrógeno en caso de que alguna vez se concrete. La prospección que inició la empresa se basa en analizar cantidad y calidad de vientos, fuente energética principal para la producción.
Por Daniela Cosentino-Letra P