La magnitud de las protestas tras la muerte de Mahsa Amini y la brutal represión de las manifestaciones en el otoño de 2022 han dejado un legado en Irán. En el ámbito familiar, el comportamiento de los hombres ha cambiado y el lugar de las mujeres ya no es el mismo. En las calles, más y más mujeres se quitan el velo. Además, la premio Nobel de la Paz 2023 Narges Mohammadi, detenida, anunció el domingo 15 de septiembre que inició una huelga de hambre para denunciar la represión de las autoridades iraníes.
Hace dos años, la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda iraní que falleció en Irán, el 16 de septiembre, detenida por la Policía de las buenas costumbres por llevar un velo “mal ajustado”, desencadenó una de las mayores oleadas de protestas de la historia de la República Islámica.
En los días que siguieron a su muerte, decenas de miles de iraníes salieron a la calle para expresar su indignación, gritando el lema “Mujer, vida, libertad”. Estas manifestaciones, que duraron varios meses, fueron violentamente reprimidas por las autoridades iraníes. Dos años después, ¿qué queda de este movimiento de protesta?
Con el tiempo, las lenguas se han ido soltando y los testimonios han empezado a aflorar.
Chowra Makaremi, antropóloga y especialista de Irán, subraya:
Ahora sabemos que la represión que sufrieron estos manifestantes fue de una violencia sin precedentes, mucho más allá de lo que habíamos imaginado. Nos dimos cuenta realmente del alcance de la crueldad de esta represión cuando leímos los testimonios recogidos durante una comisión de investigación dirigida por la ONU
En ese informe, publicado en marzo de 2024, los expertos detallaron graves violaciones de los derechos humanos, incluidos casos de tortura, violación y otras formas de violencia sexual contra los manifestantes detenidos.
Se registraron más de 30.000 personas detenidas y al menos 551 manifestantes muertos a manos de las fuerzas de seguridad, entre ellos 49 mujeres y 68 niños. “La mayoría de las muertes fueron causadas por armas de fuego, en particular fusiles de asalto”, según el informe.
También examina las numerosas heridas causadas en los ojos de los manifestantes, que “dejaron ciegos a decenas de mujeres, hombres y niños, con cicatrices irreversibles”. La investigación de la ONU concluyó que se habían cometido “crímenes contra la humanidad”.
“El comportamiento de los hombres ha cambiado”
Para la ONG de derechos humanos Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo, mientras que el levantamiento de 2022 fue aplastado “por una brutal respuesta estatal”, una “revolución silenciosa” se abre camino en el país.
“Las mujeres se niegan a someterse a lo que se ha convertido en el símbolo de la opresión de la República Islámica: el hiyab obligatorio”, afirma IHR.
Más y más mujeres iraníes han dejado de cubrirse el pelo en la calle. Un acto de desobediencia civil para decir “no a la discriminación sistemática y la segregación sexual que caracterizan el destino de las mujeres en la República Islámica desde su creación”.
Como señala Chowra Makaremi, los cambios en la sociedad civil desde la muerte de Mahsa Amini son incluso más profundos que la mera cuestión del velo. “Se está produciendo una revolución cultural. En el ámbito familiar, en la esfera privada, las relaciones jerárquicas están cambiando. El lugar de las jóvenes y las niñas está cambiando. El comportamiento de los hombres también ha cambiado. Ya no están tan comprometidos con su posición hegemónica. ¡De hecho, ya no son tan ciegos como antes a la forma en que se están convirtiendo en relevos de la dominación del Estado”, señala la antropóloga, que ha publicado el libro Mujer ! Vida ! Libertad ! Ecos de un levantamiento revolucionario en Irán (La Découverte, 2023).
“Se puede ser devoto y oponerse a la República Islámica”
Otra evolución observada por la investigadora es que “el apego a los valores tradicionales y a la religión se ha independizado del apego al régimen”. En otras palabras, “se puede estar ligado a los valores tradicionales, ser profundamente religioso y seguir siendo fundamentalmente contrario a la República Islámica”. Tras la muerte de Mahsa Amini, las huelgas de los comerciantes de los bazares iraníes fueron en esta línea.
Los comerciantes y los trabajadores de los bazares, que pertenecen a los estratos tradicionales de la sociedad iraní y tienen fama de ser cercanos al clero, mostraron su apoyo al movimiento de protesta cerrando regularmente sus comercios hasta enero de 2023, lo que permitió que ganara impulso.
En términos políticos, también hay un antes y un después, como la investigadora Chowra Makaremi lo afirma:
La sociedad ha salido de su cáscara de poder. Y, de momento, no ha entrado de nuevo en este marco
Concentraciones espontáneas en la calle, canciones en las escuelas, pintadas en los muros, publicaciones compartidas en las redes sociales… Gracias a la magnitud de las diversas formas de protesta surgidas tras la muerte de Mahsa Amini, los iraníes tomaron conciencia de que eran muchos los que desafiaban a las autoridades.
Ruptura con los reformistas
Los eslóganes de “Muerte a Jamenei” entonados durante las manifestaciones y los dedos de honor apuntados por alumnas a los retratos del Líder Supremo y del ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica, eran llamamientos a un cambio de régimen. Se rompieron tabúes. “Los iraníes se dieron cuenta de que su oposición se había radicalizado”, afirma la investigadora.
“Antes, una cierta forma de protesta, sin cuestionar los fundamentos de la República Islámica, llegaba a través del movimiento político reformista. Sin embargo, ahora tenemos un movimiento que se ha vuelto autónomo”, continúa la investigadora.
Desde este punto de vista, los llamamientos al boicot y la baja participación del 49% en las elecciones presidenciales de junio de 2024, a pesar de la presencia de un candidato reformista en la segunda vuelta, son elocuentes de la ruptura de la opinión pública con el sistema político heredado de la revolución islámica de 1979 y los reformistas que formaron parte de este.
Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz, inicia una huelga de hambre
A los dos años de la muerte de Masha Amini, la premio Nobel de la Paz Narges Mohammadi y otras 33 prisioneras políticas en Irán iniciaron este domingo una huelga de hambre.
“Una vez más, las presas políticas e ideológicas de la prisión Evin han iniciado una huelga de hambre en solidaridad con el pueblo iraní que protesta contra las políticas represivas del gobierno”, informó Narges Mohammadi en su cuenta de Instagram.
Mohammadi, de 52 años, es una de las voces más importantes de la defensa de los derechos humanos en Irán. La premio Nobel de la Paz 2023 ha sido condenada en varias ocasiones desde 2021. Las sentencias suman 13 años y tres meses de cárcel y 154 latigazos, entre otros castigos.
La última sentencia se produjo en junio, cuando fue condenada a otro año de prisión por “propaganda contra el sistema”, por criticar la imposición del velo y llamar al boicot de las elecciones parlamentarias.
Por:Bahar Makooi-France24