El sistema navegable de los ríos Paraguay y Paraná, uno de los más extensos del mundo, es utilizado por el crimen organizado para “contaminar” las cargas y hacer llegar la cocaína a los mercados internacionales
Con sus 3442 kilómetros de extensión, la Hidrovía Paraná-Paraguay permite el transporta de 100 millones de toneladas de cargas del complejo agroexporador argentino, boliviano, paraguayo y de algunos estados del sur de Brasil.
Sin embargo, en los últimos años, esta ruta navegable se ha convertido también en un dolor de cabeza para las autoridades aduaneras. ¿Por qué? El informe anual de 2021 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes “advertía que “el sistema fluvial de los ríos Paraná y Paraguay parece haberse consolidado como puerta de entrada para el transporte de la cocaína fabricada en Bolivia y Perú, con destino a los mercados internacionales”.
Un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) reconstruyó la ruta del narcotráfico, a través del territorio paraguayo. De los puertos de ese país parten miles de kilos de droga que llegan hasta Europa, camuflados entre latas de pintura, arroz, carbón vegetal o soja.
La Fiscalía General de Colombia alertó que el espacio aéreo paraguayo es vulnerado por pequeñas avionetas procedentes de los departamentos bolivianos de Beni y Tarija. Estas aeronaves son difíciles de detectar debido a la carencia de radares en la zona del Chaco paraguayo, lugar en donde aterrizan. Desde allí, las cargas se colocan en camiones, que atraviesan el territorio paraguayo hasta los puertos de la vía fluvial.
La Hidrovía Paraná-Paraguay permite el transporta de 100 millones de toneladas de cargas del complejo agroexporador argentino, boliviano, paraguayo y de algunos estados del sur de Brasil (Fernando Calzada)
Decomisos, incautaciones y operaciones frustradas
En febrero de 2021, autoridades de la aduana del puerto de Hamburgo (Alemania) decomisaron 16.174 kilos de cocaína, que habían llegado ocultos en latas de pintura acrílica, en contenedores procedentes de Paraguay. Fue la mayor cantidad de cocaína confiscada en Europa hasta ese momento. El trasbordo en el puerto de Buenos Aires fue clave en esta operación, que se presume estuvo a cargo del Primeiro Comando da Capital (PCC) de Brasil.
Nueve meses más tarde, 4178 kilos de cocaína pura fueron incautados en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, escondidos en bolsas que transportaban granos de soja. Pocos meses más tarde, en mayo de 2022, en el puerto de Newcastle, en Australia, se decomisaron 50 kilos de cocaína transportados por un barco cerealero que había zarpado del puerto santafesino de Timbúes.
En agosto de 2022, por su parte, la Policía Federal Argentina secuestró en un galpón del barrio Empalme Graneros, en Rosario, 1600 kilos de cocaína de máxima pureza. La mercancía pertenecía a una red narcocriminal que traficaba la droga a través de los puertos del río Paraná, y que utilizaba como pantalla la exportación de cereales.
El uso de la Hidrovía como medio de transporte de droga demuestra la vulnerabilidad de los controles aduaneros y la inacción o complicidad de actores locales en esta aceitada maquinaria delictiva (Fernando Calzada)
Contenedores “contaminados” por los narcos
¿Cuál es la metodología utilizada? El denominado “rip-off” o “gancho cigo”, que consiste en la “contaminación” de contenedores sin que el dueño del envío se entere. ¿Cómo lo hacen? Violentan el precinto de la Aduana, introducen la droga y vuelven a cerrar el container con un precinto falso.
Tal como señala la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), “para que este método sea exitoso, siempre habrá conspiración local, tanto en el país de origen o en el puerto de trasbordo, como en el país de destino”.
En 2021, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes advirtió que el sistema fluvial de los ríos Paraná y Paraguay parece haberse consolidado como puerta de entrada para el transporte de la cocaína fabricada en Bolivia y Perú (Fernando Calzada)
El uso de la Hidrovía como medio de transporte de la droga sudamericana hacia países del Primer Mundo muestra la vulnerabilidad de los controles aduaneros y la inacción o complicidad de actores locales en esta aceitada maquinaria delictiva.
La única forma de enfrentar a estos grandes grupos narcocriminales es con intercambio de información y el trabajo conjunto de las agencias de inteligencia de la región, con el apoyo de Interpol y los países de destino de la droga.