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Iba a cerrar su negocio, le pidió al universo y una visita de Lavezzi cambió todo

Emiliano estuvo a punto de bajar la persiana de su kiosco en Santiago del Estero, pero un gesto del exfutbolista, que había ido a ver la final entre Rosario Central y Platense, modificó sus planes.

Emiliano, dueño de un kiosco en Santiago del Estero, es el protagonista de una historia que desafía la lógica y roza lo mágico. Hace algunos meses, vivió un momento que cambió su vida y salvó a su negocio, que estaba al borde del cierre. Una visita inesperada de Ezequiel Lavezzi fue, según sus propias palabras, “una señal del universo”, un guiño del destino que le decía que no tenía que rendirse.

Tiempo después de haber comprado un fondo de comercio con un amigo que más tarde le iba a jugar una mala pasada, Emiliano le contó a TN que el año pasado se encontraba en una encrucijada: no sabía si continuar con el negocio o cerrar sus puertas definitivamente. La situación era muy desalentadora y la duda sobre si seguir luchando o no lo consumía. “Estaba muy mal económicamente”, contó.

Fue en ese momento de incertidumbre que Emiliano, ya casi sin alternativas, acudió a la magia: “Le pedí al universo que me diera una señal. Hay cosas que realmente ni en las películas suceden”.

(Foto: Gentileza Emiliano)
(Foto: Gentileza Emiliano)

La señal que Emiliano esperaba: el Pocho Lavezzi fue a su kiosco

La visita de Lavezzi a su comercio ocurrió en diciembre del año pasado, mientras el exfutbolista estaba en Santiago del Estero para ver la final de la Copa de la Liga entre Rosario Central y Platense.

Mi negocio está a cinco cuadras del estadio Único”, contó. Y, luego recordó: “Llega Diego, el hermano del Pocho, con sus hijos. Empezamos a charlar y hay gente en común que conozco de Rosario, que son vecinos de ellos. Establecimos una linda relación y me dijo que era el hermano del Pocho”.

Después apareció el exfutbolista: la señal que Emiliano tanto estaba esperando. La promesa no tardó en llegar: “Si salimos campeones, volvemos”, le aseguró Lavezzi, sembrando en el santiagueño la ilusión de un regreso, quizá poco probable e irreal.

“Dije ‘Qué va a volver’, porque en ningún lugar en el mundo se vio una figura así. Sería como que Messi fuera a un kiosco”, comparó Emiliano en diálogo con TN.

Sin embargo, Rosario Central levantó ese trofeo ante Platense y la promesa del Pocho se materializó. Lavezzi no solo volvió, sino que tuvo un gesto que Emiliano jamás olvidará: le regaló su camisa de vestir.

La camisa que le regaló el Pocho Lavezzi a Emiliano. (Foto: Gentileza Emiliano)
La camisa que le regaló el Pocho Lavezzi a Emiliano. (Foto: Gentileza Emiliano)

Ese día hubo tiempos para regalos, y también para chistes: “Me dijo que salió más caro ir a Santiago del Estero a ver la final de Central que la final del Mundial de Qatar”.

El kiosco, el universo y Lavezzi, una cuestión de fe

Emiliano relató la secuencia como una anécdota que trasciende lo deportivo y qué roza el terreno simbólico y casi místico: “Para mí el encuentro con el Pocho tiene que ver con el universo. Porque estas cosas suceden muy poco”.

Aquella traición de su socio lo había hecho dudar de seguir o no con su kiosco. Sin embargo, la llegada del exfutbolista rosarino cambió todo: “Cuando me lo planteé, a los días me aparece el Pocho. Lo tomé como un mensaje, lo tomo por ese lado. Es muy loco a veces cómo conspira el universo y lo más impactante fue que me regaló su camisa de vestir”.

“Le pedí al universo que me diera una señal y son cosas que realmente ni en películas suceden. Espero que el universo nos vuelva a reencontrar”, sentenció sobre el encuentro con el Pocho.

Creer o reventar, la visita de Lavezzi tuvo un impacto positivo en el negocio: marcó un antes y un después. “Algo ayudó a mejorar”. Y, luego bromeó: “Y si no, voy a tener que subastar la camisa que me regaló”.

Cuál fue la reacción de Emiliano cuando se enteró del incidente del Pocho Lavezzi en Punta del Este

Ezequiel Lavezzi fue protagonista de un confuso episodio en su casa en Punta del Este, en Uruguay, producto del cual sufrió una herida cortante y una fractura de clavícula que lo obligó a ser trasladado al Sanatorio Cantegril de Maldonado. El hecho sorprendió a Emiliano, quien lo había visto muy bien dos días. “Estaba excelente, no lo podía creer”.

Por Nicolás Campolongo-TN