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¿Qué le pasa al cerebro y al cuerpo cuando dejamos de tener sexo?

La falta de actividad sexual trae consecuencias negativas tanto al cuerpo como al cerebro. ¿Qué es lo que sucede?

“El sexo es salud”. Es una frase trillada, pero no por eso deja de ser cierta. La actividad sexual beneficia tanto al cuerpo físicamente como al cerebro. Y por eso el dejar de hacerlo trae consecuencias que afectan en ambos sentidos a las personas.

Cuando tenemos sexo el cerebro libera oxitocina, dopamina y serotonina, todas sustancias que nos dan placer y bienestar.

“Una sexualidad satisfactoria supone un beneficio para la salud, por lo tanto es muy importante que los profesionales de la salud promovamos la sexualidad de nuestros pacientes en cualquier etapa de su vida”, afirman los especialistas.

Varios estudios muestran que en el cuerpo se producen cambios con la ausencia de sexo. Por un lado, dejar de tener relaciones sexuales puede aportar cierta apatía en esta esfera de nuestra vida, por lo tanto, cuanto menos sexo tengamos, menos deseo se despierta.

El sexo mejora las defensas

Una de las consecuencias de la falta de sexo es el aumento del estrés, debido a la no liberación de las sustancias que permiten contrarrestarlo. Esto ocasiona un aumento de la presión sanguínea y del cortisol, hormona que se libera como consecuencia del agobio y la angustia. Y responsable, también, de aumentar el nivel de azúcar en sangre y de suprimir el sistema inmunológico, entre otras funciones.

Así el cuerpo queda más expuesto a infecciones, virus, bacterias y hongos. Según una investigación en la Wilkes University (EEUU), gozar del sexo una o dos veces a la semana eleva hasta un 30% los niveles de inmunoglobulina, con lo que aumenta la protección del organismo.

Los genitales se debilitan

Los genitales son músculos y hay que ejercitarlos para que funcionen mejor. La falta de sexo puede provocar en los hombres problemas de erección, en las mujeres falta de elasticidad por atrofia en la vagina.

“El coito regular protege contra el desarrollo de la disfunción eréctil entre los hombres de 55 a 75 años. Esto puede tener un impacto en la salud general y la calidad de vida”, concluyó un artículo elaborado por expertos del Hospital Universitario Tampere (Finlandia), que fue publicado en The American Journal of Medicine.

En cuanto a las mujeres, la pérdida de elasticidad por atrofia en la vagina provoca “menor sensibilidad y dolor” en las relaciones sexuales.

Beneficios para el cerebro

Los científicos también comprobaron que la actividad sexual ayuda a la inteligencia, ya que mejora la producción de nuevas neuronas en el hipocampo.

“Después de la exposición continua a largo plazo de la experiencia sexual, la función cognitiva mejoró. Pero cuando se produjo un periodo de abstinencia prolongado, las mejoras en la función cognitiva se perdieron a pesar de la presencia de nuevas neuronas”, asegura un estudio de científicos de la Universidad de Maryland hecho en ratones.

E investigadores de la Universidad de Konkuk (Corea del Sur) vieron que, además, las relaciones sexuales pueden “favorecer la función de la memoria de reconocimiento” y contrarrestar los efectos negativos del estrés crónico.

¿Qué es el “ayuno de dopamina”?

Sin embargo, hay una tendencia que podría ir, aunque no directamente, en contra de esta idea. Se trata del “ayuno de dopamina”, algo que se extiende especialmente entre profesionales de la tecnología.

La dopamina es un neurotransmisor, un mensajero químico de nuestro cerebro. Suele ser considerado como el causante de sensaciones placenteras y está presente en una gran cantidad de procesos como el control del movimiento, la memoria, el aprendizaje y la recompensa cerebral.

Entonces, el propósito del ayuno de dopamina es aislarse de los estímulos nocivos del mundo moderno, como el exceso de conexión tecnológica. Otro posible estímulo sería el sexo.

La idea es que el ayuno le permita a tu cerebro la oportunidad de recargarse y reiniciarse por un corto período de tiempo.