Misiones Para Todos

Huérfanos ideológicos: moralidad a la carta

Arjol se juega a ser la representación de Milei: su justificación de la represión contra los jubilados- El regreso de Martín Sereno y Cacho Bárbaro a la escena política- Arjol apura al radicalismo a unas elecciones internas para participar de las provinciales del 8 de junio- Varios sondeos dan como vencedor de la contienda de junio al Frente Renovador- La línea de 4 que sostiene al misionerismo- Milei, Bullrich y la represión de siempre para imponer un modelo económico

En los últimos tiempos, la coherencia se convirtió en un bien que escasea en casi todos los espacios de la política actual. En la oposición, el pragmatismo dio paso a una especie de moralidad a la carta, donde los principios son maleables y las banderas se cambian según la conveniencia del momento. En su afán por alinearse con Javier Milei, muchos dirigentes abandonaron cualquier atisbo de consistencia, abrazando discursos contradictorios, casi sinponerse colorados.

El caso de la yerba mate es un ejemplo paradigmático. Con un conflicto latente entre los productores y los grandes molineros, la oposición se posicionó de manera oportunista, jugando indirectamente a favor de los intereses de los industriales y de figuras como Ramón Puerta, en lugar de defender a los pequeños productores. En su afán por acercarse a la lógica libertaria del mercado sin regulaciones, terminan sosteniendo un esquema que perjudica a
quienes dicen representar.

Al mismo tiempo, la defensa irrestricta de la represión como solución a cualquier conflicto social es otra bandera tomada a conveniencia. Sin reparar en el contexto ni en las causas de la protesta, sectores opositores adoptaron una postura de mano dura como forma de congraciarse con el oficialismo nacional, aun cuando esto contradiga posiciones que sostuvieron en el pasado. El vocero de esta postura fue el radical con peluca, Martín Arjol,
quien continúa con la búsqueda de la bendición de los hermanos Milei para ser la cabeza de los libertarios en la provincia.

Además de justificar la represión del gobierno nacional en la marcha de los jubilados del miércoles, Arjol, mediante los dirigentes que le responden, presentó un escrito en la sede de la Convención Provincial de la UCR para reclamar por las internas partidarias para definir candidaturas para las elecciones del 8 de junio, pese a que el calendario electoral ya está en marcha. Esta demanda tardía solo refuerza la imagen de un radicalismo fragmentado y carente
de rumbo claro, donde los mismos rostros y nombres de siempre, buscan asegurarse la continuidad en el cargo que conservan, lejos de un proyecto real de poder.

En el espacio opositor, también resurge Martín Sereno, quien reapareció en redes sociales rompiendo un largo silencio para denostar a Arjol. El exdiputado provincial y pupilo de Cacho Bárbaro, no anduvo con rodeos y tildó al todavía diputado nacional con un epíteto escatológico. “Arjol es un sorete total”, definió en La Voz de Misiones el líder del Movimiento Evita en Misiones.

El otro dirigente que reapareció es Héctor “Cacho” Bárbaro, líder del Partido Agrario y Social (PAYS) cuya última aventura política finalizó en 2023 cuando culminó con su mandato de diputado nacional por el Frente de Todos. Bárbaro abraza las banderas de Cristina Kirchner con la aspiración (a esta altura podría ser tan solo una fantasía) de repetir aquella fórmula con la camporista Cristina Brítez, que en 2019, y con la Renovación jugando con una boleta corta, lo llevó a una banca en el Congreso de la Nación. Bárbaro ya avisó que su partido intentará reflotar, al menos para los comicios provinciales, un frente con peronistas y organizaciones sociales. Si bien todavía no lo definió, su intención sería regresar a la Cámara de Representantes como diputado provincial, donde durante muchos años ofició de opositor, tanto al oficialismo como al ya extinto, Juntos por el Cambio.

Bárbaro también protagonizó un cruce subido de tono en las redes sociales, con Roque Gervasoni, presidente del Instituto de Macro Economía Circular (IMAC). En su afán por criticar al gobierno provincial, Bárbaro afirmó que los productores yerbateros están abandonados por el oficialismo, pero Gervasoni le recordó cómo la provincia es el único que sostiene los reclamos y respalda al sector de la producción yerbatera. Una muestra más de cómo ciertos
dirigentes están dispuestos a distorsionar la realidad para encajar en una narrativa de oposición constante.

Y como para ponerle un moño a una semana compleja para la oposición, los militantes oficiales de La Libertad Avanza, pidieron la cabeza de Adrián Núñez, el bendecido por Karina Milei como cabeza del espacio en Misiones. El reclamo contra el dirigente es porque no asistió a dos asambleas, convocadas por él mismo, donde debía explicar el destino de algunos fondos del partido. Otra muestra de que el de Milei, es un espacio que no le escapa a las prácticas más nefastas de la clase política a la que dice combatir.

La política necesita debate y diversidad de opiniones, pero también exige un mínimo de coherencia. Cuando todo se reduce a acomodarse al clima del momento, sin principios ni convicciones, se termina cayendo en un oportunismo vacío que solo aleja a la sociedad de la política. Los huérfanos ideológicos pululan en el escenario actual, aferrándose a lo que sea necesario para no quedar fuera de juego, aunque eso implique traicionar sus propias palabras de ayer.

La cancha se inclina

En el fútbol, cuando un equipo domina el juego, mantiene la posesión, genera las mejores situaciones y desborda constantemente al rival, se dice que la cancha se inclina. No porque haya un desnivel físico en el campo, sino porque el desarrollo del partido se decanta claramente hacia un solo lado. Y en la política, como en el fútbol, hay momentos en los que el peso de la historia, la preparación y la conexión con la gente terminan inclinando la cancha.
Según diversas encuestas que maneja el gobierno provincial, el electorado ya perfila su apoyo de cara a las elecciones provinciales, hacia la propuesta del Frente Renovador de la Concordia.

Lo llamativo es que todavía no empezó la campaña formalmente, pero la tendencia ya está marcada, potenciada por la falta de rumbo de la oposición. Entre las mediciones se destaca la de una consultora porteña que refleja esta diferencia. La ventaja que muestran los estudios no proviene de la improvisación ni del marketing político vacío, sino de las marcas registradas que tiene el proyecto político que encabeza el ingeniero Carlos Rovira: cercanía con la gente, el trabajo constante y la coherencia de un proyecto que supo leer e interpretar las necesidades de los misioneros.

Las mediciones no son un fenómeno nuevo. En cada elección, los números suelen coincidir con lo que se percibe en las calles. Como en un partido donde un equipo impone su ritmo, la oposición apenas reacciona, sin estructura ni propuestas claras, mientras que el oficialismo mueve la pelota con solidez y orden.

La Renovación supo construir su ventaja con un modelo de gestión que no se reduce a lo discursivo, sino que se materializa en obras, programas de asistencia y políticas públicas que impactan en la vida cotidiana. No hay fórmulas mágicas ni atajos, sino una estrategia de largo plazo que le permite llegar a esta instancia con el dominio del juego y la cancha inclinada a su favor.

En este contexto, la Renovación juega con una línea de 4 que le otorga solidez a su estructura: el gobernador Hugo Passalacqua, que continúa con sus apariciones públicas, por ahora desde La Residencia del Gobernador, en Posadas, que marca la agenda de la gestión, haciendo hincapié en las principales preocupaciones de los misioneros, como la problemática de la yerba mate, donde la Renovación no es imparcial: su principal lucha es a favor de las más de 13 mil familias que viven de la producción de la yerba. A él se suma el vicegobernador, Lucas Romero Spinelli, un joven que recorre la provincia todos los días para palpar la realidad que viven los
misioneros, tanto en las ciudades como en las colonias.

Junto a ellos juega también el presidente de la Cámara de Representantes, Oscar Herrera Ahuad, quien se puso al hombro la estrategia de campaña que involucra a los intendentes y también al cuatro hombre de esta línea: Sebastián Macias, el presidente de Vialidad, quien trabaja junto a los vecinos para mejorar los caminos y favorecer la salida de la producción. En esta campaña, los intendentes tendrán el gran desafío de explicar a los vecinos que todos los trabajos que reciben son gracias a la gestión de Macias.

El partido principal se jugará recién el 8 de junio y todavía para el pitazo final, pero si el partido sigue con este ritmo, el resultado parece encaminado: la ratificación de que hay un solo equipo que juega a ganar y que los misioneros ganen.

El error de siempre

Los números comienzan a mostrar una tenue primavera económica, pero eso no le da carta blanca a Javier Milei y Patricia Bullrich para reprimir. La historia argentina demuestra que, cuando los indicadores empiezan a repuntar, ciertos sectores del poder recurren a la mano dura para contener la inevitable reacción social.

Cuando el ministro de Economía del gobierno de facto de Jorge Rafael Videla, José Martínez de Hoz, presentó su plan económico, se supo que su propuesta solo podía sostenerse con el apoyo de las Fuerzas Armadas y la represión brutal de la dictadura. Con la llegada de Domingo Cavallo y su plan de Convertibilidad en los ’90, el entonces presidente, Carlos Menem pactó con los sindicatos: Cavallo se encargaba de la economía y el presidente de mantener el orden entre los trabajadores. “Yo me encargo de los sindicalistas”, le dijo Menem a su ministro
estrella. Ya sin desapariciones y en plena democracia, la estrategia fue la represión selectiva, la estigmatización y el silenciamiento de cualquier protesta.

La feroz represión que se desató el miércoles contra los jubilados y los hinchas de fútbol que los acompañaron, es una muestra de las verdaderas intenciones del gobierno de Milei que hoy, avanza con la misma lógica que utilizaron tanto la dictadura militar como el gobierno democrático de Menem. A medida que los indicadores mejoran para los mercados pero no para la gente, crece el descontento social. Y ahí aparece la figura de la ministra de Seguridad,
Patricia Bullrich, que juega su propio partido, utilizando a Milei como instrumento para su política de orden. Pero hay una diferencia: esta vez, la represión viene envuelta en la narrativa de la batalla cultural y la supuesta lucha contra el kirchnerismo, cuando en realidad es un intento de imponer un modelo económico sin resistencia.

El peligro de este escenario está en los que siempre aparecen como más papistas que el Papa. Milei y Bullrich no necesitan ejecutar la represión ellos mismos, basta con que siembren el clima para que otros lo hagan por ellos. La amenaza lanzada por el presidente en redes sociales, advirtiendo que se acabó el kirchnerismo, es un síntoma de este escenario.

Los recientes casos de violencia en el conurbano bonaerense sirven como excusa para endurecer el discurso punitivista. Pero ni la baja de la edad de imputabilidad, ni la represión indiscriminada, resolverán el problema de la inseguridad. Hay una gran diferencia entre mejorar la justicia penal juvenil y reprimir sin miramientos, pero los políticos parecen no entenderla.

El error de la oposición es caer en la trampa de trasladar la disputa entre Milei y Kicillof a todo el país. Se esfuerzan por instalar el tema de la inseguridad en cada provincia, aun cuando no haya correlato real. En su desesperación por ganar la agenda, incluso intentaron montar escenas burdas, como el fallido intento de un miembro de la Policía Federal Argentina por plantar un arma en medio de todas las cámaras, durante la protesta del miércoles.

Estas situaciones permiten sostener que Bullrich maneja a Milei, lo empuja hacia donde le conviene para convertirse en la opción más dura en caso de que la sociedad clame por la seguridad. Pero en política, la historia demuestra que los títeres no suelen terminar bien. Y cuando la represión no alcance para tapar la realidad económica, será demasiado tarde para evitar el costo social y político de los errores de siempre.

Por Sergio Fernández