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Francisco contra los “gorilas” del Vaticano

Ultraconservadores al acecho, usina de fake news sobre renuncia al papado, rebelión contra peronismo eclesial y el ajedrez del Papa para su sucesión.

No fue magia. Los rumores sobre la posible renuncia de Jorge Bergoglio al papado no fueron por las alarmas sobre su salud tras la cirugía de divertículos en el colon ni por las quejas de los rigoristas doctrinales por su decisión de prohibir la misa preconciliar en latín, sino que se propagaron por un nuevo embate opositor -confirman en Roma y Buenos Aires- al “modelo peronista” en clave eclesial que, según clérigos ultraconservadores, el argentino llevó al Vaticano desde el fin del mundo.

En una entrevista a la cadena COPE de España, el propio pontífice salió a disipar la niebla expandida por los “gorilas” vaticanos al asegurar que nunca se le pasó por la cabeza la idea de renunciar y ratificar que seguirá adelante con el programa reformador que avalaron los cardenales que lo votaron en el cónclave de marzo de 2013, que se sintetiza en aquella primera revelación nacida de una sugerencia al oído del purpurado brasileño Claudio Hummes: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”.

Desde su llegada a la Cátedra de Pedro, Francisco ha demostrado un mayor perfil social que sus antecesores y su prédica a favor de migrantes y movimientos populares y por un cambio en el sistema financiero global que ponga a pobres y excluidos, y no a ricos y poderosos, en el centro de ese proceso transformador, ha hecho que los grupos de poder mundial lo tildaran de papa “demasiado a la izquierda”, “populista”, “comunista” o “peronista”, amén de haber tenido en su juventud vínculos con la Guardia de Hierro.

No es precisamente este el punto, aunque también les cueste digerirlo, que el ala ultraconservadora le cuestiona a Bergoglio, sino haber importado al Vaticano la “rosca política” del peronismo y, también, la idea de ir moldeando “a dedo” -lo inquieren- la conformación del Colegio Cardenalicio responsable de elegir quién, algún día, será su sucesor en el gobierno petrino de la Iglesia.

“Hay sectores preocupados porque Francisco sigue digitando opciones y afianzando su influencia con cardenales de las periferias; quieren estar preparados para lo que pueda venir, dimita o no al papado”, reconoció a Letra P un sacerdote argentino instalado hace años en Roma y con acceso frecuente a los pasillos del Palacio Pontificio y de la Casa Santa Marta, donde reside el papa.

Kingmaker blanco o púrpura

El mayor temor del grupo opositor púrpura, al que se le atribuye haber viralizado las fake news sobre la renuncia, es que Bergoglio pueda “crear” (término eclesiástico para el nombramiento) nuevos cardenales que respondan a sus intereses, ampliar el techo de miembros con poder de voto de 120 a 140 y hasta institucionalizar la figura del papa emérito, hoy en un limbo legal canónico, que le permitiría incluso participar de las reuniones previas al cónclave y orientar la elección del sucesor a modo de kingmaker blanco.

En tanto, en el Vaticano crecen las especulaciones sobre la idea de que el papa convocaría a su octavo consistorio para crear al menos cinco nuevos cardenales menores de 80 años, es decir con opción a voto, y hasta le ponen una fecha estimativa: primeros días de octubre.

En la danza de candidatos vuelve a aparecer el nombre del argentino Víctor Manuel Fernández y un dato reciente alimenta las versiones. Fue precisamente al arzobispo platense a quien la Santa Sede le encomendó redactar, en su carácter de teólogo, una respuesta al pedido de aclaración que hicieron los rabinos de Israel por un comentario del pontífice sobre la Torá, libro sagrado de los judíos, que fue publicada días pasados en el diario vaticano L’Osservatore Romano. Es poco probable que otro argentino tenga chances de papado próximo, pero Tucho podría ser un kingmaker púrpura fundamental en un cónclave sin Bergoglio en escena.

Los detractores que perciben al papa como peronista exhiben números que, para ellos, justifican la inquietud por el armado bergoglista del actual Colegio Cardenalicio. El 7 de noviembre próximo, el número de cardenales electores llegará a 121, de los cuales 70 fueron creados por Francisco en siete consistorios, 39 bajo Benedicto XVI y 13 por Juan Pablo II.

En 2022, otros 11 cumplirán 80 años y perderán su opción de voto, haciendo caer el número a 110, por debajo de los 120 que estableció como límite el papa Pablo VI en 1975 con el argumento de que más haría el cónclave ingobernable. Los opositores al bergoglismo creen que el anuncio de nuevos cardenales será inminente, por lo que estarán más atentos que nunca a lo que el papa diga tras el rezo de Ángelus dominical, momento habitual en el pontificado de Bergoglio -sea desde la ventana del Palacio Pontificio o desde el lugar donde se encuentre de viaje- para dar a conocer quiénes serán los que se pondrán el birrete púrpura.

Más allá de las especulaciones previas a todo cónclave sobre candidatos, líneas internas y origen del futuro pontífice, la regla santa “quien entra papa, sale cardenal” de la Capilla Sixtina sigue vigente, tal como ocurrió con Bergoglio -en sentido inverso-, al que nadie le colocaba el solideo papal antes de la fumata blanca del 13 de marzo de 2013.

Por Guillermo Villareal – Letra P