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La casa del poliamor: cómo es la intimidad de la “pareja de tres” mendocina

Maira, Eliana y Nazareno hicieron pública su relación como trío. Clarín los visitó en su duplex: reglas de convivencia y “polifidelidad”

Maira Fernández (23), Eliana Cuchietti (28) y Nazareno Fernández (41) son novios. Una trieja, vínculo de tres. Practican el poliamor y la revelación de su historia, primero en las redes sociales y luego, en una nota del diario Los Andes, trajeron días vertiginosos. Su historia rápidamente ocupó las portadas de medios nacionales y del exterior. Sus teléfonos no pararon de sonar y fue imposible seguir trabajando en el local de accesorios para celulares que atienden juntos en Mendoza.

Bastó publicar la foto de dos chicas besándose y en el medio el varón que las mira, para alimentar la curiosidad y el morbo sobre la intimidad de un trío. Ellos no dudan en mostrarse juntos. Piensan que puede ayudar a quienes no se animen a revelar sus experiencias poliamorosas.

Pero tanta exposición genera interrogantes: ¿Es cierto que viven juntos? ¿Qué tiene este pibe que conquistó a dos hermosas mujeres? ¿Ellas lo eligieron a él? ¿Es verdad que duermen en la misma cama? ¿Quién propuso primero el trío? Aquí tal vez encuentren las respuestas. Entramos en la casa de Mai, Eli y Naza, como ellos se llaman en la intimidad. Y, podemos decir, “no todo es lo que parece”.

Tareas domésticas. Maira, Eliana y Nazareno se las reparten en la casa que comparten. Foto Ignacio Blanco

Tareas domésticas. Maira, Eliana y Nazareno se las reparten en la casa que comparten. Foto Ignacio Blanco

Jueves al mediodía, hay poco movimiento en el barrio de la localidad de Jesús Nazareno, en Guaymallén, Gran Mendoza, donde queda el duplex de la trieja. Salen los tres a recibir a los enviados de Clarín. Debajo del umbral, asoma primero Maira, detrás Nazareno y por último, Eliana. Nos invitan a pasar.

En el living, con pocos muebles y estilo minimalista, están apiladas las dos bicicletas que comparten los tres. Un sillón, la mesa principal y seis sillas como únicos muebles de la cocina comedor. En ese espacio principal, tienen armado un set para videollamadas, con luces led, micrófono y notebook. Será una jornada agotadora: desde las 8 de la mañana a las 21 tienen agendadas una entrevista por hora.

“Amorcito, en la habitación te dejé la ropa para las sesión de fotos”, le dice Maira a Nazareno, mientras Eliana está concentrada en peinar a su novia. Las chicas parecen mejores amigas jugando, son confidentes, divertidas, se arreglan y cruzan miradas cómplices y gestos amorosos todo el tiempo.

Nazareno mantiene una distancia de varios metros. Está callado, cerca de la puerta. Algo tímido, las chicas lo invitan al juego de seducción. Acepta.

El fotógrafo enciende la cámara, los enfoca y a los tres se les ilumina la cara. Disfrutan la sesión, cambian de posición para cada toma, gesticulan, se ríen. Confiesan que, por un momento, olvidan los problemas –incluso de salud- que puede provocar a sus padres y madres tanta exposición de su intimidad.

Maira, Nazareno y Eliana, los mendocinos que viven una historia de amor de a tres. Foto Ignacio Blanco

Maira, Nazareno y Eliana, los mendocinos que viven una historia de amor de a tres. Foto Ignacio Blanco

La experiencia de vida que acarrea cada uno es distinta. Nazareno tuvo relaciones duraderas con otras tres mujeres, con las que tuvo tres hijas, en distintos momentos de su vida. El número tres es un constante en su historia. Sus hijas tienen 20, 18 y 5 años; la mayor tiene casi la misma edad que la menor de sus novias.

“Me vine hace más de 20 años de Ciudadela a trabajar en Mendoza, nunca imaginé que podría vivir esto”. Y aclara que, en realidad, conviven como muchos jóvenes que comparten casa, trabajo y amor. “No soy el hombre que conquistó a dos mujeres. Ellas se eligieron entre ellas y luego los tres nos elegimos. Si no sería imposible”, dice Nazareno.

La relación poliamorosa comenzó cuatro años atrás. Eliana y Nazareno eran pareja. Unos meses después, Maira ingresó como empleada en el call center donde trabajaban los otros dos. “Primero empecé a salir con Nazareno, sin que lo supiera Eliana”, relata Maira.

Al mismo tiempo, las chicas fueron haciéndose amigas y compinches. Iban a bailar y a cenar los tres. Aseguran que lo vivían como una relación de amigos y que se divertían. En otro momento, las chicas estuvieron juntas, comenzaron una relación y Nazareno decidió alejarse. Al poco tiempo, fueran ellas las que le plantearon que lo extrañaban y que la relación funcionaba si eran un trío.

Nazareno fue pareja de las dos. Se distanció de ambas y al poco tiempo ellas le plantearon volver los tres. Foto Ignacio Blanco

Nazareno fue pareja de las dos. Se distanció de ambas y al poco tiempo ellas le plantearon volver los tres. Foto Ignacio Blanco

Maira es la única que se asume bisexual. “Nunca me había sentido atraída por una chica, hasta que conocí a Eli”, cuenta. En cambio, Eli y Nazareno evitan definirse porque dicen “no importa el género ni cuántos participen de la relación para amarse”. Los tres aclaran: “No es una relación abierta, no somos swingers. Somos un trío y nos amamos”.

En su casa nada es improvisado. Siguen normas de convivencia, se reparten las tareas de limpieza, las compras y quién cocina. En la administración familiar tienen gastos comunes y un monto mensual que cada uno puede disponer sin consultar a los otros.

“Si alguno de nosotros quiere comprarse unas zapatillas de $ 15.000, tendremos que ver cómo están los gastos del mes y si se puede”, explica Nazareno. Como la mayoría de los argentinos, los tres tienen que trabajar para cubrir los gastos mensuales y, aún así, les cuesta llegar a fin de mes.

En la heladera han pegado una hoja de cuaderno con las normas de convivencia: “1) Los gastos grandes se conversan con anterioridad. 2) Lavar los platos (Eli). 3) Colgar y descolgar ropa (Naza). 4) Poner ropa a lavar (Eli). 5) Planchar (Mai)”, se lee en los primeros ítems.

Llevan más de un año viviendo juntos, desde junio del 2020. “Antes Mai venía a visitarnos como novia, y un día acordamos que cambiaríamos la cama por una más grande y que íbamos a vivir de a tres”, dice Eli. Costó que entrara un sommier más grande por la puerta de la habitación. En otra pieza está la ropa de los tres. Los placares son ocupados por ellas. Nazareno dice que utiliza muy poco espacio, en cualquier sitio puede dejar su ropa.

De 12 seguidores en su Instagram @poliamor333, pasaron a más de 2.500 en un par de días. Mayra, que estudió la carrera de Comunicación, es quien más interactúa con ellos: “Nos preguntan sobre los celos. Si nos enoja que dos de nosotros tengamos relaciones y dejamos afuera a un tercero.  Y, la verdad, es que no nos enojamos, si alguno de nosotros no quiere participar”, comenta.

La lista de las tareas que usan Maira, Eliana y Nazareno, "el trío mendocino" que practica el poliamor.

La lista de las tareas que usan Maira, Eliana y Nazareno, “el trío mendocino” que practica el poliamor.

Mayra es la más chica y mimada del trío, y quien duerme al medio. Aunque, a veces, cuando ven una película en la cama, Nazareno pide quedar ahí, rodeado de “sus ángeles”, como las llama.

Lo más difícil para ellas ha sido contarles esta elección de vida a sus familias. “Es entendible que les cueste entenderlo, a nosotros también nos costó”, dicen.

Maira recuerda que fue a tomar un café con su papá y le contó que estaba de novia con Naza, que tenía casi 20 años más que yo. La confesión no le gustó demasiado a su padre que, según afirma, “estuvo tres días en shock”. Falta aún lo más dificil: “Le confesé que también estaba enamorada de Eli. Lo terminó aceptando, ahora vienen con mi mamá a comer a casa”.

En el caso de Eli, primero decidió contarle del poliamor a su mamá y un tiempo después a su papá. “Hasta el día de hoy es un proceso que están transitando“, explica. Y se muestra preocupada por la gran repercusión generada: “Nos han llegado comentarios positivos y negativos. Muchos nos preguntan por qué salimos a contarlo. Pero sentimos el apoyo de nuestras familias. Si somos felices, para ellos está todo bien”, dice Eli.

Maira confiesa ser la más celosa y admite: “Me ha costado controlarlo”. Nazareno explica que han decidido ser “polifieles”.

La trieja, en el espacio que armaron para el maratón de entrevistas. Foto Ignacio Blanco

La trieja, en el espacio que armaron para el maratón de entrevistas. Foto Ignacio Blanco

Las chicas han hablado sobre la maternidad: “Nos gustaría quedarnos embarazadas al mismo tiempo. Pero, por supuesto, si alguna de las dos queda embarazada antes, no habrá problemas”.

Aún no han querido celebrar el Día de los Enamorados, porque dicen que es difícil enmarcar la relación, aunque sí sellaron su amor con un mismo tatuaje. Eligieron una triqueta, un símbolo celta compuesto por tres ovales entrelazados, como la representación de una diosa tripartita.

Han caminado los tres de las manos y, en otro momento, solo ellas tomadas del brazo. “Nos amamos, somos felices con esta relación”, dicen acurrucados, entre beso y beso. Salimos a la calle y antes de cerrar la puerta, Nazareno pregunta: “¿Ahora nos creen?”.