A nueve días del arranque de la Copa Libertadores, la obsesión xeneize, el ídolo y vicepresidente decidió la salida del conductor, que estaba en la cuerda floja por la discreta campaña en la Liga
Hugo Ibarra fue despedido como DT de Boca. Juan Román Riquelme, amigo personal del histórico número 4 xeneize, le bajó el pulgar. Una decisión que tomó durante los últimos días, entre el homenaje que lo tuvo como una de las figras en Villarreal, en España, y el sorteo de la Copa Libertadores, que presenció en Asunción en la noche del lunes.
Chicho Serna, uno de los integrantes del Consejo, confirmó la noticia. “Hace unos días tomamos la decisión pero esperamos que nuestro vicepresidente llegara de Europa. Hacemos las cosas normales y esperamos que él estuviera presente para tomar nuestra decisión. Entendemos que tiene que jugar mucho mejor. No le encontraron la vuelta, pero estamos agradecidos con ellos. Lo hicieron frente, ganaron dos títulos, pero hay que tomar decisiones”, comentó.
La campaña de Ibarra como entrenador fue positiva en cuanto a los números: condujo a Boca en 36 partidos, con un saldo de 20 triunfos, 7 empates y 9 derrotas, y una efectividad del 62 por ciento; su equipo anotó 44 goles y le anotaron 33 tantos. Durante su gestión consiguió dos títulos: la Liga Profesional 2022 y la Supercopa Argentina.
Por tercera vez consecutiva desde que Jorge Ameal es presidente, un entrenador es despedido. Los desempeños de una formación sin brújula futbolística -no solo se trató de los resultados- y la relación con referentes del plantel y que se enfrió, fueron algunas de las razones que llevaron a Ibarra hacia la puerta de salida.
Mariano Herrón (DT de la Reserva) será su reemplazante temporario. “Se hace cargo de nuestro equipo, pero trabajaremos desde ahora fuertemente en el cuerpo técnico que pretendemos”, advirtió Serna. Los dos nombres de peso que suenan para asumir próximamente son Gerardo Martino (viene de dirigir a la selección de México) y José Pekerman, de buena relación con Riquelme y con un reciente y breve paso por Venezuela. “Estamos trabajando en tener claras las opciones, cuál es el perfil, por quién pondremos nuestro empeño. En este club no es fácil conseguir un cuerpo técnico”, aclaró.
Después de 260 días al frente del equipo, el tridente encabezado por el formoseño no solo se convierte en el ciclo más breve para un cuerpo técnico durante esta gestión, sino que hay que remontarse a 2010 para encontrar un entrenador que haya durado menos tiempo que el formoseño: Abel Alves, que estuvo solo 67 días al frente del plantel.
Después de 8 fechas, Boca suma 11 puntos sobre 24 posibles, con el agravante de que todavía no jugó contra ninguno de los clásicos: el primero será frente a San Lorenzo, el actual puntero, en la fecha 11. Apenas sumó 1 de los últimos 9 puntos, y en la Liga viene de perder por 3-2 con Instituto en la Bombonera. El ajustado triunfo por 2-1 ante Olimpo de Bahía Blanca, en Chaco, por la Copa Argentina, incluyó otra floja actuación del equipo, lo que determinó su punto final.
El plantel se entrenó esta mañana en el predio de Ezeiza: Ibarra había tenido otra larga charla con los jugadores. Se habló, además, del sorteo de la Copa Libertadores, que trajo cierta tranquilidad al conocer a sus rivales en la etapa de grupos. Monagas, Deportivo Pereira y Colo Colo. El debut en el torneo internacional será el próximo jueves 6 de abril, ante Monagas, en Venezuela, desde las 21 de nuestro país.
Luego de estar unos días entre España y Paraguay, Riquelme se reunió con Ibarra y le comunicó la drástica decisión en el Boca Predio, en una reunión la que también participaron Leandro Gracián y Roberto Pompei. Ninguno de los tres entrenadores seguirá en el club: tampoco volverán a la reserva. El vicepresidente había charlado días atrás con referentes del plantel para conocer su mirada sobre un momento complicado, en el que el equipo no exhibía una línea de juego definida y perdió tres partidos sobre ocho jugados en el actual torneo.
“Es un buen triunfo. Los jugadores lo hicieron muy bien. ¿Mi continuidad? Yo hoy vine a dirigir. Ustedes tienen información, háblenlo con sus informantes. Este es un año político. No soy un improvisado. No tengo que contestar eso porque estoy perfecto. Estoy bárbaro”, dijo Ibarra, el sábado pasado. “Mi salud, ya está… Hablen del partido. Ahora hay que pensar en Barracas Central, que es el próximo partido, después veremos lo de la Copa (Libertadores)”, había señalado durante un tenso encuentro con la prensa en Chaco.
Después de ese encuentro también quedó expuesto que no contaba con el apoyo firme de pate de los jugadores. Darío Benedetto, uno de los referentes, contó entonces: “Escuchamos lo de Ibarra, pero son cosas en las que no nos podemos meter. Son temas del cuerpo técnico con los dirigentes. Nosotros simplemente hacemos caso y tenemos que jugar a la pelota”.
El DT formoseño ya intuía que eran sus últimas horas en el banco de Boca, aunque desde sus declaraciones trataba de mantenerse firme. Fiel alumno del antiguo número 10, con mejores resultados que rendimientos –nada demasiado alejado de lo que ocurrió con Sebastián Battaglia y Miguel Ángel Russo–, el grito en el cielo de la Bombonera durante la derrota contra Instituto lo cambió todo. O, en todo caso, lo aceleró: quedó expuesto, como nunca antes, que la realidad xeneize no dependía exclusivamente de los triunfos, como sucedió en buena parte de estos tres años de Ameal, Román y el Consejo.
El fanático, al fin, tomó nota de las repetidas críticas de los especialistas: Boca suele ser un equipo que no devuelve la entrada, más allá de que “cada seis meses ganamos un título”, como suele exhibir el vicepresidente. La nueva aventura en la Copa Libertadores, un trofeo que no conquista desde 2007, reabrió el libro de pases: ahora, dicen, hace falta un DT con experiencia y lejos del pago chico de la Ribera. Tata Martino, por ejemplo. Se verá.
Entre las pocas buenas noticias: Exequiel Zeballos, uno de las grandes promesas del “Xeneize”, trabajó a la par del grupo tras recuperarse de una lesión en los meniscos que lo afectó hace un mes atrás, cuando recién volvía de la fractura que le causó el año pasado el defensor Milton Leyendecker, de Agropecuario, en un partido por la Copa Argentina.
El cuerpo técnico boquense había dispuesto un doble turno de entrenamiento para hoy, con un corte al mediodía para que los jugadores fueran a almorzar a sus casas, descansaran y volvieran por la tarde. Pero todo se complicó por un choque de proporciones entre un camión y dos vehículos en la autopista Ricchieri que generó importantes demoras en la zona, por lo que el doble turno fue suspendido, según informó el club de la Ribera. El próximo partido de Boca será el sábado a las 15.30 como visitante de Barracas Central, por la Liga Profesional, con el arbitraje de Yael Falcón Pérez.